A Cenobita... Buenos días, lo primero... Lo que le pasa es que le da asco el cutrerío, se ve en los traste que tiene en su mundo(habitación). Por el tipo de tías que usa para las pajas, por su amor platónico Cyn o cómo se llame. Es un tipo de gustos refinados, un tipo que quiere lo que a él le gusta o si no nada. Me parece bien, es un finolis y hay que respetarlo.
Tiene una idea de las putas muy sucia, como mujeres ajadas, malolientes, feas, soeces, insensibles, bastas, infecciosas. Y tiene razón, pero esas son las que consumimos los pobres porque a la fuerza ahorcan. Pero para un tío como él, y siendo su primera vez, yo le recomiendo cosas como
esta.
A esta no se la ha follado antes un moro, Cenobita, ni ha estado nunca con camioneros y yo ni la he olido el pelo por la calle de pasada. Estas así viven y trabajan a otro nivel, esperando a hombres de gustos elegantes como tú. Con esos precios se pueden permitir el lujo de follar una o dos veces por semana, si haces cuentas es muchísimo menos que lo que folla una casada para mantener la testosterona a raya del mostrenco que trae la nómina a la casa.
Llama, habla con ella, ya su voz te va a poner como un burro cansado (es un refrán, no lo voy a explicar ahora), te dejas llevar, porque será ella la que te diga lo que tienes que hacer, dónde, cuándo, por qué. Ya ahí sentirás su dominio mental. Y cuando la veas por primera vez en persona, bua, chaval, no te vas a creer que eso es para ti, que por fin vas a tocar pelo y encima por la puerta grande. Afrodita corpórea. Te van a sudar las manos, la boca se te va a poner pastosa de la excitación, las pupilas como anoche a Cimmerio, todo tu peso corporal se volverá liviano, como si fueses un zepelín relleno de helio.
Te va a llevar a la habitación del hotel de 4 estrellas donde quede contigo, te va dar un poco de conversación, le vas a pagar, te va a decir que te laves, se duchará y saldrá fresquita y oliendo a rosas frescas. Y entonces, Cenobita, se te acercará y por fin tocaras esa suave piel con tacto divino, seda pura. Mirarás su perfecto cuerpo, con pudor rozarás con el dorso de la mano uno de sus pezones, y pedirás perdón. Ella te dirá que no pasa nada. Y sentirás unas tersuras y unas consistencia de la carne como nunca antes has palpado.
Carnes duras, suaves, brillantes, calientes. Mirada lujuriosa, deseo. Una temperatura corporal que te indicará que el horno está listo para meter el bollo. Y una mezcla de perfume y sudor dulce inguinal.
¿Te imaginas poniendo a esa a cuatro patas y metiendo tu hocico por detrás libando el néctar como un colibrí a 450 pulsaciones por minuto? Y una vez que toques el botón mágico la tendrás postergada a tu voluntad, por muy gordo de mierda que seas, porque ese botón les obliga a someterse al macho. La naturaleza es sabía, pero date prisa porque el efecto no dura mucho. Y verás su cara en tu entrepierna, y su boca abierta queriendo tragarse tu diminuto y otrora esmegmático miembro, y esas décimas de segundo que dura desde que abre la boca hasta que se la mete, no los olvidarás jamás. Jamás.
Luego ya si eso, para aprovechar el servicio puedes decirla que te cabalgue, por follar y eso, pero vamos, lo importante es que esa puta o una de esa categoría y perfección física se te someta como macho con poder que eres, el poder de tu dinero, lo que tanto les gusta y que tú posees. PUTAS.