Llevo toda la noche aquí, lo que pasa es que llevo un morado de tal calibre que no acierto ni a saber qué estoy haciendo.
Bueno, eso y que han venido una banda, o una tuna, o qué sé yo, al bloque para cortejar a alguna moza casadera y los estoy oyendo de fondo cantar con unas guitaras y del pánico de tener tanta gente alegre cerca de mí, me he quedado como paralizado por el odio.
Cuando han llegado y se han puesto a cantar en la calle, frete al portal, todas las putas del barrio asomadas a las ventanas y balcones, putas. Creo, porque yo ni me he atrevido a asomar el hocico no sea que me tilden de marica primaveras. Y luego subiendo por las escaleras y cantando, acojonado estaba, creía que iban a llamar a mi puerta. De verdad, lo he pasado muy mal.