el Barón Dundee
Asiduo
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- 28 May 2003
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Saludos,
me dispongo a realizar una disquisición (o paja mental) sobre lo que se suele denominar "guerra de sexos", que al fin y al cabo no es otra cosa más que la confrontación del entramado de oferta y demanda por parte de dos roles sexuales distintos.
La gente, hablando en plata, lo que busca es "de follá" y está dispuesta a ofrecerse para tal acto si así le apetece. Como comentábais en otro mensaje del foro, cualquier iniciativa humana tiene como objetivo (de forma más o menos directa) saciar el hambre y/o las ganas de folleteo. Lo que sucede es que vivimos en sociedad, en una civilización con unas pautas de comportamiento establecidas como consecuencia de la tradición, la arbitrariedad y el desatino arrastrados y generados a lo largo de siglos. Hay que ver lo rimbombante que me está quedando esto, en fin. Cuando un individuo tiene hambre, el proceso para la consecución de su objetivo está claramente estipulado, incluso existe una posología seguida por la mayoría de la población (tres comidas al día, con lícito picoteo entre medio). No es así en el caso del folleteo. ¿Qué hace un individuo cuando le asalta el gusanillo de hacer guarreridas? Masturbarse está muy bien, pero no deja de ser un sucedáneo de lo que verdaderamente nos pide el cuerpo: acariciarnos y restregarnos con otro individuo (para la ocasión me baso sólo en las relaciones heterosexuales; las homosexuales las desconozco). Ante este deseo y la vía hasta nuestro objetivo entra en juego lo que denominamos "cortejo", que sería el cúmulo de eufemismos de comportamiento que empleamos para la consecución sisuarl. El cortejo suele estar repleto de falta de claridad, escondemos nuestras verdaderas intenciones, intentamos prever las reacciones de la persona apetecible en cuestión para así resultarle apetecible por nuestra parte, nos comunicamos con frases vacías y de relleno, nos ponemos en una actitud excesivamente ofensiva o bien excesivamente defensiva, entramos por la tangente, hacemos suposiciones sobre las intenciones de la otra persona, nos tambalean los esquemas y un complicado etc. ¿No podría ser todo más sencillo y directo (y no por ello carente de tacto y de gracia)?
A mi entender, el cortejo debiera seguir los siguientes pasos:
1.-Establecer contacto verbal (sin pararse a pensar si se nos nota que vamos en busca de folleteo, de hecho cuanto más se nos note mejor, pero siempre de forma distendida y respetuosa).
2.-Establecer complicidad (esto es, fundamentalmente, que la otra persona se dé cuenta de que no somos un gilipollas ni un psicópata).
3.-Acercamiento físico y profundización de la complicidad (es decir, dejar pasar el rato pero pasándolo bien, disfrutando del buen rollito creado)
4.-Evidenciar el deseo sissuarl (queda estandarizado con un buen morreo y un portentoso agarre de cintura).
5.-Proposición de las ganas de caricia y restriegue folletéico (con claridad, que fluya la comunicación, sin dejar lugar a suposiciones de lo que quiere la otra persona, que luego salen a colación términos como "calientapollas" o "calientacoños" y es por falta de comunicación y por "cuentismo de la lechera")
6.-A) Si acordáis que sí, goce del folleteo (otra vez, dejando fluir la comunicación, qué quieres qué quiero, yo te hago tú me haces, que para algo se ha establecido un buen nivel de complicidad)
6.-B) Si es que no, resignación y, si persiste el ánimo folletéico general, buscar a otra persona apetecible.
(Qué fácil es teorizar y qué alejada queda la praxis)
Un saludo, foreros.
me dispongo a realizar una disquisición (o paja mental) sobre lo que se suele denominar "guerra de sexos", que al fin y al cabo no es otra cosa más que la confrontación del entramado de oferta y demanda por parte de dos roles sexuales distintos.
La gente, hablando en plata, lo que busca es "de follá" y está dispuesta a ofrecerse para tal acto si así le apetece. Como comentábais en otro mensaje del foro, cualquier iniciativa humana tiene como objetivo (de forma más o menos directa) saciar el hambre y/o las ganas de folleteo. Lo que sucede es que vivimos en sociedad, en una civilización con unas pautas de comportamiento establecidas como consecuencia de la tradición, la arbitrariedad y el desatino arrastrados y generados a lo largo de siglos. Hay que ver lo rimbombante que me está quedando esto, en fin. Cuando un individuo tiene hambre, el proceso para la consecución de su objetivo está claramente estipulado, incluso existe una posología seguida por la mayoría de la población (tres comidas al día, con lícito picoteo entre medio). No es así en el caso del folleteo. ¿Qué hace un individuo cuando le asalta el gusanillo de hacer guarreridas? Masturbarse está muy bien, pero no deja de ser un sucedáneo de lo que verdaderamente nos pide el cuerpo: acariciarnos y restregarnos con otro individuo (para la ocasión me baso sólo en las relaciones heterosexuales; las homosexuales las desconozco). Ante este deseo y la vía hasta nuestro objetivo entra en juego lo que denominamos "cortejo", que sería el cúmulo de eufemismos de comportamiento que empleamos para la consecución sisuarl. El cortejo suele estar repleto de falta de claridad, escondemos nuestras verdaderas intenciones, intentamos prever las reacciones de la persona apetecible en cuestión para así resultarle apetecible por nuestra parte, nos comunicamos con frases vacías y de relleno, nos ponemos en una actitud excesivamente ofensiva o bien excesivamente defensiva, entramos por la tangente, hacemos suposiciones sobre las intenciones de la otra persona, nos tambalean los esquemas y un complicado etc. ¿No podría ser todo más sencillo y directo (y no por ello carente de tacto y de gracia)?
A mi entender, el cortejo debiera seguir los siguientes pasos:
1.-Establecer contacto verbal (sin pararse a pensar si se nos nota que vamos en busca de folleteo, de hecho cuanto más se nos note mejor, pero siempre de forma distendida y respetuosa).
2.-Establecer complicidad (esto es, fundamentalmente, que la otra persona se dé cuenta de que no somos un gilipollas ni un psicópata).
3.-Acercamiento físico y profundización de la complicidad (es decir, dejar pasar el rato pero pasándolo bien, disfrutando del buen rollito creado)
4.-Evidenciar el deseo sissuarl (queda estandarizado con un buen morreo y un portentoso agarre de cintura).
5.-Proposición de las ganas de caricia y restriegue folletéico (con claridad, que fluya la comunicación, sin dejar lugar a suposiciones de lo que quiere la otra persona, que luego salen a colación términos como "calientapollas" o "calientacoños" y es por falta de comunicación y por "cuentismo de la lechera")
6.-A) Si acordáis que sí, goce del folleteo (otra vez, dejando fluir la comunicación, qué quieres qué quiero, yo te hago tú me haces, que para algo se ha establecido un buen nivel de complicidad)
6.-B) Si es que no, resignación y, si persiste el ánimo folletéico general, buscar a otra persona apetecible.
(Qué fácil es teorizar y qué alejada queda la praxis)
Un saludo, foreros.