Podría defenderme diciendo que culazo es tan sólo una palabra, una simple descripción física que la intención del lector contamina con deseos antinaturales. Pero estaría mintiendo, no soy inocente, busco algo más, porque culazo tiene una profundidad semántica mucho mayor: es la rebeldía, la libertad, la reivindicación de nuestra masculinidad. Donde otros ven algo inquietante, inapropiado, la puerta abierta a una posibilidad de...yo veo la restauración del equilibrio perdido, la recuperación del lenguaje en toda su riqueza y extensión. Cojo un diccionario con las dos manos, lo elevo hacia el cielo, y os grito "¡tenemos derecho a decir culazo"!"
¿Trata usted con mujeres? Yo sí, en vivo y en directo y a través de los medios audiovisuales. Entonces comprobará como su verborrea incesante no escatima elogios hacia sus iguales. No ahorran ni piropos ni hipocresía, no se guardan ningún adjetivo, no son avaras con los parabienes cuando existe armonía entre su buen gusto y lo que sus ojos ven. Observan con detallen, calibran cada pliegue, cada protuberancia, cada esquina que sobresale o se echa en falta. Y una vez establecido un juicio lo comparten sin pudor. "Vaya cuerpazo que tiene fulanita" "Maja tu es que tienes un culazo (si,si, culazo) estupendo" "Hija mía, vaya tetas que tienes, se te van a salir del escote" Se galantean como enamoradas, comprueban la turgencia, el volumen y la exactitud de las medidas de sus congéneres.
Mi culazo, mi halago a Zeus Tous, va más allá de lo que el forero medio identifica como una lisonja amanerada. Yo quiero que ese culazo, sea también el vuestro, porque vuestro es el derecho a disfrutar de unos glúteos musculados, turgentes, ebúrneos como fustes clásicos. Vuestro es el derecho a llamar pollón al apéndice genésico de Nacho Vidal, hercúleo querubín al protagonista de Crepúsculo, helénica deidad a Jon Kortajarena. Vuestro es el derecho a entusiasmaros con la belleza juvenil, con el poso de la madurez, con los torsos refulgentes de los atletas. Mi causa es vuestra causa, mi descaro, mi falta de prejuicios, el primer paso hacia una sincera y viril fraternidad.