Sobre las prácticas, antes de empezar firmas un contrato donde se estipula lo que vas a cobrar. Yo, por ejemplo, no cobré nada por hacerlas, y estuve seis meses haciendo 20 horas a la semana, pero son obligatorias para sacarse la carrera, así que contra eso poco hay que hacer. Yo al menos conseguí que se decidieran a pagar un mínimo para costes de gasolina, pues en mi caso, el centro donde fui está donde Cristo dio las tres voces, y poca gente se apunta allí por eso, porque lo que son las prácticas en sí yo creo que es uno de los lugares más activos e interesantes actualmente donde hacer prácticas.
En mi centro de trabajo también acogemos a gente de prácticas. Empezamos con chavales tipo Caótico, que venían de hacer unos talleres de reinserción social y laboral, no cobraban nada, pero siendo el hotel como es, algunos tuvieron la oportunidad de ser contratados para la temporada de verano. Hace dos años empezaron a venir becarios del Grado de Turismo y de la Escuela de Hostelería, y este año ya lo hemos ampliado a becas internacionales y vienen para aprender de la cocina, la sala y la recepción. A estos últimos se les da alojamiento y comida, y un sueldo mínimo para gastos. desde luego no les hace falta de nada y los tratamos bien. También tenemos en el restaurante una chavala borderline que está haciendo un curso de hostelería para downs y a la que le pagan poquito, pero le pagan. Con ella trabajamos diferente, porque no es solo enseñarle el funcionamiento de la sala, es sobre todo (en realidad había puesto sobre todo junto porque soy un subnormal) intentar que interaccione con los clientes (le daban ataques de ansiedad solo de pensar en tener que dar los buenos días) y que se suelte un poco en cuanto a las relaciones sociales se refiere. Cuando hay faena es una jodienda tener que estar pendiente de que no le dé un jamacuco, pero con paciencia hemos conseguido hasta que entre en cocina y marche un vale. Y a veces hasta que sonría. Un día la vimos hablando con unos clientes, vale que solo susurraba monosílabos, pero al menos no agachó la cabeza ni se fue corriendo chillando, y eso nos enorgulleció profundamente.
Así que sí, somos todos una pandilla de hijoputas explotados que a su vez explotan, tal y como nos enseñaron las putas de nuestras madres y los maricones de nuestros padres 8-)