¿Protegerlas de qué exactamente? Cuando salgo con una mujer me preocupo de que llegue a su casa viva y de una pieza tal cual salió de ella. Ah, y si hubiera sexo, pues nos protegeríamos también, claro, no fuera a ser el demonio que... ¿Hace falta también emular a Kevin Costner en El Guardaespaldas y llevar una magnum camuflada en la chaqueta?
¿Debo preocuparme de si va sola por ahí de noche? Si está conmigo, estaré para acompañarla, pero si no, ¿que voy a hacer? ¿Le pongo un localizador GPS y miro a ver dónde se mete la susodicha por las noches? Igual me llevaba una sorpresa y todo. De todos modos, no creo que el hecho de ser mujer les impida usar el sentido común para saber por dónde no deben ir a según qué horas. A las malas, deberían saber que también existen unos automóviles de servicio público, denominados taxis, que los llamas por teléfono, te recogen donde les digas y te llevan donde haga falta.
¿Preocuparme de si se pone a llorar? Eso sí que tiene gracia. Su llanto puede deberse a algo tan dramático como la rotura de una uña. Vamos, no fastidies. Como mucho, ofrezco un Klinex, si tengo. Hubo un tiempo en que me enternecía ver a una mujer llorar, pero luego me di cuenta de que casi siempre era por tonterías, por cosas absurdas fuera del alcance de mi entendimiento, o incluso lágrimas de cocodrilo, más falsas que un euro de madera, con el fin de sacar algo mediante chantaje emocional.
Eso de que el novio deje tirada a su chica estando por ahí de fiesta está muy feo. Yo lo he visto, pero cuando era un ingenuo teen y salía por entornos de teens. Entonces, alguna vez vi al novio malote de turno darle un par de hostias a su jumenta, largándose él y quedándose ella llorando sentada en la acera. Escenas así me entristecían mucho y me decía a mí mismo que jamás haría yo algo así. Ahora ya no veo escenas de esas, pues salgo poco y evito los sitios donde van demasiados mocosos. Si volviera a ver ahora escenas como esas sentiría la más absoluta indiferencia pues cada cual conoce con qué clase de gente se junta. Eso sí, sigo sin verme como protagonista de algo así.
Es verdad, siento que he perdido buena parte de mi caballerosidad con las mujeres. Pero más que nada es debido a algún que otro desmán que ellas me han hecho al sacar a relucir esta poco valorada cualidad. Para terminar, me remito a las letras sobre fuego de mi firma.
Perdón por el "tetabrick". Me sentó mal la cena y no podía dormir.