Dicen que lo que te hace dudar a la hora de soltar el puñetazo es falta de confianza en uno mismo. Un maestro de artes marciales me dijo que en el fondo de lo que se trataba era de falta de humildad. Supongo que se trata de ver las cosas desde otro punto de vista, porque en un primer momento es difícil comprender las palabras del maestro.
Al Oriente más inescrutable se llega (hay una vía) a través de las hostias y el shock selebral.
Yo no sé lo que le quiso transmitir aquel maestro kunfú, pero cualquiera que haya practicado un arte marcial, o incluso el boxeo, se hace consciente de lo difícil que es para un ahostiador medio (falta de confianza) humillar a otro ahostiador igual a uno mismo.
Con esa violencia "te mides" y mides a los demás, es un "patrón oro" que te sitúa muy bien (normalmente humildemente) en el Mapa de las Hostias.
De la misma manera, si uno llega a saber dónde está en ese mapa, y se sabe con mayor poder y técnica "ahostiadora" que otros, lo normal es que ni contemple el uso de la violensia con otros más humildes, por las consecuencias no ya legales, sino vitales y morales que ello acarrea. Y con los superiores, tampoco, porque hay premios en cualquier lugar.
He trabajado con gente bastante violenta que su primer impulso era ese, el de pegar, y en general me molestaba bastante porque eliminaba cualquier otra posibilidad de resolver el problema. Un vez entras en el camino de la violencia ya no hay otro posible.
Yo también trabajé, en trabajos honrados pero nocturnos, a veces expuesto al público, con este tipo de gente, normalmente del Este.
A pesar de mi labor como tapón antiviolencia, no pocas veces terminaba la cosa con un conpañelo ruso ajustándose fría y cuidadosamente la corbata mientras parloteaba en un inglés macarrónico "en mi país, a este tipo de gente, le puedes poner la cara de todos los colores que quieras , pero aquí... y hacía el gesto de llevar las manos atadas
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Ahí es cuando uno comprende bien que la violencia es ante todo, un lenguaje.
El lenguaje más primitivo, ancestral, instintivo, automático, ecuménico, global, que no se pasa de moda ni de época, y hay gente que sólo entiende ese idioma.
Por cierto, y de ese tipo de gente es de la que se está llenando el país, gente que habla el idioma que nosotros ya habíamos olvidado.
Y lo vamos a recordar a palos.
La violensia puede ser virtuosa.