Hace más de una década se hizo un censo basado en los microchips identificativos en cada registro autonómico. Nunca me pidieron ninguna tasa adicional desde la administración pública. Para prevenir el hacinamiento sí se controla que no puedas tener más de un número de animales como titular, al no poder atender sus necesidades etológicas, aunque las asociaciones suelen falsificar cuantos tienen en catálogo.
En cambio, sobre la seguridad social para una veterinaria que no sea plenamente privada, es una necesidad urgente. No hay ética en el gremio veterinario, son timadores sin escrúpulos que siempre inician los diagnósticos con pruebas absurdas para sacarte una tajada inicial de al menos 100 euros, después te van sableando mientras fingen que no saben qué patología padece el animal, con tratamientos atrasados que son meramente sintomáticos, eludiendo ir a las causas de fondo en la anamnesis, pierden tiempo crítico para dejar que se agrave el estado de salud y aprovecharse de la desesperación de la familia para exprimir sus ahorros.
Dejan morir a los animales de quien no puede pagar el coste de tratamientos incluso si son conscientes de que es a vida o muerte. Temerarios matasanos que aseguran no temer represalias ni denuncias en las redes sociales porque destruyen pruebas o tratan de comprar voluntades con descuentos sobre la facturación mientras no se publique nada. Son eugenistas sin remordimientos que se basan en la superpoblación de animales domésticos para justificar los sacrificios, el abandono de las mismas asociaciones que dicen ser protectoras y actúan en connivencia en pactos de impunidad por negligencias veterinarias.
Considero que los hospitales veterinarios de las universidades públicas no deberían recibir ni un céntimo de dinero del erario público, entre el presupuesto del ministerio de educación y ciencia, pues dejan morir exactamente igual que cualquier veterinario privado si no pagas todo por adelantado, el dinero va primero, la vida en un segundo plano, total son animales... "hazte con otro", "muerto al hoyo, vivo al bollo", que hay superpoblación entre el negocio de los criadores sinverguenzas y los que tienen camadas de forma irresponsable, tanto en las comarcas rurales como entre los burgueses urbanitas.