Ya me extraña que no haya hilo de esto. Para el que no sepa la historia, los de arriba son (mejor dicho, eran) una feliz pareja de Valencia; él, ingeniero, trabajador y serio; ella, una enfermera que atendía con amor y delicadeza a sus pacientes.
Pues resulta que mientras Antonio llevaba una existencia plácida al lado de su mujer, ésta aprovechaba que trabajaba de noche para hacer alguna salida nocturna con amigas o follarse a alguno de sus amantes.
El pobre Antonio, que no tenía bastante con aguantar una cornamenta considerable, va y muere en un atraco en el garaje de su casa. De buena mañana, al ir a sacar el carro justo una de las pocas veces que lo había dejado en el garaje.
La pobre Maje llora desconsolada en el entierro, pero pronto se le pasa el arrechuche y vuelve a ser la Maje de siempre, planeando la próxima noche de lokis con sus amigas.
Pasa que la policía es tonta, pero ella lo es más, y algo huele a podrido en la historia. Al pobre Antonio no le roban nada en el misterioso atraco, ese atraco en un garaje al que solo se accede con llave y cuya puerta está sin forzar. Pero Maje tenía coartada, había pasado la noche en casa de uno de sus amantes. Aquí entra en escena el forero máximo:
Salva, celador y compañero de trabajo de Maje, otro de sus amantes aunque, según ella en declaraciones a la policía, solo se la mamaba porque no le atraía mucho. Este pobre diablo, loco de amor por su Maje, de la cual guarda sus cartas de amor siempre en su mochila, decide quitar del medio al ingeniero para que deje volar a su amada libre. Compra un cuchillo cebollero y, con una llave que le da Maje, espera en el garaje a su marido y le mete ocho puñaladas.
Pero tras este acto de amor, Salva llama a un amigo policía para que le cuente cómo va la investigación y se entera de que su amada Maje yace con otro hombre, con el que pasó la noche de autos.
Pero a Salva le da igual, le dice que lo que quiere es que sea feliz, aunque sea sin él. Y cuando la policía les pilla asume absolutamente la responsabilidad y niega que ella sea la inductora. Menudas mamadas tenía que hacer...
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