A la gente joven los regalines les importan un cagao. Cuando se los das muestran, o fingen, gran emoción, pero a los dos días como si se los come el perro. Suelen ser desagradecidos, en el fondo, porque no saben lo que cuestan las cosas. No tienen valor económico ni sentimental para ellos.
Las zapas estarán por ahí cogiendo polvo, ya que no le entran. Y como la tía, en el fondo, es una desagradecida que ni siquiera sabe cuánto hay que trabajar para pagarlas, y que le da tremenda pereza interactuar con el sujeto que se las regaló, se van a pudrir en el trastero, salvo que algun día las vea y cuando vaya a tirarlas su madre piense que es mejor donarlas a los desamparados.
No sé de qué andáis hablando, pero como veo que el tema no avanza yo aventuro la suerte que va a correr el calzado.