stavroguin 11
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Poco que decir acerca de partos, nacimientos, cosas que cambian la vida y mierdas de ese tipo. Solo apuntar a que conozco un par de mujeres bastante atractivas a las que los maridos no volvieron a tocar después del parto. Y no me extraña, con las asociaciones que deben dejar chochos desgarrándose hasta la puerta de Sartenes y flujos malolientes varios.
En lo de conducir, o mejor, lo de no conducir si que puedo hablar ex cathedra.
Una mezcla de desidia, malos presagios, hastio vital y proyección a otros intereses me hizo diferir lo de sacarme el carnet hasta los 46. Menos de 5 años como conductor y un profundo arrepentimiento de no haberlo hecho mucho antes.
La verdad es que en muchas ocasiones me sentía como un adulto incompleto a la hora de repartir turnos de conducción en un viaje. O como un bulto inoportuno al que alguien tiene que ir a recoger. O como un pringado de edad que tenía que ir a la playa en bus rodeado de adolescentes gritones. Como un outsider que mira desde el andén de RENFE como todos se suben a su comodo coche. Como el que no conocía sitios a los que todos accedían por no haber medio de transporte. Curiosamente no me perjudicó a la hora de follar, y unas cuantas abatieron el asiento de su bólido para comerme la polla con fruición.
Tras una transición con un Mondeo de segunda mano, que sufrió todos los golpes de chapa y roturas de embrague de la curva de aprendizaje, ahora miro el mundo desde el confort de un flamante coche de gama alta, que me da toda la libertad que necesito y me permitió incluso un cambio de destino laboral imposible de haber sido peatón. Devuelvo todos los favores que puedo a los que antes me llevaban y procuro ser siempre el que haga el transporte al que no dispone de vehículo, en justa reciprocidad con el pasado. El mundo al que accedo se ensanchó como después de un Big Bang y la libertad de la que disfruto me hace inimaginable mi estatus anterior, consultando horarios de buses y trenes y localizando taxis día tras día.
En lo de conducir, o mejor, lo de no conducir si que puedo hablar ex cathedra.
Una mezcla de desidia, malos presagios, hastio vital y proyección a otros intereses me hizo diferir lo de sacarme el carnet hasta los 46. Menos de 5 años como conductor y un profundo arrepentimiento de no haberlo hecho mucho antes.
La verdad es que en muchas ocasiones me sentía como un adulto incompleto a la hora de repartir turnos de conducción en un viaje. O como un bulto inoportuno al que alguien tiene que ir a recoger. O como un pringado de edad que tenía que ir a la playa en bus rodeado de adolescentes gritones. Como un outsider que mira desde el andén de RENFE como todos se suben a su comodo coche. Como el que no conocía sitios a los que todos accedían por no haber medio de transporte. Curiosamente no me perjudicó a la hora de follar, y unas cuantas abatieron el asiento de su bólido para comerme la polla con fruición.
Tras una transición con un Mondeo de segunda mano, que sufrió todos los golpes de chapa y roturas de embrague de la curva de aprendizaje, ahora miro el mundo desde el confort de un flamante coche de gama alta, que me da toda la libertad que necesito y me permitió incluso un cambio de destino laboral imposible de haber sido peatón. Devuelvo todos los favores que puedo a los que antes me llevaban y procuro ser siempre el que haga el transporte al que no dispone de vehículo, en justa reciprocidad con el pasado. El mundo al que accedo se ensanchó como después de un Big Bang y la libertad de la que disfruto me hace inimaginable mi estatus anterior, consultando horarios de buses y trenes y localizando taxis día tras día.
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