I: OBERTURA: PRESENTACIÓN DE TRAMA Y PERSONAJES ETC...
physicx se despertó en medio de una oscuridad fría y silenciosa como un pozo. Había pasado casi toda la larga noche en vela, sumido en malos presagios que envenenaban su sangre, sintiendo en cada momento la irregularidad de su pulso.
En las últimas semanas había sufrido un particular infierno, sumergido en un cenagal de amargo resentimiento. Incluso le habían diagnosticado un cuadro de depresión suicida y paranoia.
Pero todo eso estaba a punto de cambiar. Pronto daría rienda suelta a toda su violencia reprimida. Hosco y taciturno, se quedó sentado, sin comer, sin beber, sin fumar, limpio y vacío, y esperando a que llegara la hora de matar sediento de sangre.
physicx estaba ya harto de tanto cuento y decidió acabar con todo de una vez. Hombre a hombre. Era la hora de “a-ver-quien-mea-más alto”. Iría a la 1ª QDD de PL para la vendetta.
(Venía de una tierra donde el sol quema duro y baja despacio; tenía la piel curtida por la intemperie y parecía pendenciero, de la clase de hombres que sería los primeros en verter sangre en cuanto estallara el conflicto. Su semblante eran tan duro como la piedra y su miradas amenazantes como si siempre estuviera al borde de un ataque de cólera –que tenía cara de estaroliendo mierda, vamos- )
Se dirigió a su habitación y rebuscó en el equipaje. Entre las pastillas para la impotencia, la incontinencia y la artritis, polvos para las ladillas, crema para las almorranas, ungüento para las escoceduras de pañales y extracto de tiroides, encontró lo que buscaba.
Dejó la pistolita del 22, la Beretta de calibre 380 y el fusil de asalto M-16 y se llevó la Smith & Wesson, la Mack 10 y el Mágnum 357.
Hacía pegajoso y las moscas zumbaban a lo largo de la serpenteante carretera mientras iba al encuentro de mundele, nako, ILG y sus secuaces, en la furgo VW.
Entró en sucio local y le golpeó el olor a tabaco y sudor. En la radio sonaba (alguna mierda indie tipo Clark Gable) mientras varios tipejos tomaban esos meados con una rodaja de lima en la parte de arriba y otros trataban de liar canutos, pero los papeles estaban demasiado húmedos y se deshacían entre los dedos.
Esa mañana estaba deseoso de matarles, pero ahora no se acostumbraba a la idea de asesinar a docenas de machitos egoístas y chupapollas a sangre fría. Y eso sin contar a todos los gafes que también caerían durante el jaleo.
Aun así, no podía dejar pasar esta oportunidad única de barrer a ese montón de odiosos tarados en un solo e imponente baño de sangre. Además sólo tenía que observarles para que la airada sangre que corría por sus venas le azulease las sienes, y dolorosos latidos le asaeteasen la cabeza.
Allí estaban casi todos. Le asombraba la cantidad de subnormales enganchados a esa mierda. Mundele, sentado en su trono de los helados se frotaba sus ávidas garras mientras maquinaba; Carlos Mandoni, lanzando lascivas miradas a los traseros de las jovencitas, junto a ILG y demás, tomándose unas cañas y fumándose unos porros.
Cerdos repugnantes, hinchados de vida y salud, pisoteando los derechos de los que han corrido otra suerte. Abajo los querría ver, en las calles donde los hombres son hombres, la vida es dura y no hay papel higiénico suave.
Pronto, sobre esos necios patanes caería su rabioso brazo ejecutor golpeando salvajemente, terminando con el más mínimo hálito de su humillante y patética vida; arrasando y pisoteando su inframundo alienante y deprimente.
De una esquina le llegó una altisonante cháchara sacerdotal, en una especie de tono levemente pontifical, dos voces que sonaban como charlas de tralalí tralalá, parrafadas de conciencia en plan teatral y obsesivo. Solo se interrumpían el tiempo suficiente para tomar un trago de bebida y devorar las tapas con fruición, esparciendo migas en su regazo y en el suelo.
Diooss, que asco… esos dos debían ser JD y percutador. Notó de nuevo la presión en las venas al escuchar las sandeces que salían de sus bocas, sintiendo como sus glándulas inyectaban adrenalina a todo su organismo; deseando con toda la furia y odio de que era capaz que un cometa fulminase el local y que la muerte se llevase a aquel hatajo de cagones que se dedicaban a putearle…