El Camuñas:
63 años de hijoputismo visceral repartidos entre la celda de Carabanchel, el cajero techado del cajero Cajamadrid junto a la Plaza Mayor de Fuenlabrada y el coño de su madre. Peligroso y desequilibrado. Le pides fuego y te escupe a la cara, le pides la hora y se baila la yenka sobre tu cabeza. Eso sí, como te pida unos durillos y se te ocurra decirle que no llevas suelto, se cagará en tu árbol genealógico hasta llegar a la Edad Media y te echará un mal de ojo que ríte tú de la mirada del Dioni.