Mi idea inicial no era salir solo. Llamé a varios colegas para intentar organizar algo pero no hubo manera y como no quería quedarme en casa me animé. Ya hace un par de semanas estuve a punto de hacerlo, pero me venció la pereza, lo extraño que me parecía. Lo más difícil fue ponerme en marcha.
Una vez metido en la ducha me pareció que la cosa se puso más fácil, ya había arrancado, el primer escollo estaba salvado. Justo antes de salir por la puerta de casa, una última duda me asaltó: "¿Qué haces?, ¿Dónde vas? Tienes bebida en casa, ¿para qué salir?". Pero lo hice. Con los dos pies ya en la calle se despejaron todas las dudas. Increíblemente no había un comando de abucheadores esperando para hacer escarnio de mí, estaba todo como se podía esperar de una noche cualquiera, como no podía ser de otra manera. Y de ahí a mi primera y única parada planificada.
Madrid, zona Tribunal, Malasaña, uno de los pocos bares de toda la vida que quedan y van sobreviviendo, superviviente, por lo menos un año más, a la extinción de la renta antigua. Bar con fotos de platos combinados en las paredes, ofertas de tortilla de patatas gratis si pides 20 minis de kalimotxo, calendario con tía en pelotas y un escudo del puto madrid, único detalle que nunca me ha gustado del sitio pero que puedo obviar. Sin embargo, justo ayer, algo que no había estado nunca ahí me dio ánimos: un pequeño banderín del Atleti colgaba de un azulejo. "A mí no me jodas, esto es una señal", pensé. El bar es bastante estrecho y pequeño y aunque no estaba petadísimo sí había gente, así que me tuve que colocar en la barra, pegado casi a la puerta de entrada y salida. Me pedí mi primera copa.
De toda la vida las copas me duran poco. No puedo tener una en la mano y no beber. Además, si se me acaba una tengo que pedir otra. Sin embargo ayer no podía ser así o el ciego podía ser considerable. Bebí poco a poco, fijándome en la gente y me di cuenta de lo que ya habías comentado aquí, que la gente no se fija en ti. Van en sus grupos hablando de sus movidas. Claro que hay momentos en los que alguien te mira, pero igual que si estás acompañado. Es posible incluso que pensaran, mira éste, que está solo, pero nadie hacía un gesto de desaprobación. Estuve hablando un rato con el camarero tranquilamente y tras otra copa más y una hamburguesa me fui.
El segundo bar al que fui ya era de copas, con música rock. Entré y estaba casi vacío, un grupo de chavalas de pie, otro grupo de cuatro pajilleros sentado y alguna pareja suelta. Otra vez a barra y otra copa. Pensaba en mis cosas y miraba el local. Sí me preocupaba aparentar ser un acechador así que intentaba estar relajado y despreocupado. Realmente es como quería estar, pero siendo la primera vez uno no sabe que comunicación no verbal está enseñando al mundo. De nuevo la gente pasa de ti. Llegaron grupos, otros se fueron y como si nada.
El tercer garito al que fui entré de rebote. Mientras andaba por la calle me acordé de uno al que fui no hace mucho, pero al pasar por la puerta vi que estaba completamente vacío, así que me metí en el de al lado, uno de los clásicos de la movida madrileña. Aquí ya había más ambiente de fiesta. Empecé igual, barra y copa. Como este bar es más grande decidí no quedarme en la barra. Me metí hacia adentro, más o menos a mitad de local, donde podía verlo casi entero. Aquí si que notaba que me miraban más, sobre todo chicas. Con una en particular crucé la mirada varias veces y sí que me pareció que se fijaba más en mí. Llevaba un tatuaje de flores bastante grande en la espalda y me empezó a dar cierto morbo. El tema es que ni ella ni yo nos acercamos. Quizás ella ni quería, vete a saber. A veces uno se imagina cosas que no son. Al final se terminó marchando con su grupete.
Cuando dieron las dos decidí irme a casa. Me podía haber tomado otra copa más pero me di por satisfecho con la nueva experiencia. No sé si lo volveré a a hacer, la verdad es que prefiero quedar con colegas, pero por lo menos sé que un momento dado soy capaz de ir solo. Como dije en el post anterior la temperatura me ayudó a decidirme. Es mucho más fácil ir pensando en que sitio quieres entrar sin frío o lluvia. Incluso en un momento dado estuve a punto de comprarme una yonki lata y bebérmela tranquilamente en la calle, cosa que no haría ni de coña en invierno.