Salir solo a un museo, de compras, a la peluquería, a apedrear perros... sí. Salir solo a tomar una copa... sólo si quieres ligar.
Recuerdo este verano, un día en el que no tenía a nadie para salir, todos estaban trabajando, o madrugaban al día siguiente. Decidí salir sola a tomarme un helado de medio litro de vaini-cookies con chocotrufa. Ir a un bar a por una copa se me antojaba algo demasiado trabajoso para mi poca soltura social. De hecho, cuando estoy en un pub y mis amigos van al baño dejándome sola lo paso francamente mal. ¿Se sigue bailando si se está solo? ¿Se bebe y fuma para tener las manos ocupadas? ¿Se coge el móvil, se mira al horizonte?
Total, que me siento en la mesa con mi helado. Pasan cinco minutos, diez. Y las diez personas que había en la mesa de al lado deciden hacerme compañía, porque han visto que estaba sola. Y no entienden que prefiero seguir así. Soy antipática y amargada por ello. Y he de inventar la excusa de que mi compañía se retrasa para no parecer que ... estoy sola.
Y si por Albacete salgo yo sola a tomarme una cerveza, al día siguiente los diarios hablan del suceso. Y la gente, conocidos, que te vean... dirán: mira, ha discutido con los amigos o el novio y la han dejado sola. O: mira, va a ver qué caza por ahí. Será guarrilla...