stavroguin 11
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Se leen tantas subnormalidades en este hilo que uno, en su calidad de ex-putero (nos hacemos mayores), no sabe por dónde empezar.
Pues voy a hacerlo con la metáfora del restaurante...
-Hola, Manolo, ¿de donde vienes tan sonriente?
- Pues del restaurante Alameda, pedazo de chuletón de buey y botella de Rioja entre pecho y espalda. 50 lereles, pero que calidad.
- Tú eres un perdedor y un pringado. Pagar 50 euros, cuando yo allí como gratis
-????
-Te lo explico. Yo soy amigo del dueño: durante semanas voy por allí, le doy rollo, le pago vinos, le doro la píldora y lo pelotilleo. Es un individuo prepotente, egoísta, pesado, aburrido, hay que aguantarle caprichos y desplantes. Pero al cabo de 4 meses me invita un día a comer gratis. Bueno, no chuletón gallego o de Kobe, me pone uno de vaca vieja lleno de nervios, pero yo como gratis, no como tú, perdedor.
Me jugaría mi modesto patrimonio a que casi todos los hombres antiputeros de este hilo tienen una característica común: nadie pagaría 20 euros por follarse a su pareja si estuviese en la barra de un puticlub. Como nadie los pagaría tampoco por follarse a la gorda con ínfulas a la que las preclaras mentes que en su día entregaron el timón de este foro al calvo de mierda nombran como sucesora, sin duda con el propósito de eutanasiar las pocas cenizas que dejó aquel cretino. Putalocura empoderando mujeres, claro que sí.
Escapar de un mercado inflacionario, en el que se paga oro por bosta de vaca, en el que se pone a prueba el último gramo de nuestra paciencia, jugando además contra el comodín de la denuncia falsa, para pagar las cosas al precio que valen, y encontrarse un sanedrín de individuos supuestamente inteligentes y sanamente misóginos con los mismos argumentos que podrían salir del pozo de las Towandas, Doleras e Irantzus, provoca, eso sí, un asco tan invencible que no se podría contrarrestar con media tonelada de antiemético.
Ellas: las que comen pollas de porteros de garito por una bolsa, las que llegan a casa besando a sus hijos con la lefa del compañero de trabajo malote aún fresca en los labios, las que no son inmorales porque no saben lo que es la moral, las que atufan el aire cada X días con sus insoportables efluvios de menstruación revenida, las que exhiben sin pudor su indigencia intelectual, las que mienten con la misma facilidad con la que abren un grifo, las que escriben cartas de amor a asesinos convictos, las que se pasaron 3000 años limpiando suelos y tuvieron que esperar a que viniese un hombre a ponerle un palo al trapo para inventar la fregona, toda esa basura juzgando vidas ajenas y hablando de ascos, claro que sí.
Me cagó en toda su puta estampa y en la de los hijos de puta que las comprenden.
Pues voy a hacerlo con la metáfora del restaurante...
-Hola, Manolo, ¿de donde vienes tan sonriente?
- Pues del restaurante Alameda, pedazo de chuletón de buey y botella de Rioja entre pecho y espalda. 50 lereles, pero que calidad.
- Tú eres un perdedor y un pringado. Pagar 50 euros, cuando yo allí como gratis
-????
-Te lo explico. Yo soy amigo del dueño: durante semanas voy por allí, le doy rollo, le pago vinos, le doro la píldora y lo pelotilleo. Es un individuo prepotente, egoísta, pesado, aburrido, hay que aguantarle caprichos y desplantes. Pero al cabo de 4 meses me invita un día a comer gratis. Bueno, no chuletón gallego o de Kobe, me pone uno de vaca vieja lleno de nervios, pero yo como gratis, no como tú, perdedor.
Me jugaría mi modesto patrimonio a que casi todos los hombres antiputeros de este hilo tienen una característica común: nadie pagaría 20 euros por follarse a su pareja si estuviese en la barra de un puticlub. Como nadie los pagaría tampoco por follarse a la gorda con ínfulas a la que las preclaras mentes que en su día entregaron el timón de este foro al calvo de mierda nombran como sucesora, sin duda con el propósito de eutanasiar las pocas cenizas que dejó aquel cretino. Putalocura empoderando mujeres, claro que sí.
Escapar de un mercado inflacionario, en el que se paga oro por bosta de vaca, en el que se pone a prueba el último gramo de nuestra paciencia, jugando además contra el comodín de la denuncia falsa, para pagar las cosas al precio que valen, y encontrarse un sanedrín de individuos supuestamente inteligentes y sanamente misóginos con los mismos argumentos que podrían salir del pozo de las Towandas, Doleras e Irantzus, provoca, eso sí, un asco tan invencible que no se podría contrarrestar con media tonelada de antiemético.
Ellas: las que comen pollas de porteros de garito por una bolsa, las que llegan a casa besando a sus hijos con la lefa del compañero de trabajo malote aún fresca en los labios, las que no son inmorales porque no saben lo que es la moral, las que atufan el aire cada X días con sus insoportables efluvios de menstruación revenida, las que exhiben sin pudor su indigencia intelectual, las que mienten con la misma facilidad con la que abren un grifo, las que escriben cartas de amor a asesinos convictos, las que se pasaron 3000 años limpiando suelos y tuvieron que esperar a que viniese un hombre a ponerle un palo al trapo para inventar la fregona, toda esa basura juzgando vidas ajenas y hablando de ascos, claro que sí.
Me cagó en toda su puta estampa y en la de los hijos de puta que las comprenden.
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