Temporada 4 terminada.
Puedo decir que estamos ante lo mejor que hemos visto de
Stranger Things desde la insuperable e irrepetible primera temporada.
Vale cada dólar que se han gastado en ella. Factura técnica brutal e impecable.
La escena del
Master of Puppets ya forma parte de la historia de las series.
Una temporada que va de menos a más. Más terrorífica, más adulta.
Es una temporada larga, de capítulos, los más cortos, de hora y cuarto, rematada por un episodio final que en realidad es una película de dos horas y 22 minutos. Pero los capítulos se pasan volando. Son largos, pero no te enteras.
La serie sólo se ve manchada por la obligatoriedad de la cuota LGTBIQ+ que en esta serie, más que en ninguna otra, no pinta nada.
Lo de la chavala, Robin, que ya viene de la tercera, canta, pero es más llevadero. Pero lo que han hecho con el personaje de Will es delito. Una temporada donde está en juego el fin del mundo pero en la que Will se la pasa todo el rato buscando que le hagan casito porque es "diferente" y ahora está enamorado de su amigo Mike, soltando además unos discursos-mítinies en clave que ni en campaña electoral.
Es lamentabale y jode la serie en esos instantes, te saca de ella, porque no pega, no pinta nada en una serie de chavales que transcurre en marzo de 1986 y que está ahí simplemente por CUOTA, por obligación. La serie se libró de mierdas de estas en las dos primeras entregas, pero a partir de la tercera ya entraron las cuotas del 'colectivo'.
En todo caso, estamos ante una pedazo de serie. Una cuarta entrega brutal, interesantísima, apabullante en su puesta en escena y que nos deja momentos memorables para la historia de la televisión.
Buenas tardes.