sargelcris
Novato de mierda
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1ª excursión : FKK SAMYA, Colonia (Köln), domingo 12/08/07
Samya FKK Club - Kölns Bordell - Sex & Erotik in Perfektion
Llego sobre la 19:00, pago 50 euros y la recepcionnista me da albornoz, sandalias, toalla y llave de taquilla. Me explica en alemán cómo funciona el tinglado y las tarifas de las chicas (50 media hora, 75 una hora, con francés sin y morreos dentro del servicio estándar, y suplemento de 25 euros para los extras que practique cada chica -corrida en la boca, anal, etc.- a convenir con ella). Nota: llevo años sin apenas hablar alemán y me costó mucho, hasta con la última chica de la semana, pero la motivación era muy grande.
Me cambio en un sótano con duchas mixtas, distintas saunas, cabina de rayos UV, tumbonas y un masajista profesional. En la planta baja se encuentran la sala principal con neveras acristaladas de bebidas sin alcohol y cervezas con y sin, el bufet, y sobre todo las chicas, sentadas en los sofás, en la barra, en la terraza exterior cubierta, o paseando, pero no te abordan. El cliente es quien que tiene que tomar la iniciativa.
En tres horas y media que estuve, vi unas 20 chicas, todas jóvenes y en topless menos una, y encima la más guapa, que no llevaba más que una especie de collar en la cintura: de cara casi clavada a Shakira, cabello rubio largo rizado sútilmente mezclado con mechones más oscuros, ojos oscuros, labios pintados carnosos, muy bronceada, y un cuerpazo de infarto, más o menos de mi estatura (1,68), unas preciosas tetas naturales ni grandes ni pequeñas que se sujetan por si mismas y de tacto divino. Piercing en el ombligo, pubis y coño totalmente lisos.
Me debieron de brillar los ojos cuando entró y lo debió de notar: se sienta al lado mío en la barra, con un refresco. No tardo mucho en entrarle. Le pregunto si es hermana de Shakira, sonríe y casi me caigo del taburete. Si es guapísima de por sí, no os digo cuando enseña esos dientes perfectos blanquísimos y ese adorno metálico entre los incisivos superiores. Es marroquí nacida en Alemania, 20 años, sólo habla alemán y árabe, aunque no habla mucho, pero qué ojos, qué forma de sorber de la paja del refresco.... Subimos a las habitaciones (muy espaciosas, con camas grandísimas y una decoración elegante). No hay bidets, las chicas se duchan después de cada servicio y yo lo había hecho al llegar, así que bien, me quito el albornoz, ella el collar y... al tajo.
Besos profundos y caricias de pie al lado de la cama, luego se tumba, la beso y voy bajando hacia esas tetas preciosas, que mimo con toda la ternura de la que soy capaz. Sigo hacia su cueva, con una breve pausa en el ombligo, y llego a la entrepierna donde me prodigo en besitos y lametones para finalmente dedicarme al punto débil de cualquier mujer, hasta que tiene espasmos, en silencio. Le dejo que se ocupe de mi. Empieza una mamada de primera que tuve que parar después de unos minutos, ya que estaba muy excitado. Me pone el “gummi” y me cabalga de cuclillas un buen rato. ¡Madre mía! Quería alargar el disfrute al máximo, me incorporo para abrazarla, besarla, sobarla y chupar sus pezones, ella sentada sobre mí, mi sexo dentro del suyo. Sin sacarla, la tumbo boca arriba delante de mi y sigo dándole lentamente, sin ponerme encima de ella, contemplando su cuerpazo y viendo como mi pene entra y sale en su vulva. Me cuesta contenerme. Me propone acabar en cuatro, así que nos ponemos y voy dándole primero despacio. ¡Qué espalda, qué cintura, qué culo, qué perfección! De vez en cuando me agacho para acariciar sus tetas y su vientre, sin olvidar su clítoris, mientras ella me mira a los ojos en un espejo colgado en la pared. Quiero correrme, acelero el ritmo, ella me “ayuda” echándose hacia atrás a cada una de mis embestidas y al final, le suelto al menos dos litros de leche en una corrida larga y bestial. Habíamos pasado de la media hora, bajamos a mi taquilla, le doy 50 euros, muy poco dinero teniendo en cuenta la excelente calidad del servicio, la extrema dedicación y belleza de la chica (diría que la más guapa de mi larga vida puteril) y el partido que fui capaz de sacar del encuentro. Me arrepiento de no haberle pedido media hora u hora y media más (una hora son 75 euros, dos no sé si 125 o 150), o incluso la vida entera, pero también tenía ganas de catar a alguna más.
Duchado otra vez, me tomo una cerveza y observo a las chicas. Entre los bellezones había dos rubias con cuerpos de quitar el hipo y unas tetas bien proporcionadas, a simple vista naturales, y de formas perfectas (una me recordaba a... Paris Hilton). Sobra decir que son las que más trabajan y más rápido desaparecen con algún cliente.
Cuando decido pasar de nuevo a la acción, no está disponible ninguna de esas, pero me había llamado la atención una chiquilla muy mona, rubia de bote, bajita (muy manejable) y con una delantera acorde a su estatura. No paraba de sonreír a la gente y parecía muy maja, así que me siento a su lado y empezamos a charlar. Eleni, griega, me dice que 20 años (más bien son veintialgo, pero bueno), sólo habla alemán (perfectamente) y griego (que no sé si lo hace). Me cae fenomenal y no tardamos mucho en subir. Nos “desnudamos”, me pego a ella por detrás para sobarla y besarle el cuello. Se da la vuelta, me morrea a la vez que acaricia mis genitales. Luego se tumba boca arriba en el borde de la cama, doblando sus piernas y abriéndolas sobre su cuerpo, ofreciéndome escandalosamente todo su coño depiladito. Me entra hambre y me pongo a devorarlo sin olvidar las zonas aledañas (ingles, muslos, perineo y ano). Le meto dos dedos lo más profundo posible. Es algo teatrera pero MUY viciosa.
Cambiamos los papeles, me tumbo y se coloca entre mis muslos para hacerme un francés sin muy bueno y enérgico. Más tarde se coloca a mi lado con los muslos abiertos a la altura de mi cabeza y sigue chupando mientras yo la como. Para terminar la fase oral, se coloca en 69 pegando su sexo en mi boca y empapándome de sus jugos (casi me ahoga). Sigue chupando con energía y muy bien, y yo disfrutando a tope, esta vez con mayor control de mi mismo, siendo el segundo de la tarde. Tengo ganas de follarla bien follada.
Le digo que me encapuche y me cabalga con la misma energía, también de cuclillas (¿será norma de la casa?). A ratos sentía subir el placer por mi miembro, qué gustazo, y seguimos largamente en esta y otras posturas, dándole a gusto, en cuatro, en misionero, en “tijeras cruzadas”, y acabo en esta última, mientras ella me dice guarradas en alemán. Total, un polvo al estilo porno salvaje, con una chica que sabe follar, teatrera eso si, pero que parece divertirse mucho follando. Además, salvo cuando tiene algo en la boca, te mira con una sonrisa de oreja a oreja del principio al final. Una hembra totalmente recomendable.
Después de pasar por la taquilla y la ducha, me tomo otra cerveza en la sala principal. Eran las 22:00 h y el ambiente ya había decaído, quedaban pocas chicas y pocos clientes, así que decidí terminar tranquilamente mi cerveza y regresar a Bélgica. Conclusión, un lugar muy recomendable à 120 km. de casa de mis padres.
Samya FKK Club - Kölns Bordell - Sex & Erotik in Perfektion
Llego sobre la 19:00, pago 50 euros y la recepcionnista me da albornoz, sandalias, toalla y llave de taquilla. Me explica en alemán cómo funciona el tinglado y las tarifas de las chicas (50 media hora, 75 una hora, con francés sin y morreos dentro del servicio estándar, y suplemento de 25 euros para los extras que practique cada chica -corrida en la boca, anal, etc.- a convenir con ella). Nota: llevo años sin apenas hablar alemán y me costó mucho, hasta con la última chica de la semana, pero la motivación era muy grande.
Me cambio en un sótano con duchas mixtas, distintas saunas, cabina de rayos UV, tumbonas y un masajista profesional. En la planta baja se encuentran la sala principal con neveras acristaladas de bebidas sin alcohol y cervezas con y sin, el bufet, y sobre todo las chicas, sentadas en los sofás, en la barra, en la terraza exterior cubierta, o paseando, pero no te abordan. El cliente es quien que tiene que tomar la iniciativa.
En tres horas y media que estuve, vi unas 20 chicas, todas jóvenes y en topless menos una, y encima la más guapa, que no llevaba más que una especie de collar en la cintura: de cara casi clavada a Shakira, cabello rubio largo rizado sútilmente mezclado con mechones más oscuros, ojos oscuros, labios pintados carnosos, muy bronceada, y un cuerpazo de infarto, más o menos de mi estatura (1,68), unas preciosas tetas naturales ni grandes ni pequeñas que se sujetan por si mismas y de tacto divino. Piercing en el ombligo, pubis y coño totalmente lisos.
Me debieron de brillar los ojos cuando entró y lo debió de notar: se sienta al lado mío en la barra, con un refresco. No tardo mucho en entrarle. Le pregunto si es hermana de Shakira, sonríe y casi me caigo del taburete. Si es guapísima de por sí, no os digo cuando enseña esos dientes perfectos blanquísimos y ese adorno metálico entre los incisivos superiores. Es marroquí nacida en Alemania, 20 años, sólo habla alemán y árabe, aunque no habla mucho, pero qué ojos, qué forma de sorber de la paja del refresco.... Subimos a las habitaciones (muy espaciosas, con camas grandísimas y una decoración elegante). No hay bidets, las chicas se duchan después de cada servicio y yo lo había hecho al llegar, así que bien, me quito el albornoz, ella el collar y... al tajo.
Besos profundos y caricias de pie al lado de la cama, luego se tumba, la beso y voy bajando hacia esas tetas preciosas, que mimo con toda la ternura de la que soy capaz. Sigo hacia su cueva, con una breve pausa en el ombligo, y llego a la entrepierna donde me prodigo en besitos y lametones para finalmente dedicarme al punto débil de cualquier mujer, hasta que tiene espasmos, en silencio. Le dejo que se ocupe de mi. Empieza una mamada de primera que tuve que parar después de unos minutos, ya que estaba muy excitado. Me pone el “gummi” y me cabalga de cuclillas un buen rato. ¡Madre mía! Quería alargar el disfrute al máximo, me incorporo para abrazarla, besarla, sobarla y chupar sus pezones, ella sentada sobre mí, mi sexo dentro del suyo. Sin sacarla, la tumbo boca arriba delante de mi y sigo dándole lentamente, sin ponerme encima de ella, contemplando su cuerpazo y viendo como mi pene entra y sale en su vulva. Me cuesta contenerme. Me propone acabar en cuatro, así que nos ponemos y voy dándole primero despacio. ¡Qué espalda, qué cintura, qué culo, qué perfección! De vez en cuando me agacho para acariciar sus tetas y su vientre, sin olvidar su clítoris, mientras ella me mira a los ojos en un espejo colgado en la pared. Quiero correrme, acelero el ritmo, ella me “ayuda” echándose hacia atrás a cada una de mis embestidas y al final, le suelto al menos dos litros de leche en una corrida larga y bestial. Habíamos pasado de la media hora, bajamos a mi taquilla, le doy 50 euros, muy poco dinero teniendo en cuenta la excelente calidad del servicio, la extrema dedicación y belleza de la chica (diría que la más guapa de mi larga vida puteril) y el partido que fui capaz de sacar del encuentro. Me arrepiento de no haberle pedido media hora u hora y media más (una hora son 75 euros, dos no sé si 125 o 150), o incluso la vida entera, pero también tenía ganas de catar a alguna más.
Duchado otra vez, me tomo una cerveza y observo a las chicas. Entre los bellezones había dos rubias con cuerpos de quitar el hipo y unas tetas bien proporcionadas, a simple vista naturales, y de formas perfectas (una me recordaba a... Paris Hilton). Sobra decir que son las que más trabajan y más rápido desaparecen con algún cliente.
Cuando decido pasar de nuevo a la acción, no está disponible ninguna de esas, pero me había llamado la atención una chiquilla muy mona, rubia de bote, bajita (muy manejable) y con una delantera acorde a su estatura. No paraba de sonreír a la gente y parecía muy maja, así que me siento a su lado y empezamos a charlar. Eleni, griega, me dice que 20 años (más bien son veintialgo, pero bueno), sólo habla alemán (perfectamente) y griego (que no sé si lo hace). Me cae fenomenal y no tardamos mucho en subir. Nos “desnudamos”, me pego a ella por detrás para sobarla y besarle el cuello. Se da la vuelta, me morrea a la vez que acaricia mis genitales. Luego se tumba boca arriba en el borde de la cama, doblando sus piernas y abriéndolas sobre su cuerpo, ofreciéndome escandalosamente todo su coño depiladito. Me entra hambre y me pongo a devorarlo sin olvidar las zonas aledañas (ingles, muslos, perineo y ano). Le meto dos dedos lo más profundo posible. Es algo teatrera pero MUY viciosa.
Cambiamos los papeles, me tumbo y se coloca entre mis muslos para hacerme un francés sin muy bueno y enérgico. Más tarde se coloca a mi lado con los muslos abiertos a la altura de mi cabeza y sigue chupando mientras yo la como. Para terminar la fase oral, se coloca en 69 pegando su sexo en mi boca y empapándome de sus jugos (casi me ahoga). Sigue chupando con energía y muy bien, y yo disfrutando a tope, esta vez con mayor control de mi mismo, siendo el segundo de la tarde. Tengo ganas de follarla bien follada.
Le digo que me encapuche y me cabalga con la misma energía, también de cuclillas (¿será norma de la casa?). A ratos sentía subir el placer por mi miembro, qué gustazo, y seguimos largamente en esta y otras posturas, dándole a gusto, en cuatro, en misionero, en “tijeras cruzadas”, y acabo en esta última, mientras ella me dice guarradas en alemán. Total, un polvo al estilo porno salvaje, con una chica que sabe follar, teatrera eso si, pero que parece divertirse mucho follando. Además, salvo cuando tiene algo en la boca, te mira con una sonrisa de oreja a oreja del principio al final. Una hembra totalmente recomendable.
Después de pasar por la taquilla y la ducha, me tomo otra cerveza en la sala principal. Eran las 22:00 h y el ambiente ya había decaído, quedaban pocas chicas y pocos clientes, así que decidí terminar tranquilamente mi cerveza y regresar a Bélgica. Conclusión, un lugar muy recomendable à 120 km. de casa de mis padres.