Cuenta eso, anda.
Menos mal que alguien me lo pide. Empezaba a creer que mi "post-anclaje" no había funcionado.
Típica visita, de domingo por la tarde y de compromiso, a la casa de un familiar lejano. Una tía de mi madre, sus hijos y demás, tropa que veo cada 2 o 3 años con suerte. En cualquier caso debían haber unas 10-12 personas en el salón y lo típico, que me entran ganas de cagar. Aquello tenía toda la pinta de que se estiraría unas cuantas horas más más y decidí ir al baño a soltar lastre, baño interior, sin ventanas, contiguo al salón. Tampoco es que me resultara una situación extremadamente incómoda que alguien se diera cuenta de que fui al baño a cagar pero intenté hacerlo del modo más discreto posible: poner papel en el agua para evitar "glups" y tirar de la cisterna nada más soltar lastre para evitar que el aroma se extendiera. Y así lo hice.
Termino y, como soy de culo sensible, decido lavármelo en el bidé, que si no se me irrita. Abro el grifo y no sale agua. Miro detrás y veo que las conexiones no estaban montadas (las dos tuberías que salen de la pared), desconozco el motivo. En ese momento tenía que haber desistido, dar un par de pasadas más de papel y lavármelo al llegar a casa pero se me ocurre la maravillosa idea de hacerlo en la bañera. Me siendo en el borde, abro lo justo el agua para que no se note y dirijo la alcachofa hacia mi ano. Imaginaos la postura, con el culo colgando dentro de la bañera, algo así:
Siendo la línea azul el borde de la bañera. Como sabéis esa postura es mucho es mucho mejor, más natural para cagar que la que adoptamos normalmente:
Y bueno, hice un poquito de fuerza para dilatar el ano y que el agua hiciera su trabajo pero por lo visto no había evacuado bien (lo incómodo de cagar en casa ajena y las prisas, supongo), lo que sumado a la postura hizo que plantara un chorizo de dimensiones notables en la bañera de mi tia-abuela. Superado el pánico inicial decido que lo primero es terminar de lavarme el culo para recuperar la movilidad y poder evaluar la situación. Y también porque el baño tenía una puerta de esas de mierda con cristal opaco que no te permite ver nada pero sí distinguir a el bulto, la mancha, que es una persona.
Me lavo, me subo los pantalones y ahí está el cagajón, de dureza media-baja y unos 10 cm de longitud. Mi primer plan para deshacerme de él consistió en envolverlo con papel higiénico y transportarlo al váter pero no parecía tener la consistencia suficiente para aguantar el viaje de una pieza, así que decidí acabar con él deshaciéndolo con un fuerte chorro de agua. Pero de fuerte nada, abrí el agua fría del todo y la presión era de risa y yo ahí, con la alcachofa a 2 cm del bollo intentando golpear en las zonas más débiles para ir troceándolo.
Aquello no avanzaba a buen ritmo así que decido abrir el agua caliente con la esperanza de que la temperatura y más presión agilizaran el proceso. Encima, el termo eléctrico hacía un estruendo terrible, o eso me pareció a mí. Poco a poco conseguí deconstruir la hez, durante unos minutos interminables, y al final era ya tanto el desespero que empujé los trozos con los dedos a través del sumidero.
Como ya dije, era un baño interior, sin ventanas y la visita tuvo lugar en pleno verano. Abro la puerta y salgo en medio de una neblina de vapor, sudando y rojo como un tomate, en parte por el calor, en parte por lo vergonzoso de la situación. La pestuza, después de licuar una cacota con agua caliente, era impresionante, como podéis imaginar. El salón entero me miró con cara de ¿WTF?, respondí con la peor de mis sonrisas forzadas y dí gracias a Dios porque nadie preguntara.