Eres un mongolazo y hay que explicarte las cosas como a los niños tontos. No te preocupes, lo sé y tengo paciencia de sobra para ello.
Empiezo por lo fácil.
1. No hace falta un congelador industrial para quitar el Anisakis, en teoría vale uno de categoría 3 estrellas que puedes tener en casa y no en el polígono industrial. Eso creo que hasta tú, que eres un paleto de mondadientes en boca lo entiende.
Pero no te confíes, que la cosa se complica, atento.
2. Menciono lo que dice la legislación Europea en relación a lo que comenta el forero
@Nikoro sobre los pescados del Mercadona. Que la tía le abra el pescado, por muy fresco que sea y se encuentre las desechos genéticos, intuyo que vivas, es algo demasiado serio como para decir "no te lo lleves ejejeje que está infestao ejeje" y soltar eso en la papelera más cercana silbando y mirando al techo.
Hay un procedimiento regulado para tratar los alimentos que puedan contener esos parásitos, de cara a venderlos al público, y es el que marca la ley. Si lo lees, verás que la ley no dice nada de "te lo puedes llevar y limpiarlo en casa, que Perrino lo hace y ya ves".
Entiendo que aquí te hagas un lío. He usado terminología legal, como la palabra "
regulado", y lenguaje técnico ("
procedimiendo", "
párasito"), pero para que un lelo como tú no tenga que hacer demasiado esfuerzo, te lo enlazo con su definición. Así, además, aprendes algo.
3. Si eres lo suficientemente imbécil -cosa que a todas luces eres- como para aun así llevarte a casa un pescado comprado en una tienda con anisakis en su interior, limpiarlo y comerlo tan despreocupadamente porque "joé, no vea cómo se flipa la hente hehehe", me alegro por ti y por mi, porque me alegrará verte con un trozo de intestino menos, cagando en una bolsa de plástico y deseando morir a cada minuto que pasa.
Al que le queda grande cualquier cosa que no sea vender una escobilla del váter, un friegasuelos olor a lavanda y dos paquetes de jamón loncheado es a ti, que te sacan de tu hábitat de colmado y de listo que te crees ahondas en el foso de la imbecilidad en el que vives sumido desde hace décadas.
Y ahora vete al hilo de los bocatas de la hostia a presumir de tu último bocadillo de lechuga con melva, payaso.