Hace tiempo un amigo me señaló muy acertadamente que las mujeres son como esos gitanos que no sólo no quieren y se niegan con todas sus fuerzas a trabajar, sino que intentan culparte a ti por su falta de inserción y mala vida. No creo que sea el caso que nos ocupa porque según el
principio de la navaja de Oakland nunca debe ser atribuído a la maldad lo que pueda ser explicado por la simple y llana estupidez. Nuestras simpáticas contertulias son como vacas, enormes rumiantes lentos y pesados que pastan por el foro masticando opiniones mil y una veces regurgitadas, emitiendo estúpidos mugidos bovinos, y cuando te acercas a mirarlas fijamente a los ojos te das cuenta de que el motor está encendido y el piloto automático funcionando, pero hace mucho tiempo ya que nadie está en la cabina. El pasaje cerebral está condenado al desastre.
La verdad es que hay mucha gente que no quiere a sus hijos. No es ningún drama, siempre ha sido así y ello no les ha impedido a los unos seguirlos teniendo y a los otros prosperar dentro de la sociedad, aunque si tuviéramos que guiarnos por las directrices de nuestras señoras Francis particulares se podría concluir que los culpables de este terrible crimen se pueden dividir entre madres que lo fueron demasiado pronto, o demasiado tarde, o en malas circunstancias y siempre en contra de su voluntad y padres irresponsables, vividores, gandules y eternos adolescentes. Querer creer que se puede obligar a una mujer a tener hijos en contra de su voluntad es como creer en el Papá Noel o que frotarse cagarrones de murciélago por la calva ejerce poderosos efectos de crecepelo (todo el mundo sabe que es con los de oveja). Pero según sus sesudos análisis y la experiencia que les otorga haber expulsado al mundo fetos vivos se sienten plenamente capacitadas de repetirlo, una y otra vez, ávidas de pasto, incansables, con el hambre insaciable de sus cuatro estómagos. Les apoyan los escuderos de la moral, que son gente sin descendencia que por supuesto tiene mucho que decir en el tema este de tener hijos.
Yo no conozco al bastardo de mcds y me permitiría añadir que ni ganas, porque seguro que es una de esas criaturas insoportables y maleducadas que están todo el día pegadas a la maquinita y que han sido educadas subóptimamente por series de anime de muy dudosa calidad. Tampoco lo conozco a él. Lo que sí sé es que él es forero, uno de los nuestros, y como abanderado de nuestra causa me gustaría transmitirle de forma oficial que los hijos no deseados también podemos ser personas perfectamente válidas y cumplir eficientemente nuestra función dentro de la y en sociedad, que es transmitir nuestra desgracia vital de la forma más diligente posible. En un plano más personal también me gustaría decirle que muchos ánimos y que ha hecho sabiamente desprendiéndose del lastre que le impedía salir a flote después del naufragio de su pequeña y frágil cáscara de nuez. Nunca recuperará el tiempo perdido, pero es de las pocas cosas que como mínimo no le harán tragar más agua. Y eso es lo que todos nosotros estaríamos capacitados para decirle, claro que me refiero a aquellos de entre nosotros que cumplimos con un cierto estándar de inteligencia más allá de la exclamación vulgar y el análisis superficial y anodino.
Si su hijo se registrara y me cayera bien, quizás la cosa cambiaría. Quizás su actitud descarada ante la ausencia de valores paternales sólidos le haría postear como un auténtico bandarra entrañable y entonces me vería obligado a apiadarme de él y a decirle a mcds que es un hijo de puta por haber desatendido sus obligaciones paternofiliales obligando a su hijo a una vida de semidelincuencia y marginalidad torturado por la aprobación de un padre que nunca llegará. Y quizás si se registrara su madre le diría (y quiero creer que le diríamos) que es una basura humana y que vuelva a la cocina a fregar después de haberse escaneado las tetas. Hasta que eso no ocurra todo lo que añadáis de más es drama de relleno.