Hoy hemos empezado la temporada de jabalí. Hemos hecho un gancho de unos 10 puestos, ya que la mancha no era muy grande.
Monte cerrado, más tiradero para escopeta o de quitarle el visor al rifle, en mi caso no puedo porque lo lleva fijo, pero bueno, teniendo el rifle hay que usarlo a ver si se estrena en las batidas. Esta era la vista desde mi puesto:
A mi espalda tenía un talud y no podía tirar, era todo lo que viniera de frente, derecha e izquierda, y como podéis, monte espeso, tenía un radio de unos 50m máximo para tirar.
A las 9.15h llego al puesto, no sin sudar la gota gorda, hemos subido desde el caserón que se ve al fondo de la imagen a la izquierda al lado de los bancales de naranjos, la virgen, media hora de subida y un desnivel de la ostia. En fin, es lo que hay.
Nada más llegar alimento el rifle, levanto las tapas del visor, pongo los aumentos al mínimo por lo corto del tiradero, subo al máximo la iluminación roja del punto central y encaro varias veces, se ve fenomenal, todo listo.
Pasan los minutos, hoy hace un sol de cojones y se deja notar. Sobre las 10.45h pega un tiro el puesto de mi derecha, tensión, a ver si viene algo, varios segundos después oigo romper el monte, pero muy despacio, va zorreado, qué listos son, coño. Aguzo el oído, apenas respiro para no oir mi respiración más que el ruido de él, va muy muy despacio, se oye rodar alguna piedra, romper ramas, pero siempre detrás de la línea de monte que tengo, no se deja ver, va pasando de derecha a izquierda, de repente veo a través de las ramas de un pino un bulto negro pero apenas una décima de segundo, ¡hijo de puta!, cada vez mi corazón más fuerte, me muevo 5m a la izquierda para ver si lo veo salir de los pinos a un claro que tenía, encaro, pongo la cruz en el claro, ya no cogía en mí.
Nada, ha seguido detrás de un chaparro y no ha salido al limpio, lanzo un suspiro de frustración, ¡joder!
A los 5 minutos llegan los perros por los mismos pasos que había dado el cochino, unos podencos preciosos y un par de perros de agarre, alanos españoles. Estoy pendiente por si se ha quedado encamado en algún chaparro y lo sacan. Nada.
20 minutos después oigo un tiro a la izquierda y un poco debajo de mí, ya está, pienso, seguro que era ese y lo ha matado mi compañero del puesto de al lado. A las 12h se termina y bajamos tranquilamente charlando de las anécdotas.
E aquí donde vienen las sorpresas de este mundo, resulta que el del primer tiro de mi derecha no era al cochino, era a un zorro, el cochino seguramente estaría allí cerca encamado y del ruido del tiro salió espantado. Concuerda con su reacción, porque cuando vienen de haberles tirado van como balas huyendo, y cuando oyen ruido van sigilosamente como era el caso. Luego para colmo el segundo disparo sí era a ese por la descripción del trayecto que llevaba, pero lo han fallado y se ha ido.
Ahora, el que no se ha ido es este otro que han agarrado los perros en el barranco y ha matado el perrero a cuchillo.
No todo va a ser de color de rosa, a veces se disfrutan y viven con más tensión los lances fallidos. De hecho, creo que son los que más nos hacen engancharnos a esta afición.
La próxima será.