Si de lo que se trata es de andar rondando el área para al final de temporada haber empujado quince balones dentro yo hago lo mismo pero por la mitad de pasta, y prometo no ponerme en medio de los tiros de los demás ni intentar jugadas al primer toque, taconazos sin mirar que no sé hacer ni nada. Sólo estar ahí a la rapiña del gol, al chupagoles que se llamaba en mi época. Eso es Raúl hoy: un chupagoles, la figura más apestosa del fútbol que se juega en la calle o en los parques, ese que no hace nada más que sestear por el área chica para rebañar sin gracia ni estilo los goles que otros se fabrican. Cuando jugábamos al gol regañao en el bulevar de mi calle el chupagoles era siempre el objeto de todas las invectivas, y con razón. Todos intentando hacer algo para que uno que no hacía absolutamente nada aprovechase y metiese la punta de la bota o empujase hacia dentro un balón que ya entraba solo sin su ayuda. Esto, si lo hiciese Raúl, si ese fuese su rol en el Madrid, podría en un momento dado hasta valer.
Sin embargo no, el tío se inmiscuye en un juego que le viene grande, y cuando están Kaká y Benzema y CR pasándose la pelota, abriendo hueco, moviendo el juego y a la defensa rival, ahí que mete el hocico para figurar también él en la jugada, y es entonces cuando se va todo a tomar por el culo. Lo que no sé es cómo no le coge Kaká y le pega dos hostias, directamente, porque que el tío se tenga que currar una serie de paredes para que al final el pelograsa se meta a dar el último toque MAL y de tacón jodiendo así todo lo de los demás es para partirle la puta boca.