Evidentemente, trozos de grasa con una Alhambra no te van a dar (Grazie a dio), pero mortadelas, parmesanos, provolones, scamorzas affumicatas, piadinas y con un poco de suerte los primeros funghis porcinis si te vas a encontrar.
Si Bologna es la capital gastronómica de Italia, Toscana es de los sitios donde mejor se come por el nivel económico de la zona y aunque el pescado no es el fuerte de la cocina italiana, una escapada a Viareggio no solo te permitirá comer productos de la mar bastante decentes sino además visitar los mejores astilleros de yates de lujo del mundo y encargar uno si la economía te da para ello
Aparte de Firenze y Pisa, lugares ya conocidos, una escapada a Lucca vale también la pena por visitar desde la casa museo de Puccini, enfrente de un lago donde se celebran conciertos al aire libre, si eres melómano, asistir a clases de cocina para aprender a cocinar pasta como un vero cuoco, excursiones para buscar trufas o visitar su centro histórico de raíces medievales.
Y aunque vayas en agosto, cógete un chubasquero. Probablemente lo acabaras utilizando.