Sr. Calcetín
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A mi parecer a los misóginos los hacen las propias mujeres. Son las experiencias vividas en primera persona o por terceros las que te transforman en un castigador de zorras. En mi caso tengo un buen repertorio de historias conocidas que hacen imposible no piense en las mujeres como en una vagina que después de follar debes desechar antes de que las cojas cariño.
Os voy a exponer un caso que he visto de cerca, una historia real...
Hace casi un año me encontraba echándole un ojo desde el móvil a ese puticlub gratuito que es Badoo en busca de alguna presa. Descartaba calientapollas de cara conocida que siempre están conectadas en busca de alguien que les baile el agua, gordas patéticas enseñando canalillo y viejas que colocan fotos de cuando les bajó la primera regla cuando una cara llamó mi atención.
-¡Ostia, puta! ¡Esta tía me suena!
Dudé unos segundos porque desde el móvil las fotos se ven bastante pequeñas a no ser que entres en el perfil de la tipa (menudas sorpresas me he llevado a veces creyendo ver un bomboncito y encontrándome después delante de la hija bastarda de Satán), pero la muy zorra había puesto de apodo su nombre real. Además cuando pulsé en su jeto para acceder al perfil al ver la foto en grande ya no tuve dudas: Era mi vecina.
Mi vecina es una mujer casada de unos 40 y tantos años y con varios hijos en edad de tocarte los cojones. No es que me escandalice demasiado que una mujer con marido busque rabo aunque me causó sorpresa verla a ella. Me toque un poco el cipote observando su foto pensando que era una guarrilla y tentado estuve de mandarle algún mensaje pero me contuve. Ya he tenido experiencias chungas al meterla donde no debía y su marido me sacaba dos cuerpos por lo que no era plan de jugarse el tipo. Además, cabía la posibilidad de que estuviera allí por error, alguna estúpida se cree que Badoo es como Facebook (o eso dicen las muy putas). Por si acaso, pasé página y seguí buscando carne fresca.
Hasta aquí, nada malo. Me olvidé del asunto y punto. Pero pocos meses después alguien llamó a mi puerta. No era ella, guardaros las pollas. Era otra vecina que me soltó a bocajarro que el vecino X (marido de la que meses antes vi en Badoo) la había palmado. Al parecer llevaba tiempo en tratamiento por un cáncer y al final se había ido al otro mundo. Quería comprarle una corona y estaba recolectando dinero entre todos los vecinos del bloque para hacerlo. Solté mi billete mientras mi mente empezaba a cavilar calculando fechas. Mientras el marido agonizaba, ella se había dedicado a entrar en Badoo en busca de sustituto o incluso quien le diera mandanga a escondidas ya que la quimio y la radioterapia no son muy buenas para tener erecciones.
Poco después de la muerte de mi vecino empecé a cruzarme de vez en cuando con una cara nueva en el portal. Un tipo de unos treinta y pocos y que a veces viene a darle polla a mi vecina. Mi conclusión es que la muy cabrona mientras acompañaba a su esposo a tratamiento por otro lado se iba buscando sustituto para no tener el horno demasiado tiempo sin usar. Igual que los monos no sueltan una liana antes de agarrar la siguiente, ella se había enganchado a otro rabo antes de que los gusanos se hayan terminado de merendar a su difunto marido.
El tipo tiene cara de cabrón, un cazador de Badoo y sé que tarde o temprano se cansará de ella. Cuando eso ocurra voy a intentar seducirla. Quiero que me coma bien el rabo, follármela y ponerla a cuatro patas y cuando esté gritando de placer moviendo su trasero meterle la polla por el culo de golpe y correrme dentro mientras le susurro al oído el nombre de su marido.
Os voy a exponer un caso que he visto de cerca, una historia real...
Hace casi un año me encontraba echándole un ojo desde el móvil a ese puticlub gratuito que es Badoo en busca de alguna presa. Descartaba calientapollas de cara conocida que siempre están conectadas en busca de alguien que les baile el agua, gordas patéticas enseñando canalillo y viejas que colocan fotos de cuando les bajó la primera regla cuando una cara llamó mi atención.
-¡Ostia, puta! ¡Esta tía me suena!
Dudé unos segundos porque desde el móvil las fotos se ven bastante pequeñas a no ser que entres en el perfil de la tipa (menudas sorpresas me he llevado a veces creyendo ver un bomboncito y encontrándome después delante de la hija bastarda de Satán), pero la muy zorra había puesto de apodo su nombre real. Además cuando pulsé en su jeto para acceder al perfil al ver la foto en grande ya no tuve dudas: Era mi vecina.
Mi vecina es una mujer casada de unos 40 y tantos años y con varios hijos en edad de tocarte los cojones. No es que me escandalice demasiado que una mujer con marido busque rabo aunque me causó sorpresa verla a ella. Me toque un poco el cipote observando su foto pensando que era una guarrilla y tentado estuve de mandarle algún mensaje pero me contuve. Ya he tenido experiencias chungas al meterla donde no debía y su marido me sacaba dos cuerpos por lo que no era plan de jugarse el tipo. Además, cabía la posibilidad de que estuviera allí por error, alguna estúpida se cree que Badoo es como Facebook (o eso dicen las muy putas). Por si acaso, pasé página y seguí buscando carne fresca.
Hasta aquí, nada malo. Me olvidé del asunto y punto. Pero pocos meses después alguien llamó a mi puerta. No era ella, guardaros las pollas. Era otra vecina que me soltó a bocajarro que el vecino X (marido de la que meses antes vi en Badoo) la había palmado. Al parecer llevaba tiempo en tratamiento por un cáncer y al final se había ido al otro mundo. Quería comprarle una corona y estaba recolectando dinero entre todos los vecinos del bloque para hacerlo. Solté mi billete mientras mi mente empezaba a cavilar calculando fechas. Mientras el marido agonizaba, ella se había dedicado a entrar en Badoo en busca de sustituto o incluso quien le diera mandanga a escondidas ya que la quimio y la radioterapia no son muy buenas para tener erecciones.
Poco después de la muerte de mi vecino empecé a cruzarme de vez en cuando con una cara nueva en el portal. Un tipo de unos treinta y pocos y que a veces viene a darle polla a mi vecina. Mi conclusión es que la muy cabrona mientras acompañaba a su esposo a tratamiento por otro lado se iba buscando sustituto para no tener el horno demasiado tiempo sin usar. Igual que los monos no sueltan una liana antes de agarrar la siguiente, ella se había enganchado a otro rabo antes de que los gusanos se hayan terminado de merendar a su difunto marido.
El tipo tiene cara de cabrón, un cazador de Badoo y sé que tarde o temprano se cansará de ella. Cuando eso ocurra voy a intentar seducirla. Quiero que me coma bien el rabo, follármela y ponerla a cuatro patas y cuando esté gritando de placer moviendo su trasero meterle la polla por el culo de golpe y correrme dentro mientras le susurro al oído el nombre de su marido.