Han Chun Gun, que cuenta con 60 años de edad, debió jubilarse cuando cumplió 57, como los demás, pero su documento de identidad indica que tiene sólo 56. En la Corea pobre de hace medio siglo muchos niños eran inscritos en el registro sólo después de comprobar que vencían a las enfermedades y sobrevivían. Cuando el buzo se retire oficialmente, recibirá de la empresa una más que jugosa pensión. De media, un trabajador de HHI con 30 años de servicios prestados cobra un retiro de 75.000 euros anuales.
El caso de Han Chun Gun no es aislado. Ser trabajador del astillero proporciona grandes beneficios. Por ejemplo, la educación de los dos primeros hijos de cada empleado la costea la empresa, desde el jardín de infancia hasta la universidad. Lee Sang Jin, pintor de cascos de 50 años, con 20 años en el astillero y que cobra unos 33.500 euros al año, tiene dos hijos - uno en la universidad y otro en Estados Unidos- además de un elegante turismo Hyundai que pudo comprar con un 5% de descuento.
Teniendo en cuenta que en Corea del Sur la educación es sólo gratuita en el primer ciclo y que un año académico cuesta en torno a los 8.000 al año por cada hijo, la gratuidad educativa es sin duda un factor ampliamente valorado por los empleados.Para ello, Hyundai cuenta en Ulsan con 10 centros educativos, incluidos escuelas, dos universidades y un colegio para empleados, sus cónyuges y ciudadanos de la tercera edad. A ellos pueden asistir cuando se imparten cursos técnicos o de idiomas, lo que les permite ausentarse de su puesto de trabajo durante las dos últimas horas del día.
Del mismo modo, los empleados se benefician también de una sanidad gratuita. «Cada vez que alguien cae enfermo debe pagar su propia factura, pero con ella la compañía reembolsa al empleado la cantidad total», asegura el portavoz Lee Jin. Los enfermos son tratados en el moderno Hospital Universitario de Ulsan, también propiedad de Hyundai, que cuenta con 720 camas y 150 médicos.Y si los empleados no hacen uso de dicha sanidad, la empresa les premia con un pago extra equivalente a 90 euros.
A su vez, el chaebol surcoreano construyó en los años 90 unos 16.000 apartamentos ubicados en un céntrico barrio de la ciudad, que luego vendió a sus empleados «a la mitad de precio de lo que pagaría el mercado», asegura la compañía. Im Hyoung Ryoo, de 43 años, controlador de seguridad y accidentes que cobra 33.500 euros al año, es de los que compró uno de esos pisos. «Tiene 89 metros cuadrados y en él vivo con mi mujer y tres hijos», dice ufano.