vadertxu rebuznó:
Ahora mismo estaba leyendo el tomito que Osprey consagra al Muro de Adriano, con los datos sobre la convivencia entre soldados y civiles (nada facil) y encontré el pequeño dato de que Juvenal estuvo allí mandando una cohorte auxiliar.
Que callado se lo tenía el jodido.
Como diría Arnie: tengo datos precisos...
Sobre la vida (incluyendo la carrera militar) de Juvenal (60?-140? dC) no hay datos claros: tan sólo tenemos un par de inscripciones halladas en Aquino (actualmente perdidas), las noticias a menudo confusas y contradictorias de los biógrafos antiguos y los comentarios personales que nos hace en las "Sátiras". La cuestión no está clara y se presta a conjeturas: unos lo hacen natural de Aquino, otros hispano, como a su amigo Marcial; los hay que piensan que era de elevada familia y otros, de cuna modesta, se discute si fue obligado a exiliarse o no...
Según las inscripciones, en tiempos de Tito en Aquino hay un Juvenal que ostenta un modesto cargo provincial y que durante los años 81-83 es tribuno en una unidad auxiliar de caballería, posiblemente la Primera Cohorte Dálmata, aunque la presencia de esta unidad en Britania no se atestigua hasta el 124 dC. En la Sátira II, 161 nos habla de que "hemos llevado nuestras armas hasta más allá de las islas Órcadas, donde los britanos viven una corta noche". Teniendo en cuenta que fueron conquistadas por Agrícola, el suegro de Tácito, en 84 dC la hipótesis de que sirvió a sus órdenes es sugestiva.
Luego, Juvenal regresa a Roma e incurre en la ira de Domiciano (al que siempre odiará y retratará como despiadado, rijoso y necio, aunque sólo tras la muerte de éste, para evitarse males mayores): pierde familia y amigos, sus bienes son confiscados, su carrera se va por el desagüe y se ve reducido a la amarga condición de cliente. Se malogra un soldado, pero nace un poeta. Las circunstancias le obligan a subsistir dando clases de retórica mientras Marcial, a cambio de un plato caliente, adula con sus versos al emperador.
A los cuarenta años Juvenal empieza a escribir y a descargar su mala leche: algunos autores han creído hallar referencias a sus destinos como militar en sus alusiones a las ballenas del mar boreal (Sat. X,15), en los asaltos a los fortines de los brigantes (tribu situada en el actual Liverpool) o a los tiendas de los moros (XIV, 196) o en sus descripciones del Atlas o de las costumbres y lugares ("porque yo lo he visto personalmente", XV, 45) de un país, Egipto, al que siempre tiene profunda tirria (como a casi todo y todos, por otra parte). Y en la Sátira XVI describe con orgullo las ventajas de la vida militar, otro argumento para quienes lo consideran un veterano.
Por último, las "Vidas" que se conservan de él nos dicen que provoca la cólera del histrión Paris o de Antínoo (el efebo favorito del emperador Adriano) debido a los versos 15-16 de la "Sátira VII". El lenguaraz Juvenal, eterno tocapelotas, vuelve a molestar en palacio...
En un clásico ejemplo de patada hacia arriba ("promoveatur ut removeatur") Juvenal es nombrado ¡a sus 80 años! prefecto de una cohorte destinada a la parte más remota de Egipto (ad praefecturam cohortis in extrema parte tendentis Aegypti), donde no tarda en morir de angustia y tristeza.
Si non é vero, é ben trovato!
Martínez de la Rosa rebuznó:
Juvenal, acre, ardiente,
arrojase a su presa impetuoso,
la hiere, la destruye;