Bueno, he esperado a tener mi user de nuevo para contestar a este hilo, la ocasión lo merece.
En primer lugar, el planteamiento original es erróneo. Que a uno le expliquen la teoría del "Eterno retorno" y se quede con la idea de que quiere decir que la vida se repite una y otra vez y todo está programado es bastante, por decirlo de alguna manera, simple; hay demasiado detrás de la idea como para dejarlo así.
Si uno es consciente de que sus actos se van a repetir una y otra vez toda la Eternidad, no tiene más remedio que desmayarse como Zaratustra para luego volver a despertar: tras la idea del retorno no se esconde el Infierno de la repetición, sino la afirmación más grande de la vida que el hombre se ha atrevido a hacer jamás. Nietzsche es consciente de ello y por eso llama a su teoría "la carga más pesada", como explica muy bien Kundera al inicio de "La insoportable levedad del ser" un acto humano no deja huella alguna en la Eternidad, pero, si ese acto está condenado a la repetición, adquiere una importancia vital. Es la actitud ante esta idea lo que Nietzsche va a juzgar en el hombre: no hay mayor afirmación de la vida que aceptar que vamos a vivir una y otra vez los mismos actos, sentimientos y sufrimientos; por decirlo de algún modo, no hay autoridad moral, ética o humana superior a este imperativo.
La cuestión no es creer o no en el mito, esa no era la intención del prusiano, si no hacer de este mito una auténtica tabla de salvación del género humano; es tarea del superhombre vivir de acuerdo a esta norma.
¿Es esto la vida? -le diré a la Muerte-, muy bien, ¡pues que vuelva a empezar!