La belleza en la vejez

Trujamán

RangoClásico
Registro
14 Ene 2024
Mensajes
2.112
Reacciones
2.285
A muchos de mis amigos (masculinos) aún les asombra mi amor por las mujeres mayores. Y eso que ya tenemos todos 70 y tantos, y nos acercamos al ocaso. Esas mujeres de cierta edad me gustaban a los 20 años y me siguen interesando hoy. Repito y sostengo que quien no ama a la mujer tal y como se muestra en todas las etapas de su vida, desde la adolescencia a la vejez, no la ama de veras; no ha comprendido lo humano. El amor platónico que sentía a los 20 años por mujeres famosas continúa aún hoy. ¿Cómo podría dejar de amar mis propios ensueños?

No obstante, me sorprende enterarme de que el tiempo ha pasado también para esos ídolos femeninos. Con algo de susto y vértigo compruebo que Joely Richardson tiene ya 59 años, Jose Toledo otros tantos según donde mires y 61 según otras informaciones, y Miriam Díaz Aroca nada menos que 62. Por no hablar de Kim Catrall, que ya ha dejado atrás su 68 cumpleaños. También yo voy envejeciendo; pero no sólo el recuerdo de cómo eran ellas cuando eran chicas, sino que su aspecto actual también me gusta.

Las mujeres que he mencionado y muchas otras, musas de nuestras masturbaciones juveniles, me siguen pareciendo bellas y deseables. Y me gustarían incluso no mediando el recuerdo y el brindis por los viejos tiempos. A muchas las he seguido con mis fantasías y mi deseo hasta el umbral de la vejez, y con algunas mi deseo ha traspasado incluso ese umbral alegremente.

Traigo aquí el caso de la cantante Mercedes Ferrer (61 años), una de las pocas mujeres rockeras que ha dado España. La belleza que me cautivaba cuando ella era joven perdura al día de hoy. Hoy posee una belleza diferente, pero que no se puede negar. Recuerdo que, cuando era crío, Mercedes Ferrer tenía una llamativa ojera en un ojo. Hoy ambos ojos tienen ojeras. El dorado de su pelo se ha ido desplazando poco a poco hacia el gris. Pero el azul de sus ojos es el mismo. Lo esencial es que su belleza, antaño y hoy y siempre, ha ido más allá de la perfección de sus rasgos faciales, de la hermosura y armonía de su cuerpo: proviene de que todos esos elementos físicos son el receptáculo de un espíritu poderoso. Y esto lo puede percibir la mirada entrenada de muchos hombres: esta mujer tiene personalidad. Me importa poco si sus canciones eran buenas, malas o regulares, si su vida es ejemplar o no. Ella tuvo y tiene personalidad.

Esto último cada vez es más difícil de encontrar entre las nuevas generaciones. Es un poder que emana de hombres y mujeres escogidos, que los vuelve magnéticos. Serán cantantes, actores y actrices, líderes políticos, o ciudadanos y ciudadanas anónimos, eso no importa; porque también por nuestras calles pasean gentes anónimas que caminan como reinas y reyes en el exilio. Pero hoy, lo más común es la repetición de un modelo estandarizado de lo que debe ser una chica o una mujer. Una de las exigencias para cumplir el canon que impone la sociedad es suprimir la personalidad.

De ahí que cada vez sea más difícil enamorarse para los hombres con buen gusto.

@VRC
 

Archivos adjuntos

  • FB_IMG_1733079495388.webp
    FB_IMG_1733079495388.webp
    28 KB · Visitas: 1
Última edición:
Con los años la belleza no está en lo físico, sino en lo que transmites y no se ve a simple vista: el carisma, la inteligencia, el humor, etc.

Es lo que te atrae de esa cantante.

El problema de esta sociedad es que es tan superficial que solo se valora lo físico. Con los chavales de 25 tacos te lo esperas, pero cuando ves a gente de +40 que solo ver a la moza o mozo lo descartan porque "es que me gustan más jóvenes" dan vergüenza ajena.

PD el amor tiene fecha de caducidad.
 
Y al que me diga que Rita Moreno no es un bellezón lo ahostio.
 
Última edición:
Soy joven para ver belleza en la vejez, de hecho me parece fea, el ver como un organismo se va degradando en sus funciones y en su estética no es bonito a mi juicio. Siempre lo he visto como algo cruel la vejez del ser humano, en la mayoría de los animales sus síntomas no son tan acusados y su transición es rápida e indolora.
 
Soy joven para ver belleza en la vejez, de hecho me parece fea, el ver como un organismo se va degradando en sus funciones y en su estética no es bonito a mi juicio. Siempre lo he visto como algo cruel la vejez del ser humano, en la mayoría de los animales sus síntomas no son tan acusados y su transición es rápida e indolora.

Siempre he pensado que la vejez en humanos, si me pongo en plan religioso o esotérico, es la "última risa de LOL", en plan "que no sois nadaaaaa LOL".
 
A muchos de mis amigos (masculinos) aún les asombra mi amor por las mujeres mayores. Y eso que ya tenemos todos 70 y tantos, y nos acercamos al ocaso. Esas mujeres de cierta edad me gustaban a los 20 años y me siguen interesando hoy. Repito y sostengo que quien no ama a la mujer tal y como se muestra en todas las etapas de su vida, desde la adolescencia a la vejez, no la ama de veras; no ha comprendido lo humano. El amor platónico que sentía a los 20 años por mujeres famosas continúa aún hoy. ¿Cómo podría dejar de amar mis propios ensueños?

No obstante, me sorprende enterarme de que el tiempo ha pasado también para esos ídolos femeninos. Con algo de susto y vértigo compruebo que Joely Richardson tiene ya 59 años, Jose Toledo otros tantos según donde mires y 61 según otras informaciones, y Miriam Díaz Aroca nada menos que 62. Por no hablar de Kim Catrall, que ya ha dejado atrás su 68 cumpleaños. También yo voy envejeciendo; pero no sólo el recuerdo de cómo eran ellas cuando eran chicas, sino que su aspecto actual también me gusta.

Las mujeres que he mencionado y muchas otras, musas de nuestras masturbaciones juveniles, me siguen pareciendo bellas y deseables. Y me gustarían incluso no mediando el recuerdo y el brindis por los viejos tiempos. A muchas las he seguido con mis fantasías y mi deseo hasta el umbral de la vejez, y con algunas mi deseo ha traspasado incluso ese umbral alegremente.

Traigo aquí el caso de la cantante Mercedes Ferrer (61 años), una de las pocas mujeres rockeras que ha dado España. La belleza que me cautivaba cuando ella era joven perdura al día de hoy. Hoy posee una belleza diferente, pero que no se puede negar. Recuerdo que, cuando era crío, Mercedes Ferrer tenía una llamativa ojera en un ojo. Hoy ambos ojos tienen ojeras. El dorado de su pelo se ha ido desplazando poco a poco hacia el gris. Pero el azul de sus ojos es el mismo. Lo esencial es que su belleza, antaño y hoy y siempre, ha ido más allá de la perfección de sus rasgos faciales, de la hermosura y armonía de su cuerpo: proviene de que todos esos elementos físicos son el receptáculo de un espíritu poderoso. Y esto lo puede percibir la mirada entrenada de muchos hombres: esta mujer tiene personalidad. Me importa poco si sus canciones eran buenas, malas o regulares, si su vida es ejemplar o no. Ella tuvo y tiene personalidad.

Esto último cada vez es más difícil de encontrar entre las nuevas generaciones. Es un poder que emana de hombres y mujeres escogidos, que los vuelve magnéticos. Serán cantantes, actores y actrices, líderes políticos, o ciudadanos y ciudadanas anónimos, eso no importa; porque también por nuestras calles pasean gentes anónimas que caminan como reinas y reyes en el exilio. Pero hoy, lo más común es la repetición de un modelo estandarizado de lo que debe ser una chica o una mujer. Una de las exigencias para cumplir el canon que impone la sociedad es suprimir la personalidad.

De ahí que cada vez sea más difícil enamorarse para los hombres con buen gusto.

@VRC
Pare, por favor, voy a vomitar.
AmAR viejas, dice.
Resulta que si tenemos que convivir, tolerar e incluso amar a esos seres eternamente caprichosos, crueles e insatisfechos, es por lo que nos hacen sentir en una reducida ventana de tiempo, cuando sus cuerpos gritan a los cuatro vientos con la fuerza de los dioses que son fértiles, buenas para la especie y atractivas ad nauseam.
Usted propone que se las ame cuando su (ENORME, no lo niego) utilidad como reproductora para la especie ya ha expirado, y sólo queda la otrora ninfa caprichosa, prisionera para siempre de la imagen que en su juventud ponía a los hombres a sus pies pero que ya no es la reina de la fiesta.
Nos pide que amemos ESO, ese corazón de las tinieblas podrido, antaño rodeado por miríficas capas de belleza, hogaño desnudo y expuesto en su inifinita vanidad, podredumbre e insatisfacción.
Se come usted las duras e inmisericordes pepitas de las manzanas una vez despojadas de su carnoso y sabroso exterior acaso?
Está usted profundamente enfermo, busque ayuda.
 
Última edición:
Aver, Joan Collins siempre me pareció espectacular!!! Pero cierto es que la paja de hoy no creo que se la dedique...
Es cierto que una buena mamada después de quitarse la dentadura, es un Plus de cosquilleos y siempre se agradece.
Y respecto a Carmen 55... Supongo que será el número de calzado que gasta.
 
Hay misterios en la sexualidad en los que no nos paramos a pensar. Uno de ellos es el de la masturbación. Tal vez no reflexionamos mucho sobre ello porque nos parece algo de críos, un fenómeno de iniciación en el sexo que sólo en esa edad tiene relevancia y peso específico en nuestros pensamientos, y luego ya no le damos vueltas. Además, se piensa que la masturbación es cosa de fracasados que no tienen pareja o que no hallan parejas sexuales.

Pero vale la pena pararse a considerar ese acto íntimo, porque no se abandona nunca del todo a lo largo de la vida. Conecto esta reflexión con la anterior en este mismo Facebook, y con las fotos que he desenterrado de la rockera Mercedes Ferrer. Ante sus imágenes de juventud y, ahora, de madurez, si me dejo llevar por mi deseo, una parte física de mí reacciona y cobra vida propia. Mi mano busca tocar, aferrar la vida que me llama con voz de deseo, pero en mi soledad sólo puedo agarrarme a mí mismo, y acariciar, y realizar los movimientos acostumbrados, ésos que nadie nos enseñó pero supimos realizar desde el principio o casi el principio.

Masturbarme es ahora hacer el amor con tres fantasmas. Por un lado, gozo de una carne femenina que no existe, porque sólo es mi cuerpo y su carne los que se buscan y se encuentran, jugando hasta el final. Y ése es el primer fantasma. Es un ser abstracto, del que sólo sé que es femenino, porque esa condición es la única que puede estimularme. Ni siquiera es una carne sino una entelequia, la básica intuición de “lo otro”. El segundo fantasma es la Mercedes Ferrer que sí existe, pero que no tengo ante mí, a la que no conozco y quizás no conoceré nunca. Esa mujer está en el mundo, es real, pero está tan lejos de mi pene inflamado como la estrella Sirio. Y el tercer fantasma es la Mercedes Ferrer tal y como era en su juventud, que existió, pero que ya no está presente en este mundo, salvo en vídeos o imágenes fotográficas, carne de papel couché o epidermis de píxel.

Muevo mi mano y estoy follando con esas tres mujeres imaginarias. “Tre donne intorno al cor mi son venute”, dice el poema de Dante. También en este caso hay tres damas en mi mente. Allí las veo moverse, y a veces son sólo una: la veo mover sus brazos, su boca. Esa boca parece chupar algo en el vacío, o cantar sin sonido, y otras veces dice: “No te sueltes la mano, que el viaje es infinito”. Desde luego que no suelto mi mano, cierro los ojos y soy dueño de la experiencia. El semen brota, siento su calor en mi mano y su aroma sube hasta mí. Por tanto, ha ocurrido algo real, inspirado y causado por algo irreal, por una fantasmagoría, “y yo cuido que el viento no despeine tu flequillo”. Abro los ojos y sólo estoy yo.

Pero soy un ser humano, somos seres humanos, no animales, y nuestra sexualidad es también imaginación, fantasía, y ése es un don por el que estar agradecidos y del que estar orgullosos. “Vivimos siempre juntos y moriremos juntos”.
 
Estamos codificados biológicamente para que las hembras que no menstruan dejen de importarnos sexualmente. Las únicas que me zumbaria serían las que no dan la edad que tienen o ya por fetichismo.

La hembra vieja en la tribu tenía otras funciones, como entrenar a la juventud en las artes amatorias. Un varon sano debe apuntar su periscopio hacia jóvenes lozanas de carnes prietas.
 
De todas las que has nombrado @Trujamán, un punto a favor es que si están operadas, sus operaciones no les han avejentado más. Siguen manteniendo expresión facial.
 
Una mujer madura que aún conserva su belleza pasados los 50 es una mujer digna de amar.

Mucho mejor que una mujer bella a los 20 años y que a los 40 no puedes tocar ni con un palo (ejemplo claro las gitanas).
 
Si el cuerpo humano ya es asqueroso de por sí, la vejez no hace más que empeorarlo. Pellejos, arrugas, canas, calvicie, tendones raros en el cuello, estrías, lunares y manchas, chepa, cosas fofas que cuelgan...Quédate tus viejas, que yo pa comer pellejos me compro un pollo asado.
 
Atrás
Arriba Pie