Hombre, misógino mi padre sin tener estudios se colocó en una empresa con 16 años donde aparte de formarle le pagaban. Donde, además, se jubiló con una más que buena jubilación. 2300 euros. Dime tú qué currito sin preparación se va a jubilar ahora con esas condiciones. Dime en qué planeta te pagas un piso como él hizo y lo pagas en siete años sin pasar penurias, porque en mi casa jamás faltó de nada. Coche de gama media nunca faltó, vacaciones y ciertos caprichos, mujer dedicada íntegramente a las labores domésticas y a cuidar de los hijos.
Yo no quiero ser madre, pero es que si quisiera, no podría permitírmelo. Ni yo ni mi hipotética pareja. Me explicas cómo me voy a comprar además un piso? Cómo podría formar una familia si no es dando un braguetazo?. Que vivimos en una época terrible para prosperar es un hecho.
Y nosotros ya no lo vamos a hacer. Ya no nos da tiempo, yo no me meto en una casa 150 mil euros yo sola ni acompañada porque me quita el sueño deber tanto dinero al banco, me agobia y no porque yo no sea trabajadora sino porque mañana te ves en la calle y debiendo un pastizal. Que te arruinas la vida.
Así que nada, a vivir de alquiler. Qué lujo, eh.
¿El Panda es un coche de gama media?
Black Adder, partidazo que te perdiste. Mientras Spade e Iskariote te partieron en dos a pollazos que te temblaban las piernas más que si hubieses entrenado squats cual triceratops.
Y a las mujeres nos han hecho la trece catorce pero bien. Ahora somos más pobres, estamos más solas y trabajamos el doble.
Las subnormalacas esas del feminismo nos han desmontado el tinglado.
Ojalá echarte polvazos. Al menos devuelves los libros.
No tenemos la generación mejor preparada de la historia. Lo que tenemos es la generación que más horas ha echado en un aula de la historia, pero no les ha cundido una puta mierda.
No están formados, tienen un título, que es muy diferente. Un título, mucho ego y un futuro muy negro, porque el mercado laboral para los jóvenes, así como las perspectivas que de ello se derivan, es algo tremendamente chungo. Entretanto, se divierten y entretienen en tuiter y demás plataformas sube egos de la profundidad de una cucharilla de té y creyéndose lo que no son. Y en estas plataformas les comen también la puta cabeza a nivel ideológico y político, porque esta juventud es también la más polarizada de los últimos cuarenta años en términos políticos.
Así pues, coge a una generación de analfabetos con título que se creen listos sin futuro y que están manipulados y lánzalos a las calles con cualquier excusa falsa pero que convenientemente presentada se puedan tragar como verdad y diles que con ello les viene la medallas de adalides de la libertad, de los derechos humanos y que por tanto tienen derecho a hacer lo que sea mientras ejerzan tan alta empresa y tenemos lo que tenemos. Sobre todo que la motivación tenga objetivos políticos ulteriores, no les lances a la calle para luchar por su futuro, que sea siempre por independencias de países inventados, por el encarcelamiento de un cualquiera, por los derechos de una minoría. Y si a esa fiesta se le añaden los buscabroncas habituales que están siempre los primeros para tirar una piedra pero los últimos para coger un pico y una pala, unos menas arramplando con todo y las consignas sectarias...
Que nooooooooooooooo, que la culpa es de la policía que revientan manifas pacifistas y del efecto Sherwood.
Lluis Bassat como Andy Warhol, fueron publicistas. Había una entrevista descojonante con retórica warholiana donde se quejaba de cómo gente sin oficio ni beneficio ganaba dinero solamente por su imagen, como las modelos que posaban y cobraban por sesión más que cualquier obrero de bajo rango o
blue-collar worker de una fábrica en un mes.
Las universidades se han convertido en máquinas expendedoras de títulos donde los estudiantes que no han investigado por su cuenta bibliografías enteras, aquellos que solamente han buscado cubrir el expediente con la parte obligatoria en un pacto tácito de nula exigencia mutua entre alumnado y profesorado, no tienen conocimientos ni a un nivel ramplón. Tanto que la expresión utilizada para describir la situación de alarma de los egresados universitarios es la metáfora del barniz, luce por fuera, pero si la madera o la pasta de esa persona -sus principios morales, valores de su educación- está podrida o carcomida, ese diploma lo lleva un inútil que no rinde en la empresa o peor aún, otro funcioneta que vive del dinero de los contribuyentes, ahogados por la agencia tributaria.
En la sanidad pública, debido a los filtros más exigentes para cursar medicina, completar la carrera, especializarse según examen para médico interno residente, pienso que no sucede lo mismo que en el profesorado universitario respecto a la mentalidad funcionarial y las plazas como forma de tener la economía resuelta, sin vocación ni interés por el trabajo a desempeñar, salvo por la retribución y condiciones laborales para tener una vida acomodada.
Que el Estado tenga cierta parte de responsabilidad del futuro de sus ciudadanos ni se contempla, ¿verdad? Que el tejido productivo español sea una puta mierda con yonkodependencia del turismo de playa lowcost ni se contempla. Que el último aporte científico al mundo por parte de este país sea la fregona tampoco os da que pensar. Que la mano de obra cualificada huya a tierras más verdes mientras la moronegrada viene en masa a reemplazar a la clase obrera patria, tampoco.
Quizás el Estado habría hecho bien en invertir en algo más que no fueran rescates a Radiales madrileñas, AVEs a Cuenca u hospitales vacíos con sus réditos electorales cortoplacistas. Pero no, la culpa de fondo es de los subnormales que han estudiado filosofía y que queman contenedores, si esta gentuza no existiera, España estaría al nivel de las democracias nórdicas y el resto ataríamos perros con longanizas en lugar de estar pagando hipotecas de 200000 euros a 40 años en las zonas más selectas de Carabanchel.
No todos los estudiantes de filosofía son "subnormales que queman contenedores" ni "gentuza". Respeto a
@Max_Demian
Lo que yo veo es que antes el que no estudiaba o era directamente analfabeto solía mantener el pico cerrado. Ahora estudias cualquier basura y te ves con valor de hablar de cualquier tema.
El acceso masivo a los estudios universitarios ha provocado una caída de la calidad de la enseñanza, sin especialización, perfil segmentado, formación autodidacta, contactos influyentes... un diploma no vale tanto en nuestros días. En la transición valía tanto como que las empresas buscaban a los mejores expedientes universitarios antes de que se convirtieran en funcionetas dentro de la propia facultad o los pescara otro empresario como técnicos con categoría laboral inferior a su verdadera cualificación profesional. En cualquier caso el título universitario aseguraba tener trabajo, sin ínfulas de convertirse en controlador aéreo, cirujano reconstructivo, abogado del Estado...
Esto es una grandísima verdad.
Antes cualquiera que no supiera sobre un tema se callaba, y no te ponías a rebatirle a un catedrático de lo que sea sobre su tema, simplemente es que no podías. Si decías algo sobre ese tema, desde luego a él no iba a ser, lo decías en petit comité, entre amigos, o en el bar donde nadie te hacía ni puto caso. Ahora con las redes sociales uno se puede plantar frente a un catedrático y soltarle una opinión sin base, sin fuste y sin sentido ni conocimiento y quedarse tan ancho, y encima se permiten el lujazo de creer que porque se comparta el escenario, la arena del debate, eso automáticamente les legitima y les pone a la misma altura. "Si este premio Nobel está aquí y yo también, eso quiere decir que somos iguales y que nuestras opiniones son igual de válidas... qué coño, la mía es mejor que soy joven y no un pollavieja".
Reclamando, qué coño reclamando, dando por hecho que gozan del derecho a ser oídos de la misma manera que el que sí que sabe de ese tema y a que su opinión, como su voto, valga exactamente igual. Un puto indocumentao poniéndose a la altura del erudito de un asunto. Y ya si es mujer no veas: además de esto reclaman la razón porque sí, porque tienen coño.
Si supieras la cantidad de anécdotas verídicas que todavía recuerdo de salvajadas que soltaban muchos catedráticos universitarios... todas verídicas. Igual que errores demenciales de profesores universitarios que daban vergüenza ajena y sumían en la perplejidad a los estudiantes entre murmullos dentro del aula. Profesores anuméricos y analfabetos, confusiones de temas exigibles a niños de primaria, tengo algunas que sin grabaciones de audio jamás creerías.
Todavía recuerdo un catedrático que dijo -sin provocación retórica- que su visión del utilitarismo sería sacar los órganos de los indigentes para salvar la vida de premios Nobel, pero que por derechos civiles y motivos humanitarios que él rechazaba, no se podía llevar tal plan de jure como programa político.
Luego contaría anécdotas sobre las clases de liberalismo económico que no son comentarios tan brutales de eugenesia, antropología física evolucionista y darwinismo social pero basados en justificar desigualdades sociales o las frustraciones de estudiantes con valía que no encuentran trabajo de su perfil formativo.
Las redes sociales quizá han acentuado que todo el mundo quiera tener razón e influir sobre las opiniones de los demás. Más que la indocumentación característica de la prensa, aunque entre funcionarios judiciales es todavía más escandaloso su nulo espíritu crítico ante montajes en denuncias falsas.