GentilHombre rebuznó:
En sitios como Venecia les da lo mismo robarte con los precios porque no viven de que vuelva el cliente. Todos los días van a tener gente nueva que nunca va a volver.
En Venecia y en cualquier sitio turístico.
Trampas de ese estilo hay en todos los países del mundo, por muy poco turísticos que sean. En Valencia mismo sé de un kebap que te pone lo que les sale de los huevos a los que trabajan ahí, así que no se trata de una cuestión de locales presuntuosos. Es que la gente acaba en algunos restaurantes por pura inercia, porque están tan bien ubicados que es inevitable ser víctima.
Y estas morteradas las pagáis porque queréis. Hay gente a la que le da vergüenza levantarse e irse, como si fueran los del restaurante los que te van a pagar. Encima en muchos de estos sitios aguantas a camareros bordes, lentos, mal coordinados y una cocina que es mejor no verla porque tiene que ser denunciable.
No salgo demasiado a comer fuera, me gusta comer en casa y con las tragaderas que tengo me sale muy caro salir y quedarme realmente satisfecho. Por eso lo último que se me ocurre es quedarme en un sitio en el que los camareros no sean educados y nada me haga sospechar que me quieren clavar por panoli.
He tenido la suerte de comer en buenos restaurantes, todos los viajes cuando era crío eran de turismo gastronómico, mi padrastro era de muy buen comer y para él el lujo estaba en sentarse en una buena mesa. Estuvimos en sitios cojonudos.
Un día hicimos una escapada a un restaurante cercano de un cliente de mi padrastro. No había ido nunca y nos llevó, podía ser un descubrimiento, el local estaba bien y como quedaba cerca sería buen lugar para invitar a sus suegros (mis abuelos) a comer para no sé qué fecha que se aproximaba.
La comida pasó sin pena ni gloria, pero todavía estaba la cosa por decidir cuando yo miraba la carta de postres. Él estaba entre postre y café, miró la carta y abrió mucho los ojos. Llamó inmediatamente al camarero y le pidió la cuenta.
-¿No van a querer postre... café?
-Tienes un café solo a 2 € -hace unos 15 años de esto-. No te pido la hoja de reclamaciones porque conozco al dueño, pero no te preocupes, que se lo diré. Trae la cuenta.
No era ni de lejos el restaurante más caro en el que estuvimos. No era siquiera caro para lo que comimos. Pero un abuso no se puede tolerar nunca y los cafés, el agua y el pan son esos comodines con los que los caraduras se aprovechan de la buena fe de los clientes que no revisan cada detalle.