El Loco de las Coles
Famelic escaleto
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- 29 May 2005
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Cuántos de nosotros no hemos sorprendido alguna vez a nuestra madre empuñando con orgullo nuestra vieja Game Boy, echándose un señor vicio al Tetris.
- ¿Pero mamá, qué hostias haces con mi Geinboy de cuando era un crío? - hemos tenido que preguntar mas de uno.
Pues sí caballeros. Resulta que las mujeres, tan ajenas a veces al mundo de los videojuegos, tan pasivas hacia lo electrónico e informático, tan inútiles en ocasiones en materia de bytes, suelen sentir una atracción irrefrenable hacia cierto tipo de juegos que ejercen sobre ellas un efecto de pseudoposesión la mar de divertido.
No es nuestra intención generalizar, nada más lejos. Por supuesto que existen gloriosas excepciones, cada vez más frecuentes, de mujeres que disfrutan de los videojuegos con la misma intensidad y variedad con la que los hombres lo hacen. Mujeres que se vician a un buen GTA, a los Metal Gear, incluso a Shooters en primera persona. Pero incluso esas pioneras -o putas marimachos, según lo políticamente correcto que sea uno-, perderán la razón, las bragas y la conciencia ante la triada mágica de juegos para mujeres.
Sí muchachos, hemos entrado en el meollo del asunto. Existe en el mundo una trifuerza, una triada, una Santísima Trinidad de juegos con los que la voluntad de una mujer puede ser sometida sin esfuerzo, doblegada por un influjo que deja al del anillo regente de Sauron en mantillas. Una triada demoledora con la que tenerlas calladitas, dominadas y contentas, y por bien que follemos, y por dinero que nos gastemos en regalos, en cenas, y por mimos y capulladas que les demos, nada les gustará más que poder echarse partidas infinitas a estos tres juegos.
La Santísima Trinidad comienza con el Tetris, claro está. Nunca ha existido un juego tan claramente dirigido a la psique femenina. Recordad cuando erais unos jóvencitos malotes e ibais al salón recreativo a hacer el mal con vuestra pandilla. Imaginaos que estáis todos allí, en plena ebullición hormonal, fumando vuestros primeros cigarrillos y bebiendo vuestras primeras cervezas, y que de pronto uno de los vuestros aflauta la voz y dice: - Ei chicos, quien se echa conmigo un dobles al Tetris? -. Evidentemente lo hubierais hostiado allí mismo, por mariconazo y antinatural.
El Tetris era reino de coños, en aquellos tiempos y ahora, y a los pocos desviados a los que les gustaba echarse una partidita al juego de ATARI, más les valía buscar un salón recreativo alejado y clandestino.
El juego en sí tenía una mecánica sencilla y aplastantemente adictiva, o al menos eso dicen los que se han pasado horas juntando piececitas. La cosa, que os voy a contar yo que no sepáis, consiste en unas piezas de distintos colores y formas que caen del cielo, y que nosotros debemos encajar de la mejor manera posible para formar "líneas" horizontales e ir subiendo de nivel. Lo mejor del juego, sin duda, era su machacona música, remixes electrónicos de canciones populares rusas que acercaban el comunismo dictatorial más tenebroso a nuestras vidas de adolescentes ochenteros y despreocupados.
Es precisamente el Tetris el juego al que aún se aferran las mujeres incapaces de acceder a los otros dos integrantes de la Santísima Trinidad, gracias a las multiples versiones que para consolas caseras han salido. En especial triunfa el Tetris de la Game Boy, que como ya explicaba anteriormente, se ha convertido en paraíso privado de madres hastiadas de todo y de adolescente y no tan adolescentes que por no engancharse a la farlopa o a los tranquilizantes se enganchan a la maquinita.
Desde aquí somos conscientes de que hay muchos jóvenes en el foro, y que a algunos les costará reconocer la supremacía del Tetris, así que pasemos sin más preámbulos a hablar del segundo juego de la triada del Tampax. Sí señores, cómo iba a faltar. El Pang, y más concretamente el Super Pang, se convirtió en la bandera de toda una generación de mujercitas que pasaron de pinchar bolas a comer pollas - nótese la sonoridad perfecta - de la noche a la mañana.
Éste era el Pang
Lo del Pang era ya de traca. Mientras los machos lobunos de la pandilla se dejaban la paga y la vida en interminables partidas al Street Fighter II coma, las muchachas se echaban unos dobles al Super Pang que eran un verdadero escándalo. En ambos casos era Capcom la empresa que nos brindaba la oportunidad de pegarnos semejantes vicios. En el caso del Pang y secuelas, estaba muchísimo más aceptado que los hombres se acercaran a la máquina y echaran cinco duritos locos, de cuando ya estabas harto de pegar hostias y de marcar goles y te apetecía relajar un poco, e incluso hay gente que ha visto a dos tíos echar un dobles alegre y despreocupado a la máquina (los de Brokeback Mountain también corrían despreocupados por el monte y mira como acabaron).
El caso es que el juego, menos relajado, era de todo. La mecánica no distaba mucho del Tetris. Manejabas a un muñequito armado con un pistolón (estos juegos estaban llenos de símbolos fálicos), y tenías que ir rompiendo las enomres bolas que iban evolucionando por los escenarios. Había items, había escaleras, había monstruitos, y sobre todo había mucho stress. De hecho era muy curioso ver a las tías haciendo virguerías en ese juego y comprobar luego en casa, con la Megadrive, que no eran capaces de echarse un puto partido al Fifa en condiciones.
Y este era el Super Pang
Las mujeres fueron sobreviviendo con estos dos juegos, ocupando su lugar en los salones recreativos, echando de vez en cuando alguna partida loca a las máquinas de los chicos, en armonía y paz. Pero cuando parecía que el statu quo videojueguil sería eterno, SNK vino a romperlo todo, a destrozarlo como una bomba de hidrógeno.
Sí señores, la empresa responsable de la Neo Geo agarró un clásico de TAITO que había pasado sin pena ni gloria por los morros del sector femenino, le puso mitad de Tetris y mitad de Pang, y nació la leyenda.
Pongámonos en antecedentes. El Bubble Bubble era un juego de plataformas de niveles fijos en el que uno o dos dragoncitos tenían que ir metiendo a los enemigos en burbujas que salían de sus bocas, para reventarlas luego y acabar con ellos. Una vez que limpiabas el escenario de enemigos, podías pasar al siguiente. Pues bien, TAITO, en colaboración con SNK, se quedó con los dragoncitos, pasó de enemigos y escenarios, y convirtió las burbujas en elementos de color que había que unir de tres en tres. Un juego "puzzle" en toda regla, que se llamó Bust a Move en Japón, y Puzzle Bubble (originalidad al poder) en Europa.
El Bubble Bubble, precursor del mito.
Pues bien,la estética decididamente "girl manga" del juego, los monísimos dragoncitos, la música desenfadada y machacona y sobre todo el tremendo vicio que provocaba en el incauto o incauta que agarraba los mandos de la recreativa, convirtierona este juego en un mega hit de los salones recreativos. En este caso no era que los hombres tuviéramos serios reparos en echarnos alguna partida, es que directamente no podíamos, porque la máquina estaba copada siempre por féminas que día tras día jugaban mejor a la "mierda de las bolitas", como muchos conocíamos a la mítica recreativa.
Con la llegada y asentamiento del Puzzle Bubble la cosa pasó de castaño oscuro. Tetris y Super Pang fueron progresivamente abandonados en favor de este juego, que se ha mantenido hasta ahora como rey absoluto del vicio femenino, en parte por su mayor calidad técnica, y en parte porque hemos tenido versiones para las nuevas consolas domésticas, en especial para la Playstation. Resulta curioso, y esto es ya una reflexión personal, cómo la mayoría de mujeres podrían pasar una vida entera sin volver a jugar al Pang, al Tetris o al Puzzle Bubble, y como, sin embargo, se quedan literalmente pegadas a la pantalla con los ojos como platos si tú, joven novio o amigo que selafo, logras conseguirles el juego y ponérselo delante preparadito para pulsar START.
El MAME es la clave para follar!!!
Así que ya sabéis, hijos del emulador, nada mejor que alguno de estos tres retrojuegos para manteneralas calladas, entretenidas y felices. Si a las mozas les gustara tanto hacer mamadas como jugar a estas joyitas del entretenimiento antiguo, os aseguro que el mundo sería un lugar más feliz.
- ¿Pero mamá, qué hostias haces con mi Geinboy de cuando era un crío? - hemos tenido que preguntar mas de uno.
Pues sí caballeros. Resulta que las mujeres, tan ajenas a veces al mundo de los videojuegos, tan pasivas hacia lo electrónico e informático, tan inútiles en ocasiones en materia de bytes, suelen sentir una atracción irrefrenable hacia cierto tipo de juegos que ejercen sobre ellas un efecto de pseudoposesión la mar de divertido.
No es nuestra intención generalizar, nada más lejos. Por supuesto que existen gloriosas excepciones, cada vez más frecuentes, de mujeres que disfrutan de los videojuegos con la misma intensidad y variedad con la que los hombres lo hacen. Mujeres que se vician a un buen GTA, a los Metal Gear, incluso a Shooters en primera persona. Pero incluso esas pioneras -o putas marimachos, según lo políticamente correcto que sea uno-, perderán la razón, las bragas y la conciencia ante la triada mágica de juegos para mujeres.
Sí muchachos, hemos entrado en el meollo del asunto. Existe en el mundo una trifuerza, una triada, una Santísima Trinidad de juegos con los que la voluntad de una mujer puede ser sometida sin esfuerzo, doblegada por un influjo que deja al del anillo regente de Sauron en mantillas. Una triada demoledora con la que tenerlas calladitas, dominadas y contentas, y por bien que follemos, y por dinero que nos gastemos en regalos, en cenas, y por mimos y capulladas que les demos, nada les gustará más que poder echarse partidas infinitas a estos tres juegos.
La Santísima Trinidad comienza con el Tetris, claro está. Nunca ha existido un juego tan claramente dirigido a la psique femenina. Recordad cuando erais unos jóvencitos malotes e ibais al salón recreativo a hacer el mal con vuestra pandilla. Imaginaos que estáis todos allí, en plena ebullición hormonal, fumando vuestros primeros cigarrillos y bebiendo vuestras primeras cervezas, y que de pronto uno de los vuestros aflauta la voz y dice: - Ei chicos, quien se echa conmigo un dobles al Tetris? -. Evidentemente lo hubierais hostiado allí mismo, por mariconazo y antinatural.
El Tetris era reino de coños, en aquellos tiempos y ahora, y a los pocos desviados a los que les gustaba echarse una partidita al juego de ATARI, más les valía buscar un salón recreativo alejado y clandestino.
El juego en sí tenía una mecánica sencilla y aplastantemente adictiva, o al menos eso dicen los que se han pasado horas juntando piececitas. La cosa, que os voy a contar yo que no sepáis, consiste en unas piezas de distintos colores y formas que caen del cielo, y que nosotros debemos encajar de la mejor manera posible para formar "líneas" horizontales e ir subiendo de nivel. Lo mejor del juego, sin duda, era su machacona música, remixes electrónicos de canciones populares rusas que acercaban el comunismo dictatorial más tenebroso a nuestras vidas de adolescentes ochenteros y despreocupados.
Es precisamente el Tetris el juego al que aún se aferran las mujeres incapaces de acceder a los otros dos integrantes de la Santísima Trinidad, gracias a las multiples versiones que para consolas caseras han salido. En especial triunfa el Tetris de la Game Boy, que como ya explicaba anteriormente, se ha convertido en paraíso privado de madres hastiadas de todo y de adolescente y no tan adolescentes que por no engancharse a la farlopa o a los tranquilizantes se enganchan a la maquinita.
Desde aquí somos conscientes de que hay muchos jóvenes en el foro, y que a algunos les costará reconocer la supremacía del Tetris, así que pasemos sin más preámbulos a hablar del segundo juego de la triada del Tampax. Sí señores, cómo iba a faltar. El Pang, y más concretamente el Super Pang, se convirtió en la bandera de toda una generación de mujercitas que pasaron de pinchar bolas a comer pollas - nótese la sonoridad perfecta - de la noche a la mañana.
Éste era el Pang
Lo del Pang era ya de traca. Mientras los machos lobunos de la pandilla se dejaban la paga y la vida en interminables partidas al Street Fighter II coma, las muchachas se echaban unos dobles al Super Pang que eran un verdadero escándalo. En ambos casos era Capcom la empresa que nos brindaba la oportunidad de pegarnos semejantes vicios. En el caso del Pang y secuelas, estaba muchísimo más aceptado que los hombres se acercaran a la máquina y echaran cinco duritos locos, de cuando ya estabas harto de pegar hostias y de marcar goles y te apetecía relajar un poco, e incluso hay gente que ha visto a dos tíos echar un dobles alegre y despreocupado a la máquina (los de Brokeback Mountain también corrían despreocupados por el monte y mira como acabaron).
El caso es que el juego, menos relajado, era de todo. La mecánica no distaba mucho del Tetris. Manejabas a un muñequito armado con un pistolón (estos juegos estaban llenos de símbolos fálicos), y tenías que ir rompiendo las enomres bolas que iban evolucionando por los escenarios. Había items, había escaleras, había monstruitos, y sobre todo había mucho stress. De hecho era muy curioso ver a las tías haciendo virguerías en ese juego y comprobar luego en casa, con la Megadrive, que no eran capaces de echarse un puto partido al Fifa en condiciones.
Y este era el Super Pang
Las mujeres fueron sobreviviendo con estos dos juegos, ocupando su lugar en los salones recreativos, echando de vez en cuando alguna partida loca a las máquinas de los chicos, en armonía y paz. Pero cuando parecía que el statu quo videojueguil sería eterno, SNK vino a romperlo todo, a destrozarlo como una bomba de hidrógeno.
Sí señores, la empresa responsable de la Neo Geo agarró un clásico de TAITO que había pasado sin pena ni gloria por los morros del sector femenino, le puso mitad de Tetris y mitad de Pang, y nació la leyenda.
Pongámonos en antecedentes. El Bubble Bubble era un juego de plataformas de niveles fijos en el que uno o dos dragoncitos tenían que ir metiendo a los enemigos en burbujas que salían de sus bocas, para reventarlas luego y acabar con ellos. Una vez que limpiabas el escenario de enemigos, podías pasar al siguiente. Pues bien, TAITO, en colaboración con SNK, se quedó con los dragoncitos, pasó de enemigos y escenarios, y convirtió las burbujas en elementos de color que había que unir de tres en tres. Un juego "puzzle" en toda regla, que se llamó Bust a Move en Japón, y Puzzle Bubble (originalidad al poder) en Europa.
El Bubble Bubble, precursor del mito.
Pues bien,la estética decididamente "girl manga" del juego, los monísimos dragoncitos, la música desenfadada y machacona y sobre todo el tremendo vicio que provocaba en el incauto o incauta que agarraba los mandos de la recreativa, convirtierona este juego en un mega hit de los salones recreativos. En este caso no era que los hombres tuviéramos serios reparos en echarnos alguna partida, es que directamente no podíamos, porque la máquina estaba copada siempre por féminas que día tras día jugaban mejor a la "mierda de las bolitas", como muchos conocíamos a la mítica recreativa.
Con la llegada y asentamiento del Puzzle Bubble la cosa pasó de castaño oscuro. Tetris y Super Pang fueron progresivamente abandonados en favor de este juego, que se ha mantenido hasta ahora como rey absoluto del vicio femenino, en parte por su mayor calidad técnica, y en parte porque hemos tenido versiones para las nuevas consolas domésticas, en especial para la Playstation. Resulta curioso, y esto es ya una reflexión personal, cómo la mayoría de mujeres podrían pasar una vida entera sin volver a jugar al Pang, al Tetris o al Puzzle Bubble, y como, sin embargo, se quedan literalmente pegadas a la pantalla con los ojos como platos si tú, joven novio o amigo que selafo, logras conseguirles el juego y ponérselo delante preparadito para pulsar START.
El MAME es la clave para follar!!!
Así que ya sabéis, hijos del emulador, nada mejor que alguno de estos tres retrojuegos para manteneralas calladas, entretenidas y felices. Si a las mozas les gustara tanto hacer mamadas como jugar a estas joyitas del entretenimiento antiguo, os aseguro que el mundo sería un lugar más feliz.