Yo el límite de los deseos copulatorios los coloco en mi progenitora y mis dos hermanas, el resto de mujeres, sean primas, tías, sobrinas, y parientas de distinto rango y con diferente grado de parentesco pueden optar a la cópula siempre que estén dentro de las características que yo demando en una jamelga.
Obviamente, a partir de determinada edad pues está claro que ya no es porque sea mi tía o mi abuela, es que ya no despiertan mi morbo y atracción sexual, los olores son más fuertes, las carnes se vuelven flácidas y se descuelgan, y eso por no contar el clásico síndrome del doble culo que afecta a las mujeres de determinada edad, apreciable cuando llevan pantalones por encima de la cintura con las lorzas a presión y no sabes si tienen el culo por delante o por detrás.
En su día conté la historia de una prima que se las comía dobladas y tuve la tentación de lefarla, pero reculé por lo vulgar e hija de puta que era, y sigue siendo.