Coño, son sueños, qué más quieres. Siempre he soñado con ser papá. En el colegio, cuando la maestra preguntaba "¿qué queréis ser de mayores, pequeños hijos de puta?" yo respondía con voz de gordo "papá, pero no mi papá, un papá bueno". Quiero ser un buen padre, es uno de mis sueños.
El restaurante es otro sueño, siempre he soñado con tener el mio propio y ser jefe de cocina, dar de comer a la gente es uno de los mejores placeres de esta vida. Quiero algo americano, de comida casera y abundante, nada de chicotes o morzhis, COMIDA de VERDAD. "Jacinto, tres de filetes empanaos con ración de patatas panaderas", "oído, jefe" = placer. Una mezcla de comida de pueblo y carnes a la brasa, puedes pedir desde cocido a chuletón de la mejor carne argentina al estilo roca, quemada y negra por fuera, con ahumado de brasa, y tierna y sangrante por dentro. Salsas especiales, guarniciones "al gusto", platos especiales, comidas rápidas, cubos de alitas, cenas elegantes, crónicas carnívoras... Y, por supuesto, la BARRA, no puede faltar la barra con su "caña y pincho tortilla", su "chatito y una magra con tomate, mauricio" y, evidente, "Alejandro, dale una patada al olivo y te pones un platito aceitunas y uno de tus bocadillos especiales, que hoy vengo con hambre".