Los Malotes, esos grandísimos hijos de puta

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Después de ver el vídeo entero, me han entrado unas ganas de matar a alguien. Aplastar una cabeza humana con mis propias manos o reventarla a patadas. Estoy hiperventilando, mi cerebro percibe el comportamiento de esos dos seres como algo malo, algo peligroso de lo que hay que protegerse.


Juegan contigo, en realidad no son así de subnormales, el ser humano aún no alcanza ese grado de pureza subnormalistica(he inventado esta palabra porque si ponía subnormal a secas ibas a pensar que te lo decía a ti)

supongo que interpretan un papel delirante para vivir de las visitas de los escandalizados de la vida como tú. Tú lo has creado, existe por ti y para ti.

el que abre el hilo no me lo creo, que casualidad que los molotes estaban todos en contacto y pudo saber de todos, parece un guión de serie b.
 
Recuerdo que el último año de cole vino un malote, que venía de otra ciudad (Madrid).
En mi clase nunca hubo una figura opresora ni robabocadillos. Pero aquel chaval era un subnormal de campeonato. Se pasaba todo el rato diciendo:
"Es que en mi cole de madrid teníamos gimnasio" "Es que en Madrid hay no se que" "Es que en Madrid hay nosecuanto"... Y mientras a parte de eso robando pinturas, a mi me birló un pilot,... robando cromos de las mochilas, comida,... e insultando a los que tenían gafas, gordos, niñas con coletas (no se porqué las llamaba Tarzán, sería una gracia de la capital...)
Un día se metió con uno de los mas pringaos de la clase en el partido de fútbol del recreo y allí explotó todo.
Uno de los gitanos lo empujó al suelo y allí comenzó la golpiza. Lo rodeamos entre todos y cada uno se tomó la venganza a su manera vi como la gente le daba puñetazos, patadas, le escupía, yo le di un par de pisotones en las piernas pero algún chaval le dió en la cabeza.
Las maestras empezaron a gritar como histéricas y a correr a empujarnos para separarnos. A mi una me agarró por el pelo y me empujó hacia atrás.
Solo recuerdo un montón de sangre y como se lo llevaban a dentro.
Luego hicieron un paripé al día siguiente que vino la directora y un policía a clase nuestra 6º y a los de 5º para ver si alguien decía algo. Nos amenazó con castigarnos todo el año y blao. Pero al final no ocurrió nada. No se si denunciarían al colegio o algo. El caso es que el chaval no volvió.
Ni idea de si lo cambiaron de colegio o de si la palmó.
Cuando tienes 11 años la verdad es que te importa bien poco.
Ahí comenzó mi odio hacia los madrileños.
 
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Siempre he sido clase "media" en el colegio. Ni pardillo ni malote. Quizás hacía más migas con los malotes porque empecé a fumar pronto y claro, juntarte a fumar L&M que comprabas sueltos a 15 pesetas de las antiguas antes de entrar y te fumabas en los recreos sin que te pillen siempre une lazos entre mongers :lol:

Dicho esto, como he estado en un colegio bien no había demasiado bullying o como cojones lo llamen. Siempre había grupos entre todas las clases: Los maricones que se juntaban con las niñas, los empollones que sólo hablaban entre ellos y competían por sacar mejores notas, los pardillos que simplemente no se adaptaban, los malotes que iban de superiores y los clase medias que estaban entre dos aguas.

Sí que había varios compañeros que sufrían abusos del tipo: "Por morcillon pateo a Ramón" y el pobre Ramón recibía collejas, patadas y puñetazos de todos los presentes en ese momento. Ante esa situación decidía no participar en esas actividades ante la mirada acusadora de todos los presentes y avisar a Ramón de que no se cambiara en el vestuario para hacer gimnasia, que viniera con la ropa puesta de casa. Aunque la situación empeoró cuando Ramón decidió (no sé si por él mismo o por su familia) ir al orientador/psicólogo lo que hizo un efecto contrario. El pobre acabó cambiando de colegio y espero que le vaya bien. Los único episodios de abusos los he visto en los vestuarios/duchas que es donde no podían entrar los docentes, las niñas ni los maricones.

El auténtico macho alfa del curso, el chico que tuvieron que meter en diversificación para que pudiera sacarse el graduado escolar ( y aún así por la vergüenza torera de la familia siguió estudiando bachillerato con un deficit BRUTAL :lol:) con el que o te llevabas bien o sabías que tu estancia en aquella carcel iba a pasar mucho más lento acabó mal. Murió antes de los 18 años en un accidente de moto.
Hubo otros casos similares de muertos en accidente de coche o motos antes de acabar el colegio :face:


La única manera de prosperar (o mantenerse) en clase media era fumar, jugar bien al fútbol o trincarte a una pava a temprana edad para que te subieran a los altares. Eso e intentar no sacar muy buenas notas :lol:
 
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Pero porque no enviasteis una denuncia a la OCU?
 
Yo soy Rebeca Jimenez! Hija de Pedro y Concha...y mujer de Salvador, quiero la caja para mi degustación!
 
Recuerdo que el último año de cole vino un malote, que venía de otra ciudad (Madrid).
En mi clase nunca hubo una figura opresora ni robabocadillos. Pero aquel chaval era un subnormal de campeonato. Se pasaba todo el rato diciendo:
"Es que en mi cole de madrid teníamos gimnasio" "Es que en Madrid hay no se que" "Es que en Madrid hay nosecuanto"... Y mientras a parte de eso robando pinturas, a mi me birló un pilot,... robando cromos de las mochilas, comida,... e insultando a los que tenían gafas, gordos, niñas con coletas (no se porqué las llamaba Tarzán, sería una gracia de la capital...)
Un día se metió con uno de los mas pringaos de la clase en el partido de fútbol del recreo y allí explotó todo.
Uno de los gitanos lo empujó al suelo y allí comenzó la golpiza. Lo rodeamos entre todos y cada uno se tomó la venganza a su manera vi como la gente le daba puñetazos, patadas, le escupía, yo le di un par de pisotones en las piernas pero algún chaval le dió en la cabeza.
Las maestras empezaron a gritar como histéricas y a correr a empujarnos para separarnos. A mi una me agarró por el pelo y me empujó hacia atrás.
Solo recuerdo un montón de sangre y como se lo llevaban a dentro.
Luego hicieron un paripé al día siguiente que vino la directora y un policía a clase nuestra 6º y a los de 5º para ver si alguien decía algo. Nos amenazó con castigarnos todo el año y blao. Pero al final no ocurrió nada. No se si denunciarían al colegio o algo. El caso es que el chaval no volvió.
Ni idea de si lo cambiaron de colegio o de si la palmó.
Cuando tienes 11 años la verdad es que te importa bien poco.
Ahí comenzó mi odio hacia los madrileños.

:121:121:121 Magnifico todo. Solo me han quedado unas pocas dudas.

Que papel tenía el gitano, era el pringao?, defensor del pringao?, pasaba por allí y aprovecho el momento?. Yo apuesto por lo último, no me veo a un gitano haciendo de justiciero.
Habia unos cuantos gitanos en tu colegio? que estatus tenían?
Que pintaban los de 5º?
Que fue del madrileño?
 
:121:121:121 Magnifico todo. Solo me han quedado unas pocas dudas.

Que papel tenía el gitano, era el pringao?, defensor del pringao?, pasaba por allí y aprovecho el momento?. Yo apuesto por lo último, no me veo a un gitano haciendo de justiciero.
Habia unos cuantos gitanos en tu colegio? que estatus tenían?
Que pintaban los de 5º?
Que fue del madrileño?

En mi clase eramos 30 chavales no como ahora que hay cuatro por aula. De esos 30, 3 eran gitanos. Pero la verdad es que en mi cole estaban completamente integrados y nunca dieron problemas. Sabías que eran gitanos porque se apellidaban Jimenez y eran mas morenos que el resto.

El "chacho" este que le empujó el primero ya se la debía tener jurada de atrás al madrileño. Porque con él no iba la cosa.

Los de 5º jugaban al fútbol con nosotros,a veces 5º vs 6º otras veces nos mezclábamos. pero la verdad es que no recuerdo mas que las caras de un par de ellos.
En la pelea creo que ese día estábamos solo de 6º pero no lo recuerdo al 100%.

Del madrileño no tengo ni puta idea que pasó con él, no lo volví a ver. Al colegio no volvió desde luego.

A pesar de todo lo que cuentan de los institutos, en los 4 años de ESO y los 2 de Bachillerato. Nunca presencié ningún acto de bulling ni supe de ningún caso.
 
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A tomar porculo el matón de colegio...
 
Con 10 años pasé de un colegio religioso, a un colegio de 3era regional. Pensando que el cambio sería brutal, y que moriría a machetazos por un bocadillo de salami o un bollicao con pegatina, me adapté bastante bien. Aunque tengo unos recuerdos bastante freak-surrealistas.

1) Paliza al conserje por parte de uno de los alumnos.

2) Pelea modalidad pressing-catch con doble pareja. Se pegaron 4 tios, 2 por un lado y otros 2 en otro, y los demás haciendo corrillo.

3) Profesor de gimnasia sacado de una película americana de película B (llevaba silbato, y el examen eran pruebas del tipo 50m corriendo, lanzamiento de 2 kg, soltar el aire, etc). Estoy seguro que tenía un rifle o un AK-47 en su cuarto.

Solo me tocaron la cara una vez, un ligero puñetazo al que no respondí por pura cobardía (me sacaba 15kg y 10-12 cm). Conforme iba acabando la secundaria, en los últimos cursos llegué a acercarme peligrosamente al grupo de malotes, quizá porque veían en mi un tio inofensivo, al que colgarle el muerto si la liábamos parda fuera del horario escolar.
 
Yo creo que el ser "malote" es un poco como ser "super rico": todo el mundo lo critica porque no lo es. Anda que si todos hubieramos sido malotes en el cole /instituto íbamos a ponerlos a parir :lol:

Por otra parte, con un CI rozando el ser superdotado, y una profesora bastante retarded que me ponía como ejemplo para casi todo, fui el blanco de bromas e insultos allá por 6º de EGB. Y lo acabé solucionando como podía: a base de golpizas y liándome a hostias con todo dios. Tanto que hasta me llevaron al psicólogo y todo del colegio. Al final las cosas se acabaron solucionando un poco solas, tampoco es que me acuerde mucho de aquella época.

Ya en el instituto fui bastante más invisible, y para nada blanco de bromas; el blanco era un pobre chaval brasileño que parecía ser algo "lento", pero vamos, jamás llegó la sangre al río. Y como antes el instituto era opcional, pues la morralla ya había sido descartada. La mitad de los "macarras" del barrio que no fueron al instituto (o que no aprobaban) están a estas alturas en el talego, muertos o internados en psiquiátricos.

Eso sí, coincido en el placer que da ver a algún antiguo compañero "alfa" degradado a omega, con un trabajo de MIERDA y totalmente hundido, aparentando 20 años más de los que tenemos. El acercarte con una sonrisa amplia, saludarle, preguntarle por su vida y soltarle perlitas de: "sí sí, te acuerdas cuando te reías de mis granos? Vaya vaya cómo cambian las tornas, eh!". AAAhhhhhh, qué sensación más gratificante ver cómo el otrora altivo se hunde en la más oscura miseria mientras le hablas sonriente, y casi adivinas en sus ojos el brillo de la cuchilla con la que se abrirá las venas esa misma noche, al haber sido tú la gota que colma su vaso de tragedias y mala vida.
 
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Yo recuerdo que me veía (y me veo) incapaz de comprender la lógica subyacente al trasiego de cuerpos a mi alrededor. Parecía que ellos se movían de forma natural de acuerdo con unos patrones implícitos al vivir que yo no conocía y que trataba de descifrar una y otra vez no sólo sin éxito, sino con escarnio. Por eso, por no enterarme de por dónde me daba el aire, o más bien por no saber por dónde les daba los demás, me han caído hostias como panes durante toda mi vida. Hace cuatro días apareció un señor con bata que me dijo que era un poco autista y que no me preocupase, que dejara de odiarme, que esas cosas se aprenden, así que ahora estoy en una lista de espera de la Seguridad Social para que me enseñen a vivir.

Tampoco me prodigaré mucho en detalles porque tengo para aburrir, pero entre los highlights de tan desgraciada vida incluiré a un niño muy cabrón que me pegaba en la guardería con toda la mano abierta y a una criatura que me robaba los trenes que me compraba mi madre para que tuviese algo que hacer en el patio de infantil. He de decir que encontraba solaz en los momentos en los que algún muchacho más cándido que el resto se acercaba a mí y me intentaba enseñar de qué iba la movida (le guardo cariño a Alberto, un compañero que tenía un Quimicefa en casa y me pasó las pantallas chungas del Pokémon Cristal), pero en cuanto se olían la tostada se piraban con los niños que sí tenían iniciativa.

En el instituto empecé con el acoso chungo, en mi caso agravado por el hecho de sacar buenas notas, venir de familia de pobres y ser la primera generación a merced de las redes sociales, con lo que el puteo trascendía los seguros muros de mi cuarto y se me entregaba calentito al instante. Aprendí lo que eran los keyloggers y que lo de poner una tirita en la webcam no es ninguna tontada. Me cambié de instituto dos veces y me intenté matar así en plan bien, pero eché mal los cálculos, me pillaron y acabé con un lavao de estómago. Todo esto antes de los dieciocho. En cuanto se me pasó la tontera de todo lo que me había metido empezó a sudármela todo salvajemente, incluso la soledad, que a veces es como un picor que no me puedo quitar de encima pero que echo de menos en cuanto estoy con alguien (más de lo que puedo echar en falta a nadie cuando estoy sola).

Más que contra cualquier fantasma, tengo que luchar con la sed de venganza. Según todo esto que he visto, tengo la teoría de que la gente hace mal porque está mal o le han hecho mal, que la violencia es como una patata caliente que va pasando de mano en mano. Pues bien, quiero que conmigo se acabe. Yo no voy a devolver la violencia que se me ha dado, yo no voy a generar más violencia, todo esto no habría servido de nada, no habría aprendido nada. Claro que tengo ganas de joderle la vida a la gente que me llevó al límite de lo que un ser humano es capaz de tolerar durante tantos años. Pero no voy a hacerlo por ellos, que bastante tienen con lo que tienen; por sus hijos, sus parejas, por la gente que no tiene la culpa de que haya analfabetos emocionales no reconocidos por el mundo. Y por mí porque sé que, al final, acabaría cerrándose el círculo.
 
La comparación es de un CI bastante limitado. A mi no nunca me ha gustado dar palizas ni arrinconar a gente con problemas, sin embargo ser rico es algo que no me importaría nada vaya. Y he podido participar en eso de putear gente, pero me da asco eso, y la gente borrega. Incluso cuando el apalizado era un guay caído en desgracia, no voy a negar que me gusta verlos caer, pero me da rabia comprobar como aquellos que antes les reían las gracias son luego los que con mas saña se emplean para termina de hundirlos.
 
A mí nunca me robaron nada y peleas tuve muy pocas, y eso que vivía en un pueblo en la sierra profunda rodeado de mandriles y gorilones de campo, que primero iban a clase y después se iban a capar gorrinos por diversión. Yo no era gran cosa, era alto pero muy delgado y pude ser objetivo fácil para estos garrulos pero siempre fui muy observador. Sabía cuando venían de buenas y cuando venían a joder al personal, por lo que siempre evitaba los enfrentamientos largándome o buscándome las formas para salir siempre ileso. Ellos eran muy fuertes pero yo era más hintelijente, era el Saul Goodman de la egb.

Te he denunciado a telefónica por liarte a hostias con un repetidor.

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A mí en séptimo ya no me tosía nadie. En octavo tuve que soportar sobre mis hombros la responsabilidad de ser el patriarca del colegio. Sencillamente era el que partía la pana, nadie, repito, nadie osaba desafiarme. Después de muchos años trabajando y demostrando mi valía, me hice con el título de macho alfa. Sí, por un tiempo he saboreado lo que es ser un líder, un ganador.

Fui, a mi entender, un "padrino" bueno. Comprensivo y con bastante mano izquierda. Sólo tenía que imponer mi autoridad cuando algún zagal me retaba, me disputaba el trono. Jovenzuelos que en el despertar de la pre-adolescencia, tanteaban un poco el asunto y probaban fortuna. Nada reprochable, al fin y al cabo.

Pues sí, yo era el que "medía" en los partidos del recreo. Era el que hacía los equipos, era el que decidía si ese día se jugaba a fútbol o si no. Si no se jugaba, cada vez que me llegaba el balón a mí, o a cualquiera de mis acólitos; el balón salía fuera de los muros del colegio de un patadón. Nadie más podía hacer tal cosa, so pena de llevarse hostias hasta que yo comprendiese que había aprendido la lección.
Era jugador y arbitro, los penaltis, las faltas y si había salido el balón o no, eso me correspondía a mí decidirlo. Los que no acataban mi arbitraje eran severamente convencidos.

El balón lo guardaba yo, como siempre he sido de sentarme al final de la clase. El balón siempre estaba o bien a mis pies o bien a una distancia que nadie pudiese acercarse sin ser apercibido. Si un día me retrasaba, los demás se jodían. A no ser que me viniesen a pedir el balón con humildad, con respeto.

Nada, repito, nada se hacía sin mi consentimiento o sin ser informado detalladamente de la acción. Si se rayaban todas las puertas de los servicios, si se desinflaban las ruedas de los coches de los profesores, si atascaban los lavabos con papel higiénico y después se dejaba el grifo abierto, si se metía super-gluc 3 en las cerraduras, si se entraba por las noches a robar material, si se estaba sustrayendo material del cuarto de educación física, si algunos rebeldes estaban haciéndose con un zona del colegio y tratando de imponer allí una autoridad paralela a la mía. Todo, todo era gestionado por mí.

Era el que más corría, el que más saltaba, el que más lejos lanzaba la bola de hierro, el que más resistencia tenía corriendo, el que mejor jugaba a futbol; en fin, que por derechos propios era el amo. Era el más gracioso, el que tenía la última palabra, el decisor. Y bueno, el carácter, mi carácter agresivo fue lo que me convirtió en una persona respetada, supongo que temida por algunos y respetada por otros. Era un puto líder, un ser superior que por ley natural tenía que llevar sobre mis hombros la responsabilidad de velar por la convivencia entre subseres. Pero os creáis que era agresivo por gusto, no, era agresivo porque la autoridad hay que imponerla con la fuerza. Un líder tiene que hacerse respetar, y lamentablemente, algunos sólo entienden la ley de la mano dura.

Luego todo se torció, después de octavo mi vida cayó en barrena. Pero eso es otra historia.
 
el que abre el hilo no me lo creo, que casualidad que los molotes estaban todos en contacto y pudo saber de todos, parece un guión de serie b.[/QUOTE]

Facebook que hace que tengas a todos localizados. Antiguamente, no se ahora, se pasaba lista con nombre y apellidos, eso hace que dé memoria recuerde muchos nombres. También formaban pandilla, de ahí que el malote que me encontré veinte años después me contara que había sido de casi todos, incluso de algunos de los que no me acordaba.
 
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No lo mio fue mucho peor, lo mio fue ser invisible, alguien que nunca existió, podréis pensar que es coña por aquello de lo de insulso y tal, pero aunque quizá exagerado, si que es cierto que no solía contar

Tampoco es que haya variado mucho tu situación :benitooo:
 
¿Sobre el tema de los malotes?

Pues poco que añadir a lo expuesto ya por aquí.

En mi caso padecí cierto bullying. Pero muchísimo más por parte de las profesoras (monjas) que por los compañeros en sí.

Era un crío que no levantaba ni tres palmos del suelo y ya sabía perfectamente lo que eran esas seguidoras de Iesuscraist: unas putas catetas, sucias, viejas, ignorantes y simplonas cuyo sistema de clase consistía en seguir una guía que les habían dado y completamente incapaces de responder a una simple pregunta que se saliera del renglón.

Así que cada dos por tres las dejaba en evidencia por puro aburrimiento, ellas se encabronaban y como ya no podían fostiar (a partir de tercer curso, se les acabo ese chollo), pues lo que hacían era ridiculizarme delante de todos a la que tenían ocasión, bajarme la nota con la excusa más gilipollesca hasta suspenderme, azuzar a los malotes en mi contra y así... Muy triste todo, lo a gusto que quedé cuando me largué de ese puto antro que encima le costaba una pasta a mis pobres padres.

Sobre los malotes de clase, pues solían ser los muchi-repetidores, o los desarrollados antes de tiempo. Sobre estos he visto dos caminos bien diferenciados:

- Los que siguieron siendo malotes. La gran mayoría no superó la década de los 90 (cortaban fatal el jaco) y los que sobrevivieron acabaron reventados y marginados.

- Los que maduraron y dejaron de serlo. Pues ha habido de todo, pero los más acabaron pagando sus abusos de una forma u otra. No por la gilipollez del karma, si no porque siempre es mala idea dejar enemigos a la espalda y más aún a unas edades en las que se tiene memoria fotográfica para las putadas.
 
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Me leeré el hilo pero de momento, my salsa. Yo estuve en ambos lados de la barrera. Tuve una época de ser el puto hamo, era el Lidl de mi pandilla, e iba echando y admitiendo peña según mis personales criterios. Hacía uso de mis privilegios, y el que me los negaba se llevaba una hostia.

Sin embargo, fui un tirano amable. Nunca puteé a nadie por que sí, ni acosé, ni nada. Si tu aceptabas que el que manejaba el cotarro era un servidor, podías vivir tranquilo. No iba a ir un día a darte una hostia gratuita, ni a robarte la merienda, los cromos o las chapas. Hubo hijos pródigos, amiguetes que se piraban y luego volvían escocidos de otros Lidls mucho menos benévolos, y yo los admitía de nuevo sin pedir explicaciones.

Como suele suceder, con el tiempo, LOL nuestro señor se fijó en mi por alguna razón cargándome con todo tipo de enfermedades y mierdas varias que convirtieron a un chaval sanote, fuerte y deportista en un puto escombro que además no daba el estirón. Luego lo dí, pero tarde. Como buenos animales que somos, pronto mis iguales dejaron de verme no solo como al mejor de ellos, sino como a uno de sus pares. Era listo como un roboc, y supe pasar desapercibido la mayoría de los años malos. Pero no uno de ellos. En uno de ellos me tocó pagar.

Mis notas se fueron a tomar por culo, me jodían día sí y día también, y casi le estampo una silla de hierro a uno de los secuaces del hijoputa que me puteaba un día de pura desesperación. Reventé la silla contra la pared como a cinco centímetros de su cabeza y el tipo se quedó pegada a ella, blanco nuclear. En un ejercicio de justicia infinita, el centro me castigó A MI. No sé que hubiera pasado si se la reviento en la jeta. Igual hubiera acabado en un reformatorio.

Como sea, después del incidente de la silla, sobre el medio curso, me cambiaron de sitio y caí en gracia de uno de los malotes. Mascota, han llamado por ahí. Realmente yo creo que me integré y era otro gilipollas más de aquella gentuza, que celebraba los suspensos y se iba por ahí a hacer el subnormal. Me venían a buscar a casa "baja fulanito a jugar" y toda esa mierda. Esto me permitió abandonar el grupo de losers que eran puteados todos los días, y terminar el curso suspendiendo todo y echando a perder mi futuro académico, porque mis padres me sacaron del sistema en lugar de hacerme repetir.

La verdad es que a partir de ahí no me puedo quejar. He tenido una vida de puta madre, muy superior en experiencias y calidade a la de mayoría de gente que conozco, gracias a que me lo curro, a que tengo suerte y a que quien tuvo retuvo, supongo. Pero sí que me gustaría encontrarme con el mamón que me marcó ese año y partirle la cara, atropellarle o verlo consumido por una existencia miserable.

Un colega de hace tiempos se encontró en cierta ocasión con un tipo que también lo había puteado en tiempos. Para desgracia del tipo, el encuentro pilló a mi colega en forma y adicto a no sé qué coño de arte marcial. Le metió una espectacular somanta de hostias a su torturador , y le dijo que si lo denunciaba lo iría a buscar para meterle otra más gorda. El círculo de amigos de entonces lo criticaba mucho por aquello.

Yo creo que, simplemente, hizo justicia.
 
El círculo de amigos de entonces lo criticaba mucho por aquello.

Yo creo que, simplemente, hizo justicia.

Bien que hizo, somanta de palos y que recuerde el porqué...

A mi no me denunciaron pero fui rechazado por los chavales de mi barrio "por abrirle la cabeza al pobre fulanito que no era malo..." lo que me llevo a juntarme con los morlocs, gitaners y demás aislados sociales de los barrios periféricos.
 
Y no hemos hablado aún de, ya llegados al instituto, de las novias de los malotes que se juntan con ellos porque :

- Tienen moto.

- "Son rebeldes".

-Según muchas mujeres, los malotes son más interesantes y divertidos.

- "Yo se que es malo pero tiene buen corazón, voy a sacar a la luz su parte noble y buena ".

Moraleja: muchas acaban preñadas a edad temprana o viviendo en barrios de mierda. En casos extremos, cuando el malote rebasa los veinticinco, es escoria, tiene un curro de mierda (si es que tiene) y ha dejado de ser el líder que era de niño, paga sus frustraciones usandolas como sacos de boxeo... Y así conocí un par con consecuencias fatales, vamos, que los malotes se las cargaron de una paliza.
 
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