Los Malotes, esos grandísimos hijos de puta

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Cuando estaba en cuarto de EGB, el director del colegio me fichó para correr cross. Vio mis cualidades físicas (en los recreos se dedicaba a otear entre los alumnos en busca de talentos) y me dijo que tenía que ir a entrenar con los otros alumnos que él mismo preparaba para las pruebas. Allí había de todos los cursos, yo era el más enano. Recuerdo que me puse en el pelotón de salida con el resto, y a los pocos metros me di cuenta de que seguir el ritmo de gente que me sacaban 3 años era imposible. Pero yo apretaba por orgullo, aunque fuesen a matacaballo.
Para poder entrenar me tenía que saltar unas clase. Era maravilloso, las nenas me miraban con idolatría, cuando llegaba la hora y pedía permiso, tímidamente, a la señorita para ir a entrenar. Los demás se quedaban en clase, con las ciencias naturales o lo que tocase, mientras yo, un privilegiado físicamente iba a entrenar con los mayores. Una vez la señorita llevó a toda la clase al campo de fútbol donde entrenábamos los elegidos, y al pasar por donde estaban ellos me vitoreaban y jadeaban. Era, por decirlo así, su representante.
Niñas que jamás me habían dirigido la palabra por ser ellas niñas bien y yo un piojosillo con pelo grasiento y harapos, me aplaudían y animaban con sincero entusiasmo.

Cuando se enteró mi padre me dijo que de eso nada. Que yo a estudiar, que de correr no se saca nada. Y tuve que decirle al director que mi padre no me dejaba correr.

Pero el director del colegio no desistió. En quinto me fichó para jugar en una ligar provincial de fútbol sala entre colegios. Esto fue porque en los recreos yo era el único de mi clase que podía jugar con los mayores, con los de octavo y séptimo. Aún no tenía la edad suficiente para jugar en la categoría en la que me metió el director. Era obligatorio que cada jugador tuviese una ficha con los datos, que se mandaba a no sé dónde para comprobar que todo era correcto y que la edad de los jugadores correspondía con la categoría en la que jugaban.

Como yo era menor, el director no mandó mi ficha y me dijo que si alguien decía algo que dijese que tenía ya 12 años. Él alegaría que mi ficha se mandó pero que se habría perdido.

Para ir a otros pueblos a jugar nos tenían que llevar los padres. Cada semana unos, cambiando. En cada coche iban 4 ó 5 y el padre se prestaba a llevar a su hijo y sus compañeros a jugar fuera. Mi padre pasó, dijo que qué mierda era eso, tontunas, que no tenía otra cosa que hacer que estar con el coche pa'rriba y pa'bajo para que jugase a futbol.
Se lo dije al director y me dijo que vale, pero que al menos jugase los partidos que se jugaban en casa. Y así lo hice, sólo podía jugar cuando el partido era en casa porque mi padre no quería que yo anduviese por ahí con las payasadas del futbol. De hecho, ni siquiera sabía que jugaba en el pueblo.

Sí, yo era el rey del mambo en los recreos, era un portento físico con un carácter ganador. Lo daba todo en los partidos, si corría una carrera tenía que ganarla, tenía que saltar más alto que nadie, las lejos que nadie, hacerlo todo mejor que los demás. Era un instinto, tenía que demostrar que yo era mejor que ellos y que podían tomarme por el líder ya que era el mejor dotado.

Pero luego me disipé, como una cocacola abierta.
 
Lider y malote son dos conceptos diferentes, ademas varian en el transcurso de la edad escolar.

En infantil el lider es el que destaca, bien porque sea mas listo, o dibuje mejor, o sea majete, ese papel se puede reforzar si sus padres lo llevan hecho un pincel (de acuerod a los estandares del resto de los crios) o en mi epoca si tenia unas converse o una nike (ahora las tienen todos). De hecho los maestros lo identifican pronto y de alguna manera lo señalan. El malote es el chungo, tiene poder de empatia cero, solo se junta con otros chungos y/o con los tontos de la clase o los inadaptados con cierta capacidad social.

De sexto a octavo la cosa se diversificaba, ya habia roles mas marcados, como en el juego de Comandos. El empollon, el deportista, el malote, el que en septimo ya se hace pajas, el repetidor. En mi caso era el empollon, pero nadie se metio conmigo, al reves diria yo, habia hasta cierto respeto. Ademas vivia cerca de unos gitunning con los que compartiamos aficiones, la NBA, el baloncesto (nunca jugue a futbol) y cambiabamos juegos de spectrum. Asi que como era gitunning friendly los gitunning mayores que esperaban en octavo a poder dedicarse a la venta de melones con sus padres y que si que te podian dar una patada en el culo de cuando en cuando (no iba a mas) tampoco me dijeron nada.

La carne de cañon eran en general los que no destacaban en nada y dentro de estos los que siempre estaban rondando algun grupo para hacer meritos e integrarse.

No, el empollon no es líder. Puede en muchos casos que hasta sea lo contrario.

Ese papel de líder no malote podía ser el típico extrovertido parlanchin que a menudo a mí me sonaba a repelente, pues las gentes pronunciadamente extrovertidas me dan mucho palo. El graciosete que hablaba a la profe con colegueo y esta aunque trataba de hacer el papel de tutora distante de vez en cuando le reía alguna payasada, y aquí su papel de alfa por ese sentido crecía, pues lo estaba aprobando la profesora, la adulta, única adulta de la manada que ejerce de autoridad.

Pero este perfil estaba totalmente sumiso al malote macarra. De hecho era el primero el que buscaba aproximarse a este segundo y no a la inversa. Era el carismático extrovertido el que cobraba prestigio si el malote le respetaba aunque fuera superficialmente. El malote macarra no necesitaba la aprobación de nadie, como mucho la de malotes de uno o dos cursos más. Porque si recordáis aquellos que tenían un puto año más eran seres superiores. Eran mayores. Lo que hacían los de un curso por delante nuestro cobraba importancia. Nosotros hablabamos de ello y de ellos, pero ellos no se fijaban en nosotros. Ni nuestros nombres sabían.
 
Interesantes y sesudas reflexiones, para autoconvenceros de que había líderes, seres superiores, cuando en realidad eráis unos mierdas que os quitaban el bocadillo en el recreo, y parecíais medio autistas:lol:.
 
Lo que hacían los de un curso por delante nuestro cobraba importancia. Nosotros hablabamos de ello y de ellos, pero ellos no se fijaban en nosotros. Ni nuestros nombres sabían.

Claro, pero es porque eras un mediocre entonces, igual que lo eres ahora en el foro. No destacas en nada, por eso eras y serás invisible; por tu mediocridad.

Algunos si destacamos, siempre lo hicimos. Es nuestro carácter, no podemos evitar ser distintos. Yo antes era el mejor en el recreo, ahora soy una basura, pero una basura que destaca entre todas las basuras.
 

Yo no sé donde estudiasteis, hablo de mi experiencia.

Entre los alumnos que yo llamo sanos (no macarras) la figura de la profesora a momentos y según el contexto cobraba importancia. Que sí, que normalmente la profesora era algo que daba palo y representaba el concepto de estudiar, de sacrificio, luego era algo percibido negativamente. Pero de vez en cuando si la profesora dejana en ridículo a alguien las risas se escuchaban mucho más sonoras y largas que si lo hubiera dejado en ridículo cualquier alumno, y eso sucedía porque en cierto modo se le suponía a la profesora la autoridad propia del adulto, de un mayor.

Los canis malotes sin embargo no sentían ese respeto hacia el profesor ni en ese caso, cuando no le retaban directamente.

Entelequia, estoy hablando de un colectivo. La clase de quinto veia con inferioridad a los "mayores" de sexto y a su vez los de sexto hacían lo propio con los de séptimo.

Ya hace muchas páginas que te delataste como el collejas de clase y se te ha calado. No insistas.
 
Coño, Onisa, pasa y quédate. Cuenta tus batallitas de abuelo cebolleta en el cole. ¿Qué sistema educativo había cuando estudiabas, el que instaló Isabel II?
Estudié la EGB entre mediados de los 60 y principio de los 70 , solo conocí un malote, iba varios cursos atrasados, casi nunca iba a clase, le devolvio una ostia a un maestro y fue expulsado definitivamente, unos cuantos maestros eran los machos alfa y ninguno de los alumnos tenia la minima oportunidad de ser malote.En tercero tuve suerte, el maestro era de los que mas pegaban , pero mi santa madre me apuntó a clases particulares de su mujer, por lo tanto estaba a salvo de ser ostiado. No corrí la misma suerte en cuarto, el maestro salió de clase por unos asuntos privados, tuve la nefasta idea de crear un coro en su ausencia y celebrar el primer ensayo, por lo visto , las criticas no fueron buenas y al volver preguntó por el fundador del coro, levanté la mano y me fui hacia su mesa, con una vara me fustigó todo lo que le vino en gana, intente aguantar como un omvre, pero deje de hacer el subnormal y rompí a llorar, con el llanto, se apiado de mi y dejó de pegarme.
Peor suerte corrió un compañero, se le ocurrió decorar el techo con bolitas de papel lanzadas con un canuto, la ensalada de ostias que recibió fué muy completa, con patadas incluidas.
En los demas cursos tuve suerte y me dejaron tranquilo En mi pueblo todos teniamos buena vista, solo recuerdo 4 alumnos con gafas, los 4 ojos eran unos privilegiados, el maestro lo sacaba a su mesa y nos daba un sermon, este chico lleva gafas, cuestan mucho dinero, si se le rompen , sus padres tendran que ir a la ciudad a comprarle otras, si algun subnormal se le ocurre quitarselas o cualquier otra tonteria, me cagaré en su puta madre y le romperé la vara en la cabeza, evidentemente al ver a un alumno con gafas, saliamos de estampida. En sexto, a mitad de curso vino un alumno nuevo, bajito, medio jorobado y con gafas, su padre era el nuevo director del banco del pueblo, por supuesto nadie se metio con el, yo me hice su amigo, me invitaba a su casa a merendar, recuerdo que tenia dos hermanas que estaban muy buenas, al año siguiente se marchó a un colegio de la ciudad.Lo que mas me gustaba era jugar a las canicas, no era un jugador top, pero me defendia bien, no se si hay algun hilo sobre juegos de niños, si lo hay, contaré alguna anecdota
 
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A veces el malotismo es favorecido, como vemos, por los mismos maestros. En primero de EGB tenía dos compañeros macarras, no se si tanos porque por aquellos años 70 no estaban escolarizados y solían dedicarse a vagabundear desnudos.en barrizales chabolistas. A una compañera y a mi nos bajaban los pantalones o le.subían la faldita de tablas, o escondiéndose bajo las mesas, a ella le metian mano. Harto de la situación, se lo conté a mi madre (a quien le debo sus desvelos y su amor por encima de preocupaciones por el qué diran).

El caso es que mi madre me.aconsejó chivarme a la maestra, doña Pura, una octogenaria franquista a cuyo nombre no le hacía ningún honor la peste que emanaba de su boca. Cuando se lo dije, su reacción fue sacarme al estrado y, preguntando a la chavalería si tenian algún interés especial.en ver culos, y que todos teníamos lo mismo y no le veía interés a unos calzoncillos, procedió a bajarme los pantalones. Las risotadas aun resuenan en mi cabeza. Estoy seguro de que aquella vieja asquerosa disfrutó aquel dia de lo bueno....
 
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A mí una vez que me bajaron los pantalones llevaba unas bragas de mi hermana. Me los subí a la velocidad del rayo, pero se quedaron con la copla.
 
Lo de las bragas de tu hermana que era por miseria o por experimentar nuevas sensaciones? Después de eso siguieron teniéndote algo de respeto?
 
Ahora soy una basura, pero una basura que destaca entre todas las basuras.

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Fue porque no habría otra cosa aquel día. Cosa rara, por otra parte, porque mi santa madre era una excelente ama de casa y siempre tenía la ropa lavada, planchada y es su respectivo cajón. Yo protesté, pero mi madre me dijo que a callar, que no pasaba nada, tanta pamplina con el niño.

Precisamente cosas como esas eran las que hacían que yo sacase el genio. No os entra en la cabeza por lo que veo, a mí cuanto peor me trataban, más mala hostia me entraba.


Y bueno, falta la traca. Ya he dicho muchas veces que soy un orejones. Pues de niño los mayores me tiraban de las orejas y si eran muy mayores me levantaban del suelo de ellas, que muchas veces me daba la sensación de que me las iban a arrancar de cuajo. Hijos de puta, que malas ideas tenían.
Pero a pesar de tener unas buenas orejas a cada lado de la cara, eran pocos los que osaban a resaltar mi tara, so pena de llevarse unas buenas hostias. Nunca tuve mote, sin embargo yo sí llamaba "orejas" o "avioneta" a los otros. Y si ellas me respondían, "pues anda que tú", les daba unas guantás para que aprendiesen a no resaltar los defectos ajenos.
 
A mí una vez que me bajaron los pantalones llevaba unas bragas de mi hermana. Me los subí a la velocidad del rayo, pero se quedaron con la copla.
:lol: No sé si es cierto, porque en mi caso sí que desde luego me probaba ropa.interior de mi hermana, e incluso algún vestido. La verdad es que con once años hasta llegué a probarme.el vestido de novia de mi madre, que era delgadita, y es una lastima que no existieran los selfies.aún.

Volviendo a los malotes, aquellos dos me la tenían bien jurada, y un buen día me quitaron mi preciado taco de cromos de dinosaurios, que me iba cambiando con mi compañerito César. Me dijo el más gordo "Si quieres recuperarlos, tienes que chuparnos las pollas a los dos en el servicio". He de decir que por primera vez sentí una poderosa mezcla de sensaciones: rabia, indignación, vergüenza... pero también excitación. Yo ni siquiera había tocado una colita que no fuera la mía, y ahora me obligaban a manejarme con dos penes de macarras de siete años.

Continuará...
 
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Tambien recuerdo los 20 de noviembre, ibamos a la puerta de la iglesia a cantar el cara el sol, venia un maestro de una academia privada a poner una corona de laurel por los caidos, despues de decir unas palabras y poner la corona, todos a cantar, el que no cantaba bien, recibia todo tipo de collejas
Algunos años era dia sin clase, una vez fuimos a la ciudad a ver la prisión donde estubo Jose Antonio preso
Llegaba a casa to contento y cantando el cara el sol, mi padre que habia perdido 2 hermanos, fusilados al terminar la guerra civil, pues no le hacia nada de gracia ver a su hijo hacer el subnormal, un dia me pego una torta con la mano abierta y me dijo que dejase de cantar la cancioncilla de los cojones, mi madre me defendio y acabaron discutiendo. Un dia de fiesta acabo en pelea matrimonial
Despues de la torta, se me quitaron las ganas de ser cantante
 
:lol: No sé si es cierto, porque en mi caso sí que desde luego me probaba ropa.interior de mi hermana, e incluso algún vestido. La verdad es que con once años hasta llegué a probarme.el vestido de novia de mi madre, que era delgadita, y es una lastima que no existieran los selfies.aún.

Volviendo a los malotes, aquellos dos me la tenían bien jurada, y un buen día me quitaron mi preciado taco de cromos de dinosaurios, que me iba cambiando con mi compañerito César. Me dijo el más gordo "Si quieres recuperarlos, tienes que chuparnos las pollas a los dos en el servicio". He de decir que por primera vez sentí una poderosa mezcla de sensaciones: rabia, indignación, vergüenza... pero también excitación. Yo ni siquiera había tocado una colita que no fuera la mía, y ahora me obligaban a manejarme con dos penes de macarras de siete años.

Continuará...

A los maricones os gustan los chavales canis malotes no? La de perversiones que pasarían por tu cabeza cuando esos te humillaban y maltrataban.
 
Parece que en la época tardofranquista la hostia costumbrista aún estaba en auge. Me ha gustado el discurso de las gafas por parte del maestro, de todas manera no es que hubiera gente con mejor vista, que también, es que en aquella época incluso en la mía, si no veías un carajo nadie se iba a preocupar. He visto muchos casos de malos resultados escolares que al final resultaron que es que no veían lo que ponían en la pizarra, y como no tenían buenas calificaciones los terminaban poniendo al final de la clase. (clase de treintaitantos)


:lol: No sé si es cierto, porque en mi caso sí que desde luego me probaba ropa.interior de mi hermana, e incluso algún vestido. La verdad es que con once años hasta llegué a probarme.el vestido de novia de mi madre, que era delgadita, y es una lastima que no existieran los selfies.aún.

Volviendo a los malotes, aquellos dos me la tenían bien jurada, y un buen día me quitaron mi preciado taco de cromos de dinosaurios, que me iba cambiando con mi compañerito César. Me dijo el más gordo "Si quieres recuperarlos, tienes que chuparnos las pollas a los dos en el servicio". He de decir que por primera vez sentí una poderosa mezcla de sensaciones: rabia, indignación, vergüenza... pero también excitación. Yo ni siquiera había tocado una colita que no fuera la mía, y ahora me obligaban a manejarme con dos penes de macarras de siete años.

Continuará...

Parece que tu senda estaba marcada desde el principio. La petición de tus 2 amigos a cuenta de que vino? que niño de 7 años le pide a otro que se la chupe? era una simple burla a cuenta de tu orientación sexual? se te notaba ya a esa edad?

Tenias mas relación con tu madre que con tu padre? Parece que la idolatrabas, es algo muy común entre vosotros... tu sabes... entre los que no sois heterosexuales.
los homosexuales
 
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Ayyyy las madres, cuanto mal hacen en el hombre. A diferencia de otras especies, su maternidad es totalmente egoísta. No se conforman con criar simplemente, intentan controlar, es una manera de seguir ejerciendo algún poder sobre el hombre, ya que con el atracción sexual no pueden una vez sus cuerpos se han desformado. Su mayor afán es criar futuros hombres débiles e inculcarles sus miedos.

Si la figura paterna no es autoritaria o simplemente no es representativa, es obligación de cualquier hijo varón golpear a su madre, simplemente como advertencia de que se acabó ese vinculo. Por lo menos una vez y que no sea demasiado tarde.
 
Ayyyy las madres, cuanto mal hacen en el hombre. A diferencia de otras especies, su maternidad es totalmente egoísta. No se conforman con criar simplemente, intentan controlar, es una manera de seguir ejerciendo algún poder sobre el hombre, ya que con el atracción sexual no pueden una vez sus cuerpos se han desformado. Su mayor afán es criar futuros hombres débiles e inculcarles sus miedos.

Si la figura paterna no es autoritaria o simplemente no es representativa, es obligación de cualquier hijo varón golpear a su madre, simplemente como advertencia de que se acabó ese vinculo. Por lo menos una vez y que no sea demasiado tarde.

En realidad la mujer tolera mucho más la homosexualidad que el hombre.

Una mujer no puede entender el orgullo que sentimos los machos heterosexuales ni la poco que comprendemos que a un hombre no le ponga el cuerpo de una fémina.

Normalmente el padre del gay es el que menos acepta que su hijo sea marica y normalmente el apoyo viene de la madre.

Al maricon de clase lo apoyaban las chicas. Las únicas que lo defendían eran las chicas, y así ha sido en todos los casos de alumnos maricones que habeis vivido en vuestros colegios.

Y eso no se olvida. Igual que no se olvida al verdugo tampoco se olvida al que te ayudó, y por ello los gays suelen tener mucho respeto hacia las chicas.
 
. A una compañera y a mi nos bajaban los pantalones ....


Y de esos polvos, estos lodos...

menudos traumas teneis con los bocadillos, yo en cuarto o quinto llegué a tirar alguno a la basura. Luego se los vendía a un "malote" de medio pelo. Una vez, ya en 2 de BUP le quité uno a un gafotas pequeñajo, no fue por la fuerza, se lo sisamos yo y otro en clase y nos lo comimos para ver que hacia. Nos llamó muertos de hambre, entre otras cosas.
 
:lol: No sé si es cierto, porque en mi caso sí que desde luego me probaba ropa.interior de mi hermana, e incluso algún vestido. La verdad es que con once años hasta llegué a probarme.el vestido de novia de mi madre, que era delgadita, y es una lastima que no existieran los selfies.aún.

Volviendo a los malotes, aquellos dos me la tenían bien jurada, y un buen día me quitaron mi preciado taco de cromos de dinosaurios, que me iba cambiando con mi compañerito César. Me dijo el más gordo "Si quieres recuperarlos, tienes que chuparnos las pollas a los dos en el servicio". He de decir que por primera vez sentí una poderosa mezcla de sensaciones: rabia, indignación, vergüenza... pero también excitación. Yo ni siquiera había tocado una colita que no fuera la mía, y ahora me obligaban a manejarme con dos penes de macarras de siete años.

Continuará...

Los niños que te quitaron los cromos tenían siete años... ¿y tu?... ¿treinta y cinco?.
 
:lol: No sé si es cierto, porque en mi caso sí que desde luego me probaba ropa.interior de mi hermana, e incluso algún vestido. La verdad es que con once años hasta llegué a probarme.el vestido de novia de mi madre, que era delgadita, y es una lastima que no existieran los selfies.aún.

Volviendo a los malotes, aquellos dos me la tenían bien jurada, y un buen día me quitaron mi preciado taco de cromos de dinosaurios, que me iba cambiando con mi compañerito César. Me dijo el más gordo "Si quieres recuperarlos, tienes que chuparnos las pollas a los dos en el servicio". He de decir que por primera vez sentí una poderosa mezcla de sensaciones: rabia, indignación, vergüenza... pero también excitación. Yo ni siquiera había tocado una colita que no fuera la mía, y ahora me obligaban a manejarme con dos penes de macarras de siete años.

Continuará...

Luego dices que no eres un enfermo mental :lol:
 
El Bedel rebuznó:
Volviendo a los malotes, aquellos dos me la tenían bien jurada, y un buen día me quitaron mi preciado taco de cromos de dinosaurios, que me iba cambiando con mi compañerito César. Me dijo el más gordo "Si quieres recuperarlos, tienes que chuparnos las pollas a los dos en el servicio". He de decir que por primera vez sentí una poderosa mezcla de sensaciones: rabia, indignación, vergüenza... pero también excitación. Yo ni siquiera había tocado una colita que no fuera la mía, y ahora me obligaban a manejarme con dos penes de macarras de siete
El fogonazo de vergüenza y excitación que calentaba mi cara en ese momento, mientras haciamos la fila para ir al servicio, era una sensación desconocid que aceleraba sin control los latidos de mi corazón. Algo sin duda estaba rompiéndose en mi alma de niño en ese momento, porque al observar las miradas y las risotadas perversas de aquellos salvajes, sentí que yo igualmente les habria seguido hasta el servicio aunque el botín a rescatar hubiera sido un lapiz.

Como hipnotizado, seguí por aquellos pasillos poblados de murales y fotografías de don Juan Carlos y doña Sofia a mis verdugos. En el servicio nos quedamos los tres haciendo tiempo mientras todo el griterío terminaba de disiparse camino del patio, hasta que el lider me empujó hacia el retrete con un lacónico "vamos, mariquita". Poco podía imaginar yo que aquella situación se repetiría infinidad de veces en mi vida.

Continuará...
 
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