PENTECOST
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- 2 May 2006
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No pretendo ofender ni provocar a las mujeres, no es esa mi intención. Tan sólo exponer mi opinión mas sincera sobre un tema que me llama especialmente la atención.
Una de las cosas que mas valoro en una persona es su inteligencia (si, también en las mujeres), lo lamentable es que normalmente ellas no suelen impresionarme o sorprenderme en ese aspecto. Me explico.
En general, cuando transcurre un debate o entrevista, o una simple conversación entre personas, nunca saco nada nuevo o sorpresivo de boca de una mujer.
Bien es cierto que soy una persona dificilmente impresionable y esto lo complica todo aún mas todavía, y opino que las ideas enriquecedoras siempre salen de las minorías, nunca de la masa, pero se da la casualidad de que las aportaciones mas ingeniosas, las teorías innovadoras, las cosas que me hacen aprender y meditar sobre ello, casi siempre salen de los hombres.
Pocas veces una mujer consigue sorprenderme con algo que haya dicho o hecho.
La verdad es que cuando ello sucede lo celebro con alegría, así que no creo que sufra una disposición negativa hacia las mujeres por mi parte. El problema es que ocurre muy escasas veces, y eso es lo que me llama la atención.
Veo en ellas una exagerada tendencia a perderse en los detalles y no en centrarse en lo principal, en el meollo del asunto a tratar. Todo esto hace que me resulte pesado y algo perfectamente evitable el disponerme a mantener una conversación profunda con una mujer.
La misma sensación que te invade cuando charlas de un tema que te resulta fascinante y tu interlocutor no lo domina de igual manera que tú, lo cual hace que te sientas aburrido y con ganas de darlo por terminado de la manera mas rápida posible. No sé si me explico.
Una de las cosas que mas valoro en una persona es su inteligencia (si, también en las mujeres), lo lamentable es que normalmente ellas no suelen impresionarme o sorprenderme en ese aspecto. Me explico.
En general, cuando transcurre un debate o entrevista, o una simple conversación entre personas, nunca saco nada nuevo o sorpresivo de boca de una mujer.
Bien es cierto que soy una persona dificilmente impresionable y esto lo complica todo aún mas todavía, y opino que las ideas enriquecedoras siempre salen de las minorías, nunca de la masa, pero se da la casualidad de que las aportaciones mas ingeniosas, las teorías innovadoras, las cosas que me hacen aprender y meditar sobre ello, casi siempre salen de los hombres.
Pocas veces una mujer consigue sorprenderme con algo que haya dicho o hecho.
La verdad es que cuando ello sucede lo celebro con alegría, así que no creo que sufra una disposición negativa hacia las mujeres por mi parte. El problema es que ocurre muy escasas veces, y eso es lo que me llama la atención.
Veo en ellas una exagerada tendencia a perderse en los detalles y no en centrarse en lo principal, en el meollo del asunto a tratar. Todo esto hace que me resulte pesado y algo perfectamente evitable el disponerme a mantener una conversación profunda con una mujer.
La misma sensación que te invade cuando charlas de un tema que te resulta fascinante y tu interlocutor no lo domina de igual manera que tú, lo cual hace que te sientas aburrido y con ganas de darlo por terminado de la manera mas rápida posible. No sé si me explico.