Nuestra infancia. Miserias humanas aquí

De pequeño nunca celebraba el cumpleaños con una fiesta merienda como era costumbre en mi pueblo. Eso sí, yo iba a todas las que me invitaban porque eso de ver una mesa como las que salían en Médico de familia cuando desayunaban, era algo que me maravillaba. Allí había de todo; dulce y salado, golosinas, frutos secos, bebidas y de postre tarta. Como sin querer, sin mostrar nunca ansia viva, iba picando de aquí y de allí y degustando todas esas delicatessen que ya no es que estuviesen buenas pos sí mismas, es que verlas todas juntas y al alcance de mi mano me parecía increíble. Al final, las madres, nos hacían pasar el mal trago de cantar al hijo el cumpleaños feliz, que por supuesto yo no cantaba sólo movía los labios cuando la madre pasaba la vista por mí al pasar revista de quién mostraba agradecimiento cantando a su hijo el puto cumpleaños feliz.
 
No habían cerrado las puertas, y ya la mujer se había dado cuenta de su mala elección. La mujer parecía como un holograma que se difuminaba, su gesto estaba a caballo entre el asco y&nbsp; que Dios se apiadase de ella, mirando hacía la luz del techo. Al llegar a mi piso, pudo mascullar a duras penas."Niño ¿ Te has cagado?"Algo realmente obvio, o era eso, o nos había tocado el ascensor temático sobre un estercolero.<br>

Joder mira que me he loleado mientras leia el post, pero ha sido llegar a esta parte y casi cagarme yo de la risa :lol:
 
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En mi casa nunca jamás hubo vídeo. Mis amigos hablaban de las pelis que habían visto y se las recomendaban unos a otros con verdadero entusiasmo. Estoy hablando de la época de: Depredador, Robocop, Conan el Barbaro, etc; el culmen del cine como todos sabemos. Y yo allí a dos velas, viendo la puta mierda de los dos canales que por entonces había en la tele.

Me acuerdo que cuando alguno de mis amigos me invitaba a su casa a ver una de esas pelis que él ya había visto la noche antes con su familia y que antes de llevar al vídeoclub quería volver a ver, entonces yo era el niño más afortunado del mundo por poder tener el privilegio de ver la peli de la que todos hablaban maravillas y que yo no tenía esperanza de poder ver jamás.

También me acuerdo que de niño tenía pillado el truco de acompañar a según qué amigos a su casa después de terminar las clases a las cinco de la tarde para que soltasen la cartera. El truco estaba en que al llegar a casa su madre le prepararía la merienda que más le apeteciese a su retoño, y claro, casi siempre pedían chocolate o nocilla o bollicaos o donut. Yo me ponía cerca de mi amigo cuando su madre le daba la merienda y ponía cara de hambre, de cordero degollado, intentaba dar lástima para forzar a tener que darme a mí lo mismo que a su hijo, más que nada lo hacían para demostrar a sus hijos que eran madres compasivas y buenas. De alguna manera se veían obligadas moralmente, o quizás por simple educación, a ofrecer también al invitado.

Juguetes tampoco es que tuviese muchos, ¿qué hice? Pues me arrimaba a los niños que tenían más para simular ser amigo suyo y de esta forma poder acceder a ese mundo maravilloso de los juguetes infantiles. A lo mejor el dueño me parecía un imbécil y un repelente, pero como de pequeño ya tenía el sentido del aislamiento e introversión muy desarrollado de mi latente autismo, pues desconectaba y aunque estuviésemos en el mismo cuarto lo ignoraba y me sumergía en un maravilloso mundo de la mano de alguno de los juguetes del retrasado que tuviese al lado.
 
De pequeño nunca celebraba el cumpleaños con una fiesta merienda como era costumbre en mi pueblo. Eso sí, yo iba a todas las que me invitaban porque eso de ver una mesa como las que salían en Médico de familia cuando desayunaban, era algo que me maravillaba. Allí había de todo; dulce y salado, golosinas, frutos secos, bebidas y de postre tarta. Como sin querer, sin mostrar nunca ansia viva, iba picando de aquí y de allí y degustando todas esas delicatessen que ya no es que estuviesen buenas pos sí mismas, es que verlas todas juntas y al alcance de mi mano me parecía increíble. Al final, las madres, nos hacían pasar el mal trago de cantar al hijo el cumpleaños feliz, que por supuesto yo no cantaba sólo movía los labios cuando la madre pasaba la vista por mí al pasar revista de quién mostraba agradecimiento cantando a su hijo el puto cumpleaños feliz.

pero coño, a cuanto puede ascender el coste de unas cocacolas de dos litros, aunque sea de la "GOLD" del dia, unos sandwiches de fua gras y una tarta del pryca, joder, que una cosa es ser pobre y otra ser "oliver twist".

mi madre en los cumpleaños, como es enfermera y sobreprotectora, no ponia ni gusanitos, ni patatas ni aros de cebolla ni ostias, sandwitches de fua gras, sobrasada, cocacolas, y el TCR montado en el salon(era como un scalextric de pobres) y santas pascuas.

hasta a mi abuela en su cumpleaños, cuando el racionamiento, sus padres le montaban algo con los niños del pueblo ostias.
 
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Cuando empezaba el curso el maestro o la señorita nos daba una lista con todo los libros y el material escolar que necesitaríamos. Mi madre usaba ese papel para limpiarse el chocho después de mear. Me compraba los libros y a regañadientes, si podía los heredaba de algún primo que el año anterior los hubiese tenido.

Las primera semana la señorita pasaba revista para ver qué cosas nos faltaban aún del material, y claro, a mí siempre me faltaba de todo. Pero eso no era problema porque poco a poco iba recabando todo lo necesario como una urraca. Un lápiz de Oscar, el sacapuntas de Raquel, el rotulador rojo de María, el verde de Raul, etc, etc, hasta que me hacía con todo lo necesario gracias a que en los recreo entraba en la clase con cualquier excusa y me abastecía de lo ajeno.

Nunca consideré aquello como robar, puesto que lo hacía para asegurar mi derecho a la educación como ciudadano español.
 
@Entelequia, ¿qué te llevabas para comer en los recreos? Yo, casi siempre, bocatas. Alguna vez, si se nos había hecho tarde y no daba tiempo a prepararlo, mi padre nos compraba a mi hermana y a mi una pantera rosa y un bony (la pantera para ella, no vayáis a pensar que soy un mariconsón).
 
No ibas con el reglamentario tupper de arroz con ternera, ya eras mariconsón desde tan tiernas edades.
 
A las excursiones del colegio o instituto no iba. Mi madre decía que a qué tanta tontería, que a la escuela se iba a estudiar. A los profesores les decía que mis padres no me dejaban ir, y a mis padres directamente no les decía nada. El día de la excursión hacía como que iba a la escuela para que mis padres no sospecharan nada, pero me iba al arroyo a pasar el tiempo hasta que oía a lo lejos la sirena del cole que anunciaba el fin de las clases. Entonces salía de mi madriguera entre los zarzales y el fango del arroyo, y mirando a derecha e izquierda como una desconfiada alimaña, me iba a casa como si tal cosa.
 
Blacky, a ti te imagino con la barrita de proteínas con muesli, que es lo más alto en la escala Julay :lol:
 
En los recreo me relamía la pegatina esa larga que traían el trío de donetes. Mi amigo Roberto siempre, y digo siempre, llevaba un paquete de tres donetes de esos. Me daba la pegatina y yo la relamía como un perrillo, esa era mi merienda.
 
A las excursiones del colegio o instituto no iba. Mi madre decía que a qué tanta tontería, que a la escuela se iba a estudiar. A los profesores les decía que mis padres no me dejaban ir, y a mis padres directamente no les decía nada. El día de la excursión hacía como que iba a la escuela para que mis padres no sospecharan nada, pero me iba al arroyo a pasar el tiempo hasta que oía a lo lejos la sirena del cole que anunciaba el fin de las clases. Entonces salía de mi madriguera entre los zarzales y el fango del arroyo, y mirando a derecha e izquierda como una desconfiada alimaña, me iba a casa como si tal cosa.
Hijo, me estás dando mucha penita. Seguro que no soy el único al que estás removiendo en las entrañas algún extraño instinto maternal. Te cogería ahora mismo y te pondría a mamar de mis senos una leche calentita con cola cao, y luego te acariciaría suavemente la pringosa cabellera después de arrullarte con un cuento. Para que olvidaras toda esa tristeza que viviste, y que nunca merecerás.
 
Desayunaba los corazones de los enemigos que eran derrotados al juego de la tia buida. Es un juego que a ti te hubiera gustado mucho, los canis de San Blas creo que lo llamaban "el cascahuevos".
 
Pues a mi mis padres me vendieron a unos traficantes de blancas taiwaneses en mi sexto cumpleaños, después de numerosas palizas y humillaciones. Me metieron en un container con 50 niños más. Al cabo de una semana solo quedábamos cinco con vida, al resto nos los comimos en una orgía de supervivencia del más fuerte. Durante 4 años me alimentaron a base de semen y hormonas para convertirme en un ladyboy. Llegue a conocer a Herr Peter Asta, que me compró por dos cartones de tabaco que llevaba de contrabando en el avión. Me trajo a España como esclavo sexual menor de edad y luego me escapé. Nunca fui a la escuela y mucho menos a cumpleaños. Aprendí antes a leer aquella repugnante lengua oriental que el idioma de Cervantes.
No conocí el sabor de la Nocilla hasta que fui un hombre.
 
No hay para tanto, podrías haber tenido de madre a la subnormal de marcokaka.
 
Desayunaba los corazones de los enemigos que eran derrotados al juego de la tia buida. Es un juego que a ti te hubiera gustado mucho, los canis de San Blas creo que lo llamaban "el cascahuevos".
Yo era más de darle a la comba, a churro va, a cotillear con las chicas sobre qué compis les gustaban o si ya usaban sostén o tenían la regla... En fin, nunca necesité hacer el bestia para considerarme un Hombre.

Y ya, para no desviarnos del tema, yo también he vivido pequeñas miserias (aparte de lo que ya conté de mis primeros vaqueros o el maletín de la ignominia): En el insti, cuando muchos amigos llevaban plumas auténticos (Rock Neige era el que lo petaba por aquella época), yo heredé uno de mi padre, granate oscuro,más falso que un fariseo (allí la única pluma que se veía era la mía:lol:), y grande como talla y media. En los recreos me congelaba, y encima había un hijoputa que se reía de mi abrigo. Eso sí, alguna palmera de chocolate (de las de antes) o un bocata de tortilla caían en los recreos, y eso casi aliviaba todas las desgracias.
 
Cuando empezaba el curso el maestro o la señorita nos daba una lista con todo los libros y el material escolar que necesitaríamos. Mi madre usaba ese papel para limpiarse el chocho después de mear. Me compraba los libros y a regañadientes, si podía los heredaba de algún primo que el año anterior los hubiese tenido.

Las primera semana la señorita pasaba revista para ver qué cosas nos faltaban aún del material, y claro, a mí siempre me faltaba de todo. Pero eso no era problema porque poco a poco iba recabando todo lo necesario como una urraca. Un lápiz de Oscar, el sacapuntas de Raquel, el rotulador rojo de María, el verde de Raul, etc, etc, hasta que me hacía con todo lo necesario gracias a que en los recreo entraba en la clase con cualquier excusa y me abastecía de lo ajeno.

Nunca consideré aquello como robar, puesto que lo hacía para asegurar mi derecho a la educación como ciudadano español.
pero a ver, eso es mas o menos normal, yo me tire la infancia heredando los libros de una vecina que tenia un años mas que yo, que a su vez los heredaba de su hermana que tenia dos años mas que ella.

que por cierto, que mal los forraban los cabrones, los pocos libros que no me valian de mi vecina, y me forraba yo, me quedaban lisicos, sin burbujas, por un toc que tengo, pero los libros de esta banda me los dejaban con unas burbujazas que daban asco puro, a veces las pinchaba y les echaba superglue para que se quedase el plastico pegao al libro en las mas grandes.

durante la egb lo del rotulador rojo, verde y noseque, no se a que te refieres, igual es por la diferencia de edad, pero yo llevaba un estuche de estos de dos pisos con cremallera, que en uno llevaba el lapiz, la goma de borrar, un boli bic que no llegue a usar hasta el instituto, un sacapuntas y en el piso de abajo iban una escuadra pequeñita, una regla, una lupa, un minicartabon, un "transportador de angulos", 12 lapiceros de colores y un compas staedtler.

sobra decir que las reglas estas petaron a la primera ostia, que a los dos dias el compas ni tenia el pincho de hierro ni la mina de pintar, ni las tuercas de apretar las cosas. La lupa la usabamos para quemar hormigas y no importaba cuanto afilaras los lapices de colores, porque ibas a pintar, y se tronchaba la punta como la pierna de alfredo landa en "los santos inocentes" "la oi tronzar" despues de dejarte la muñeca en la papelera de clase.


y por cierto, ahora que me acuerdo, una vez en octavo, en el libro de historia, al pasar una pagina, me encontre un pelo negro, rizado, bastante grueso.

cayeron varias pajas imaginandome a mi vecina leyendo mientras bostezaba y se arrascaba un coño como un gato echao.

y ahora acordandome va a caer otra.
 
benito rebuznó:
y por cierto, ahora que me acuerdo, una vez en octavo, en el libro de historia, al pasar una pagina, me encontre un pelo negro, rizado, bastante grueso.
Pues a lo mejor era del padre, que se había estado rascando los huevos encima del libro :face:
 
A mi de pequeño lo mas humillante que me ocurrio fue basicamente que acostumbraba a jugar con unos vecinos de la casa de la playa porque los padres de estos eran amigos de los mios. Una tarde cualquiera de aburrimiento, mientras nuestros padres estaban de copas en una de las casas, nos metimos todos en una habitacion a oscuras a jugar a marco polo, pero sin decir ni marco ni polo. El juego consistia en que el tropel de gente que estabamos metidos escondidos no haciamos ruido mientras que el que hubiera perdido la ronda anterior tenia que ir por la habitacion intentando encontrar a alguien e identificarlo. El caso es que mientras iba buscando el que la llevaba estaba permitido moverte y hacer lo que quisieras con tal de despistar/lolear/joder.

Como eramos tan animales, pivas incluidas (lastima que no fueramos demasiado mayores porque hubiera aprovechado para meter mano al conejo y olerme la mano) para darle mayor emocion al juego a veces le lanzabamos cosas al que la llevaba. Normalmente no iban con mala fe (no objeto peligroso y no con mucha fuerza) pero a veces te podias llevar un zapatillazo en la cara totalmente gratis que gracia no te hacia. Y claro cuando le tocaba a otro buscar al personal pues tu ibas caliente y buscabas venganza aunque no tuvieras ni puta idea de quien te habia dado. Asi las cosas lo que empezo con calcetines hechos bola lanzado al cuerpo (que esto tambien era estimativo porque no se veia una mierda y lo mismo le lanzabas al cuerpo y le dabas en la cara a otro que estaba por ahi cerca) se transformo en una escala de violencia cada vez mayor lanzando gafas de buceo, alguna cajita de estas pa guardar joyas, libros y perchas y cada vez con mas mala leche. En este punto la mayoria de chicas habian decidido usar el cerebro y mandarnos a tomar por culo en cuanto recibieron el primer golpe, salvo una a la que llamabamos la perro que tenia mas rabo que todos los alli presentes.

Pues la humillacion para mi aquel dia fue que en una ronda en que me tocaba a mi buscar a los demas, los hijos de puta se cebaron conmigo nada mas empezar y me lanzaron de todo y cuando pude enganchar a dos (por casualidad y buscando refugio mas que nada) se liaron a darme de ostias y patadas hasta que pude zafarme no se ni como, dandome eso si una buena ostia en la cabeza contra una de las paredes (recordemos que estabamos a oscuras). Logre encontrar la puerta mientras seguian riendose de mi, con el fisico herido y el orgullo muerto y con una cara de disgusto tremenda. Cuando fui al salon donde estaban todos bebiendo y goborando como cotorras tranquilamente, al verme la gente la cara de disgusto y el cuerpo magullado preguntaron, ey, que te ha pasado? Y yo dije con voz temblorosa y como pude, nada, nada. Estaba roto por dentro y por fuera y era algo manifiesto. Y en esto que escucho a mi madre decir como si nada y hasta con desprecio: esta a punto de llorar. Va a llorar, miradle la cara va a llorar.

Y efectivamente, me puse a llorar como una magdalena. Podria haber aguantado a pesar de que ganas no me faltaban, pero fue ese gesto tan despreciable de la que se suponia que tenia que protegerme y preocuparse por mi lo que hizo que muriera del todo por dentro.
 
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Más de una vez he pateado el camino desde la parcela donde trabajaba de niño hasta mi casa descalzo. Ya sé que lo he contado varias veces, pero nunca viene mal recordárolos. Pues sí, unos tres kilometros y medio andando descalzo por pistas agrícolas destrozadas por los tractores y llenas de chinas y luego otra parte asfaltada, que quemaba las plantas de los pies como en una parrilla. Pero lo peor era la zona de los abreojos, menudos pinchotazos pegaban al principio, luego ya no, porque crié unos callos que era como si llevase albarcas y nada me afectaba.
 
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Pues a lo mejor era del padre, que se había estado rascando los huevos encima del libro :face:

el padre de las muchachas estas casco cuando tenia yo un año, se hizo mierda con un seat 850.

corre el rumor de que iba trufa, porque se mamaba como un bonehead y a la mujer la media el lomo.
 
¡HILAZO!
Sepan disculpar si omito a alguien, sepan disculpar que no me pueda clonar para blasfemar agusto, más ganas no me faltan .
Ver a los primeros espadas en una especie de competición forik, lol les bedice a todos.
Bien es sabida mi admiración por mi nuero, y mi devoción por el puro hamo del Gral. Sr. Lopera, mas de lo mejor que he leído este sacrosanto antro, fue el primer relato escatològico del oana bronxtoleño.
Disese a lot, me dais la vida.

Una acotación si me lo permite el mentado pana ungido con el mejor óleo del lol:
El término "cutresalchichero" denota muchas lecturas del "Jueve"

Ka®malol

Remitido desde selular
 
A mi de pequeño lo mas humillante que me ocurrio fue basicamente que acostumbraba a jugar con unos vecinos de la casa de la playa porque los padres de estos eran amigos de los mios. Una tarde cualquiera de aburrimiento, mientras nuestros padres estaban de copas en una de las casas, nos metimos todos en una habitacion a oscuras a jugar a marco polo, pero sin decir ni marco ni polo. El juego consistia en que el tropel de gente que estabamos metidos escondidos no haciamos ruido mientras que el que hubiera perdido la ronda anterior tenia que ir por la habitacion intentando encontrar a alguien e identificarlo. El caso es que mientras iba buscando el que la llevaba estaba permitido moverte y hacer lo que quisieras con tal de despistar/lolear/joder.

Como eramos tan animales, pivas incluidas (lastima que no fueramos demasiado mayores porque hubiera aprovechado para meter mano al conejo y olerme la mano) para darle mayor emocion al juego a veces le lanzabamos cosas al que la llevaba. Normalmente no iban con mala fe (no objeto peligroso y no con mucha fuerza) pero a veces te podias llevar un zapatillazo en la cara totalmente gratis que gracia no te hacia. Y claro cuando le tocaba a otro buscar al personal pues tu ibas caliente y buscabas venganza aunque no tuvieras ni puta idea de quien te habia dado. Asi las cosas lo que empezo con calcetines hechos bola lanzado al cuerpo (que esto tambien era estimativo porque no se veia una mierda y lo mismo le lanzabas al cuerpo y le dabas en la cara a otro que estaba por ahi cerca) se transformo en una escala de violencia cada vez mayor lanzando gafas de buceo, alguna cajita de estas pa guardar joyas, libros y perchas y cada vez con mas mala leche. En este punto la mayoria de chicas habian decidido usar el cerebro y mandarnos a tomar por culo en cuanto recibieron el primer golpe, salvo una a la que llamabamos la perro que tenia mas rabo que todos los alli presentes.

Pues la humillacion para mi aquel dia fue que en una ronda en que me tocaba a mi buscar a los demas, los hijos de puta se cebaron conmigo nada mas empezar y me lanzaron de todo y cuando pude enganchar a dos (por casualidad y buscando refugio mas que nada) se liaron a darme de ostias y patadas hasta que pude zafarme no se ni como, dandome eso si una buena ostia en la cabeza contra una de las paredes (recordemos que estabamos a oscuras). Logre encontrar la puerta mientras seguian riendose de mi, con el fisico herido y el orgullo muerto y con una cara de disgusto tremenda. Cuando fui al salon donde estaban todos bebiendo y goborando como cotorras tranquilamente, al verme la gente la cara de disgusto y el cuerpo magullado preguntaron, ey, que te ha pasado? Y yo dije con voz temblorosa y como pude, nada, nada. Estaba roto por dentro y por fuera y era algo manifiesto. Y en esto que escucho a mi madre decir como si nada y hasta con desprecio: esta a punto de llorar. Va a llorar, miradle la cara va a llorar.

Y efectivamente, me puse a llorar como una magdalena. Podria haber aguantado a pesar de que ganas no me faltaban, pero fue ese gesto tan despreciable de la que se suponia que tenia que protegerme y preocuparse por mi lo que hizo que muriera del todo por dentro. Asi te esten comiendo los gusanos, maldita puta. El cancer consiguio lo que yo nunca me atrevi a hacer. Pero ganas no me faltaron, que lo sepa todo el mundo.

igual a tu vieja le pasaba lo que a mi abuela, que no es mala gente, pero es mas tosca que un condon de piedra pomez.

durante el divorcio de mis viejos, cuando se ponian a discutir delante mia, de tantas veces que me dijo "los hombres no lloran aunque tengan las tripas en la mano", se me clavo ahi algo, que despues, da igual lo que pase, que soy incapaz de llorar.

me da un apreton en el pecho, pero soy incapaz de desahogarme.

el psicologo al que tuve que ir, me decia que es normal que una persona con segun que traumas no pueda aliviar la congoja, pero que con el tiempo, podria aliviarme con el estimulo menos inesperado.

y el otro dia comprendi a que se referia.

llovia, estaba borracho, y cuando fui a pedir un taxi con la aplicacion de "radiotaxi" se me quedo el movil sin bateria.

o igual no llore, y era la lluvia, pero lo importante es el concepto.

hay que invertir en baterias en condiciones coño, que no te aguantan ni 3 horas de pokemon go estas...
 
Mi primer masuno en este jilo. Más que nada porque en mi infancia todo fue de puta madre: amor, cariño, y juguetes y ropa a capricho.
Es ahora, en la edad adulta, intercambiando impresiones con otra gente o leyendo cada post de Lord Chátarrer como si fuese un tiro de cocaína directo a la conciencia, cuando me doy cuenta de lo inmensamente afortunado que fui.
Aún así no era lo suficientemente rico o guay para ir a esquiar. Bueno, supongo que no tener la Neo-Geo (100.000 cucas), la Game Boy con los periféricos y no poder ir a esquiar pueda ser considerado como miseria. O que la minicadena y la montan-baik tardase en llegar a mi casa algo más que la de mis hamijos imaginarios.
handyboy.jpg

Esto separaba a los campesinos de la halta nobleza. Lol
 
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