La primera vez que pisé madrid fue al bajarme de mi vehículo que aparqué cerca de la calle alcalá, que gran fin de semana, yo que llegaba de provincias y jamás había visto más de dos carriles en una vía conduciendo un coche de segunda (tercera o cuarta) mano que le compré a un vasco con matrícula de de guipuzcoa, en la época en la que la eta le daba por matar gente día si y día también, que broncas con los taxistas que te pitaban y te gritaban insultos tan mandrileños, que discursión con uno que se me paró al lado y empecé a escupirle mientras le gritaba... ¡Que no soy de aquí puto desgraciao!... ¿no ves que soy de pueblo subnormal?... que agusto vomité en un táxi de camino a la pensión en la que me ospedaba, en la calle en la que aparqué robaron los radicasetes de varios coches menos del mío... las matrículas del país vasco servían para eso, para que no te tocasen el coche de soria para abajo, sobre todo si dejabas bultos sospechosos en el asiento trasero... que asco me dió madrid y que asco le he tenido siempre que he caido en ese bujero infecto, madrid es desde que empiezas a ver todo urbanizado, cuando el verde se acaba y comienza el ladrillo... madrid es infinito.