besterik rebuznó:
O sea SE ACERCAN. De aproximarse a tu persona. De no quedarse estática y darte una mínima pista cogida con palillos para que tú la pilles al vuelo y le eches cojones y te la juegues a acercarte TÚ. No. Ellas se levantan y buscan cualquier excusa para conocerte a ti. O sea, ella con el whatsapp petado de proposiciones indecentes de decenas de chicos de todo los perfiles (filimbos, VictorsI, Adders, Delasornas, wetamirs, Ahoresems, béticos, iskariotes, nueces, Jorges69s y demás, etc.) los descarta y no hace pereza para dirigirse a usted, un ser deconocido, porque le ha visto algo diferente. Oxtias!!! En mi universo te aseguro que no veo mujeres entrar a hombres desconocidos, es más, las ves como desganadas ante tanta oferta de pollas. Hastiadas. Hartas de hacer bailar a todos los que se han propuesto como puro divertimento de mofa. Sin motivación ninguna. Que no se dejan impresionar por nada.
Parto de que las muchachas son de un siete para arriba; no crancos, desesperadas o foreras. Y de esas si que me cuesta más si cabe, creer de que tomen esas iniciativas.
Que quede claro que no pienso en ningún momento que mientas, pero estoy seguro que me pierdo detalles de el procedimiento de su éxito. Será el tema de ser empresario, como dice Adder. No sé. O que a lo mejor se te ha subido un poco a la hora de explicarte y esas palabras de "se acercan y no tengo que hacer nada" pueden matizarse.
- Estoy vapeando mi cigarrillo electrónico de penúltima generación en un garito. De repente, una tía de cuya presencia no me había percatado se dirige a mí: Oye, ¿qué es eso? ¿El qué? Eso que estás fumando. Ah, un cigarrillo electrónico, ¿quieres probar? A ver, que nunca lo he probado, ¿cómo va esto? Tienes que apretar el botón este mientras CHUPAS. ¡Ah! Procede a ello. Oye, pues está rico, joder, qué envidia, y yo me tengo que salir a fumar fuera blablablbablaballbalbala, me la follé esa noche.
- Estoy sentado en un garito, yo solo. De repente veo que una tía vestida estilo pin-up años 50, con su falda de vuelo a topos, su blusa, su corte de pelo Betty Page style y con tatuajes hasta en el escote, se levanta desde donde estaba, a una distancia aproximada de ocho metros, cruza por donde está todo el mundo y se me planta enfrente. Oye, ¿te puedo preguntar una cosa? Dime. ¿Te quieres casar conmigo? WTF? ¿Y esta declaración súbita e inopinada de amor a qué se debe, querida? No sé, te he visto ahí sentado, con tu chaqueta, tu camisa, tu corbata, y me has encantado. ¿Nos casamos? No creo en el matrimonio, es la primera causa de divorcio. ¿Entonces? Nuestras familias no lo entenderían. Bueno, pues nada. Lo siento, querida, espero no haberte roto el corazón. No te preocupes. Se pira. La tía, evidentemente, no me había gustado nada.
- Salgo de un garito de los habituales. Me despido del portero, que me conoce ya. Voy yo solo por la calle, camino a casa, que ya eran las cinco AM. Eh, eh, oigo a una tía gritar a mis espaldas. Supongo que no va conmigo, así que ni me vuelvo. EH, EH, TÚ. Me vuelvo. Es una individua perfectamente anodina, ni fú ni fa. Hola, mira, es que estábamos mi amiga y yo ahí dentro y te habíamos visto y esta noche antes de salir yo le había estado intentando convencer a mi amiga de que si veía a algún chico que le gustara que se lo dijera, es que es muy tímida, y justo cuando iba a acercarse a presentarse te has levantado y te has ido, y como yo iba a ir a fumar un cigarro para dejarla que lo hiciera pues he salido detrás de todos modos y al verte pues he dicho 'voy a decirle algo a ver si quiere volver'; ¿quieres volver y te presento a mi amiga? ¿Qué? Es que ya estoy muy cansado, me he tomado cuatro copas, son las cinco, me iba ya a casa... si yo vengo mucho por aquí, ya si eso otro día... Va, tío, ven, es muy maja... ¡mira, por aquí viene! ¡Ven, ven! Mira, te la presento: fulanita este es... hola, soy tal, dos besos, encantado. ¿Quieres entrar? No, de verdad, estoy cansado, ya si eso otro día, que yo vengo a menudo por aquí, si me veis me lo decís. La tía no me gustaba tampoco. Ni las he vuelto a ver.
- Tía poniéndome ojitos. Yo al lado de la barra. Tía cuchicheando con las amigas. Ahí, ahí, no te muevas de ahí que la luz te da de espaldas y con la ropa esa tan fina que llevas se te calcan hasta las costillas; vaya tipazo tienes, pensaba yo. Al cabo de equis minutos, y tras mucho cuchichear y muchos ojitos y yo mantenerle la mirada -este es un arte que no todo el mundo es capaz de hacer, porque verdaderamente cuesta aguantarle la mirada a alguien que te mira fijamente- se termina su cerveza y claro, se tiene que pedir otra, y claro, si yo estoy al lado de la barra, y pese a que esta mida cinco metros de largo, pues se busca el hueco para pedir a mi puto lado, de tal manera que yo tenga incluso que moverme de donde estaba acodado. Pegdón, pegdón, Sonrío. Lo sien-toh, dice ella. No te preocupes, digo, sonriendo. Me sonríe, se me queda mirando. ¿De dónde eres? Frgancesa. Ah, je ne parlez pas française. Ríe. Je ne parlez pas spagnol. ¿English? digo yo. Can do with English, me dice ella. In English, then, digo yo. Te he visto ahí y estás ahí pasando de todo, a tu rollo, como si te importase todo una mierda, la música, la gente, las chicas (like if you don't give a shit). No, la música en este garito me gusta,
la música en este garito me gusta
pero en lo demás tienes razón. ¿Ah sí, te gusta? Bailemos. Soy el peor bailarín del mundo. Me quita la copa de la mano, me pone de pie, me agarra, me hace medio bailar (mi afirmación era cierta, no tengo puta idea) agarrado a ella, compruebo que su cintura es finísima y que, desgraciadamente, no tiene muchas tetas tampoco, pero bah, ahí que nos empezamos a dar el lote. Luego, en plan coña, me decía que me quería llevar a París, que vive al lado del Père Lachaise, le conté cuando yo estuve en París y cómo me perdí en el Père Lachaise buscando la tumba de Cortázar, insistió en que tenía que ir a verla, me dio un número de teléfono francés, se sorprendió que supiera la grafía de su nombre (Adèle, con acento agudo en la primera e) cuando lo metí en mi teléfono y media hora estuvimos ahí hablando y morreándonos y, al cabo del rato, el resto de las amigas de la mierda de la despedida de soltera en la que estaba y que era el motivo por el cual estaban en Madrid se querían ir a no sé dónde, me la quitaron de las manos y se la llevaron. No la he vuelto a ver. Me cago en su puta madre.
- Apoyado en una columna, en un garito, se me planta una tía delante con leves síntomas de intoxicación etílica. Hola. Hola. ¿Estás solo? Sí. Yo estoy con unas amigas. Ah, bien, ¿de qué parte de Andalucía eres? De Cádiz. Nunca he estado en Cádiz. Ah pues tienes que ir. Sí, sin duda, si todas son como tú, voy mañana. Se ríe. Bésame. ¿Perdona? Que me beses, me dice. Bésame tú a mí, le digo. Pues me besó, sí. Y así anduvimos el resto de la noche, aunque era tarde ya. Quedamos para el día siguiente, pero al final no nos pudimos ver. De vez en cuando me manda un whatsapp preguntándome qué tal estoy. A ver si vuelve un día y remato la faena, porque estaba bien buena. Bajita, pero guapa y buen cuerpo.
- Yo a mi bola en un puto garito. De repente veo a una tía que está haciendo momos en mi dirección. Pensé que llamaba a otra persona. No, era a mí. Joder, es que claro, si una tía se te queda mirando y es BIZCA, cualquiera sabe si te está mirando a ti o al de tres metros a tu izquierda. Me hace señales para que vaya. Le respondo haciéndole señales yo a ella para que venga, pensando "ven tú, BIZCA". Oye, que le gustas a mi amiga. Joder, menos mal, pensé. ¿Que le gusto a tu amiga? ¿Qué es esto, segundo de BUP? ¿Te manda a ti o qué? Nah, si a mí no me importa, a mí me mola este rollo de casamentera, jiji. ¿Y quién es tu amiga? Me señala a una pava y cuando la veo digo "Pues nada, vamos a que me la presentes, quién soy yo para negarle ese placer a tu amiga". Estaba más buena que su puta madre, veinticinco años tenía, Lucía se llamaba, abogada, decía ser, trabajaba en PWC. ¿Por qué has mandado a tu amiga a por mí? Es que te veía ahí solo, tan guapo, que le he dicho "traéme al guapo ese". Bueno, menos mal que tú también eres guapa, que si no no habría venido. De repente llega un menda con una cámara de fotos y dice "a ver, vosotros dos, mirad", nos saca una foto y nos dice "qué pareja más guapa" y se pira. ¿?¿? En fin, que con esta sólo me enrollé, desgraciadamente, me dio su teléfono para quedar al día siguiente, pero no me contestó el whatasapp que le puse, así que adiós muy buenas. El fin de semana siguiente, en ese mismo garito, otra tía se me acercó, me empezó a hacer preguntas insinuándose de manera exagerada, y al final me dijo "es que tú eres el que se enrolló con mi amiga Lucía el finde pasado, ¿no? Sí, hija, sí, soy yo. Aquí me dije "esta no está nada mal tampoco, pero peor que la otra. Como la otra ande por aquí y no la haya visto si le tiro los trastos a la amiga me quedo sin las dos, así que apostaremos a no hacer nada con esta por si acaso la otra asoma". Error. La otra no estaba. Tenía que haberle seguido el rollo a esta y haberme liado también con ella, que fijo que vino a hablar conmigo a ver si ella también se enrollaba con el mismo que la guapa del grupo. La amistad entre mujeres es así.
-Sentado yo solo. Me tocan el hombro. Hola, perdona que te moleste, me dice una tía con flequillo y vestida de negro con gafas. ¿Qué es lo que haces tú aquí toda la noche solo? Tomarme una copa, pensar en mis cosas, ver el panorama. ¿Y por qué, no tienes amigos? Sí, claro que tengo, pero no están aquí. Joder, ¿y has salido solo? Sí, lo hago a menudo. ¿Y cómo? Pues igual que salir con amigos pero antes de salir pues no llamas a nadie ni quedas con nadie pero sales igual. ¿Y te mola? Claro, si no no lo haría. ¿A qué te dedicas? Administro un foro de internet, pensé. A la publicidad, dije. Ah yo he terminado Historia, me dice. Ah, muy bien, muy interesante blablalbabalbala; me la follé esa noche, veinticinco años tiene. Esa noche, la semana siguiente, la siguiente, la siguiente, la siguiente no, la siguiente sí, y desde entonces cada dos semanas de media me pone un mensaje a las tres AM preguntando si estoy solo y que por dónde ando y que si quedamos. Nunca le he puesto yo un mensaje a ella. Es siempre ella la que me lo pone a mí. Mirmidón, toma nota.
-Estoy sentado en una barra de un bar. Una tía con pinta de guiri se abre paso a codazos para pedirse una copa. Me retiro un poco para dejarle pasar. Buenas tetas, vive Dios; la tía normal pero buenas tetas, pienso mientras la dejo hacerse un hueco en la barra. Sorry, me dice. It's ok, no worries, digo sonriendo. Do you speak English? More or less, digo yo. Está el camarero por aquí? Debe estar, le digo, quédate hasta que aparezca y puedas pedir. Ah, qué bien hablas inglés. No, no lo hablo tan bien, en realidad, ¿de dónde eres? De Nueva York, de Brooklyn. ¿Qué haces en España? Estoy de vacaciones con mi amiga blablablalbbalbblablabla, viene la amiga, hablamos los tres, qué bien que puedo practicar inglés jajaja, vamos a otro garito, la amiga se va al hotel, esta se viene a mi casa, me la follo, se pira a las 9 AM que al día siguiente le salía un avión de vuelta a Brooklyn y aún tenía que hacer la maleta y todo.
-Otro de los garitos habituales. Me desacoplo de la columna donde estaba apoyado y me voy a la barra a por una copa. Mucha gente haciendo cola. Me voy a la otra barra. Nadie. Sólo una tía, con una cámara de fotos pro colgando del cuello. Pido una copa. Hola, me dice. Hola, le digo. También presenta signos de haberse tomado una copa de más. Aparte de presentar esto, presenta una más que aceptable apariencia física. ¿Eres fotógrafa? Le pregunto tras pedir mi copa. Sí, y tú vienes mucho por aquí. ¿Me habías visto antes o qué? Sí, y te hice fotos. ¿Que qué? ¿Que me has hecho fotos? Es que siempre te veo solo, sentado, estás como apartado de todo el resto del mundo, como si todo te importara una mierda... Coño, esto me suena, dónde lo habré oído yo antes. ¿Y qué has hecho con esas fotos? Las tengo en mi blog. Ah muy bien, ¿y qué hay de mis derechos de imagen, cómo me los cobro? Como quieras, me dice sonriendo pícaramente. Le meto un cabezazo y nos empezamos a dar el lote. Paré cuando el camarero puso el gintonic que me había pedido antes de su hola.
Estos son unos simples ejemplos de los últimos meses. Hay más, no muchos más, pero sí hay más, con resultados que van desde el polvo de una noche a que pase de la tía como de comer mierda. También alguna viene porque está en modo "voy a calentarle la polla a todos los tíos del garito y hablar con todos jiji, a ver cuántas copas caen". A estas se las distingue en seguida, y las recibo con malas caras, con lo cual se piran. Igual con alguna me he equivocado y he perdido la ocasión. No lo sé. La tal Lucía fue en enero, la que me preguntó por el cigarro, en febrero, la de Brooklyn hace dos sábados. No van en orden de ninguna clase, los he puesto según me han ido viniendo a la cabeza. He intentado resumir, pero también ser realista y limitarme a los hechos. Todas las conversaciones transcurrieron tal que así, eso me dijeron y eso dije. No he adornado nada, ni mis respuestas ni sus frases. No soy feo, pero tampoco soy especialmente guapo. No llevo ni mi nómina ni mi profesión tatuadas en la frente. En invierno suelo vestir con camisa y chaqueta (según me da me pongo corbata) o con una camisa y un jersey, y en verano camisa arremangada o camiseta. Tengo treinta y nueve años, más cerca de los cuarenta que de los treinta y nueve, pelo negro rizado y poblada barba. Nada en particular en mi apariencia física me adscribe a ninguna clase de grupo de moda, tribu urbana o arquetipo específico. Las tías que vienen a mí son de todo pelaje, origen y condición: hay una vasca, una guiri con pinta de guiris, una franchute, modernas pin ups con tatuajes, abogadas de PWC, recién licenciadas en Historia de Vallecas, fotógrafas pseudo cool con un blog, y sus rangos de edad van desde los veinticinco hasta los treinta, es decir, notablemente más jóvenes que yo.
Ahora, besterik, dime qué cojones he hecho yo en ningún caso, salvo estar ahí, que vengan ellas a mí y se queden hablando conmigo. El mayor esfuerzo fue con la francesa, que hube de aguantarle la mirada y echarle folloondas durante unos minutos antes de que se decidiera a venir ELLA. Desde el simple encuentro casual porque vas a pedir a la barra y por la razón que sea el tío que te toca al lado te gusta hasta la que me persigue por la calle pasando por la que cruza medio garito para pedirme matrimonio o la que manda a la amiga, mi esfuerzo ha sido mínimo, y ha habido resultados. Sin hacer nada, absolutamente nada, más que estar donde me sale de la polla, me topo con tías. No pasa todos los fines de semana, claro está, pero una vez al mes por lo menos sí que me follo a una nueva. Algunas me las follo más veces. Alguna otra amiga a la que veo cada equis meses también hay. Entre nuevas incorporaciones, las de siempre más lo que surge, mi vida sexual, sin ser una cosa de follar todos los días, está más o menos cubierta. Alguna vez hay que anda uno diciendo "coño, ya van tres semanas sin follar, así vamos mal".
No sé, besterik, si ese matiz o ese proceso te queda más claro. Si me preguntas que qué hago para que ocurre sólo te puedo decir una cosa: nada, no hago nada, o si hago algo no sé qué es.
Y esto, amigo mío, empezó a pasarme un día así, inopinadamente. Sin saber por qué. A veces lo pienso, y me viene a la memoria la genial frase del no menos genial Garrincha, el extremo izquierdo de la selección del Brasil durante los cincuenta y sesenta, un hombre que pese a ser cojo llegó a ser el mejor jugador de fútbol del mundo: "Yo no vivo la vida, la vida me vive a mí".