Pues ayer estuve en el Paradise Garage, uno de esos clubs sex-positive.
Welcome back to Instagram. Sign in to check out what your friends, family & interests have been capturing & sharing around the world.
www.instagram.com
Tienen una opción en la que mandas una foto de ti con tu atuendo cringe y si les gusta ya te aceptan y te puedes saltar el face control y la cola.
Así que allí estaba yo, en gayumbos, botas, una camiseta de rejilla semi transparente y unos brazaletes de cuero y maquillaje de Mad Max. Mi novia muy guay con un estilo raver que le queda muy bien y enseñando cacho pero con estilo y sin vulgaridad.
En cualquier caso todo es tan natural que una vez llegas 1 minuto te olvidas. Es sorprendente porque soy bastante reservado en estas cosas.
La gente joven, generalmente de buen ver e internacional. Y 3 o 4 weirdos por ahí, pero eran más una anécdota. Eso sí, menos chicas que chicos y no demasiada pareja, no mola.
A nivel de ropajes, nada muy extremo y algunos con algo poco currado.
Tienen un jardín muy chulo y grande con diversas mesas y una hoguera por el centro, pero eso era zona chill y sin música. Había unas australianas dándose una turra mutuamente acerca de impuestos y cosas así.
Arriba hay 3 salas, no muy grandes y algo agobiantes. La música estaba bien pero no era el mejor techno del planeta. De hecho sólo había techno real en una de las 3. Entre las salas hay salitas con más intimidad para darse el lote y lo que haga falta.
Tras hacer una vuelta de reconocimiento nos metimos algo de M, y nos volvemos amorosos y a moverse.
No sé si por etiqueta que desconozco o curiosidad pero a veces, si estábamos sentados en algún sofá o banco descansando se sentaba a nuestro lado un tío o una tía solos, sin entablar contacto directo pero se intuía que esperaban a que les invitáramos a magreo. Al no decirles nada se iban al rato.
De algún modo destacábamos un poco por ser una de las parejas con mejor pinta y estar sonriendo todo el rato.
El magreo me lo quedé todo para mí. Y con muy poca vergüenza a la hora de meter mano la verdad. Pero con elegancia y savoir faire.
Eso sí ya van dos veces que me tienta traer a una chica, ayer había una guapilla solitaria que sospecho mucho que quería ser invitada. Se les suelen llamar unicorns a este tipo de chica que está dispuesta a unirse a una pareja de chico-chica.
Me sorprendió que no había casi nada de sexo, esperaba algo más hardcore. Tenían salitas por los pasillos con sofás y tal para ello pero sólo un par de parejas dándose caña en unos sofás.
Hacia el final y por probar me llevé una mamada en un sitio apartado pero estaba reventado de dormir poco y meterme mucho M así que no culminé y me la sudó, fuimos felices asín. Lo que mola es esa sensación de libertac.
Mañana si las fuerzas y el gorila de la entrada nos lo permite, iremos al mítico Kit Kat, acompañados de una hamija probablemente. Allí sí que espero vivir Sodoma y Gomorra.