Charlie Chaplin tiene una mente tan viva e intuitiva que es dificil sorprenderle. Sin embargo, yo le cogi desprevenido al menos en dos ocasiones.
La primera vez fue una noche, alla por 1920, cuando Charlie y yo estabamos bebiendo cerveza en la cocina de mi casa. El estaba hablando sin parar y a gran velocidad sobre algo nuevo llamado comunismo, algo de lo que acababa de oir hablar. Decia que el comunismo iba a cambiar todo, a abolir la pobreza. Los sanos ayudarian a los enfermos, los ricos a los pobres.
-Lo que quiero -dijo, golpeando la mesa- es que todos los niños puedan tener lo suficiente para comer, zapatos en sus pies y un techo sobre sus cabezas.
Naturalmente, aquello me dejo perplejo y, tras pensar en ello durante uno o dos minutos, le pregunté:
-Pero, Charlie, ¿conoces a alguien que no desee eso?
Charlie pareció sobresaltarse. Entonces su rostro adopto esa maravillosa sonrisa suya y comenzo a reirse de si mismo. Yo, por mi parte, he pasado por la vida casi ignorante de la politica, y mi unico deseo era que mi viejo amigo hubiera hecho lo mismo. Ahora, el ya debe saber que el comunismo, dondequiera que se ha puesto en practica, no guarda el menor parecido con el benigno sistema que me describiera hace cuarenta años.
En realidad, no creo que Charlie sepa mucho mas que yo de politica, historia o economia. Como a mi, le habia golpeado una toalla de maquillaje casi antes de que dejara de usar pañales. Mientras creciamos, ninguno de nosotros tuvo tiempo de estudiar otra cosa que no fuese el mundo del espectaculo. Pero Charlie es un testarudo, y cuando su derecho a hablar favorablemente del comunismo fue desafiado, el se mantuvo en sus trece.
Mientras escribia esto, corrian rumores de que a Charlie le gustaria regresar a America. Espero que lo haga. Es mas, espero que cumpla su promesa de volver a hacer peliculas.
Porque nunca nadie hizo reir a tante gente como Charlie con su pequeño vagabundo. Y nunca hubo una epoca en la historia en la que la gente necesitara algo tanto como al vagabundo de Charlie para ayudarles a olvidar sus miedos y problemas.
Los problemas de Charlie comenzaron cuando empezó a tomarse en serio a si mismo. Eso fue despues de que produjera Una mujer de Paris. Mucha gente ya lo habia olvidado, pero esa fue la primera vez que se utilizo la sugestion en la pantalla para transmitir una idea.
Cuando Charlie quiso contar al publico que su heroina, interpretada por Edna Purviance, tomaba un tren, lo hizo mediante la sombra de un carton y una seccion de casi 2 metros de un vagon de primera clase. Para decir al publico que ella era la amante del play-boy de Paris, encarnado por Adolph Menjou, Charlie hizo simplemente que Menjou utilizara su propia llave para entrar en la casa de ella, y luego cogiera un cubrecuello limpio de una comoda.
Esto hizo historia en el cine. Pero me temo que la avalancha de elogios a su brillante direccion transtornaron a Charlie. Su desgracia fue creerse lo que los criticos escribieron sobre el. Dijeron que era un genio, cosa que yo seria el ultimo en negar, y a partir de entonces, Charlie Chaplin, el payaso divino, intentó comportarse, pensar y hablar como un intelectual.
La segunda vez que cogi a Charlie desprevenido fue un dia en 1951 en que me pidió que fuera a hablar con el de una escena de Candilejas, la ultima pelicula que hizo en este pais.
Mi aspecto pareció dejarle atonito. Al parecer habia esperado encontrarse con una ruina fisica y mental. Pero yo estaba en estupendas condiciones. Acababa de estar cuatro meses en Nueva York apareciendo como invitado en la television dos veces por semana. Asi que estaba dichoso y lo parecía.
-¿Que has estado haciendo, Buster? -me preguntó-. Pareces estar en plena forma.
-¿Ves la television, Charlie? -le pregunté.
-¡Cielo santo, no! -exclamó-. La odio. No permitiré que haya una en mi casa. Vaya una idea que los actores dejen que los saquen en esa repugnante y apestosa pantallita.
-¿Ni siquiera la tienes en los cuartos de los chicos, Charlie?
-Y mucho menos alli. Oona ya tiene suficientes problemas con esos pequeños gamberros tal como son. Son encantadores, pero traviesos. Seria imposible controlarlos si les dejasemos ver todas esas bobadas para la television. Deberian acabar con ella. Esta arruinando todo el pais.
Luego volvió a preguntarme:
-Pero dime, Buster, ¿como consigues mantenerte en tan buena forma?¿Que es lo que te mantiene tan activo?
-La television -contesté.
El carraspeó, se atragantó, se puso colorado, y entonces dijo:
-Oye, esa secuencia que vamos a hacer juntos...
El asunto de la television no volvio a ser mencionado durante los tres dias que hicimos la secuencia de Candilejas, en la que yo hacia del pianista medio ciego y el del violinista.