En alguno de los anteriores posts, uno de los foreros, cuyo nick no recuerdo ahora mismo, afirmó que el amor hacia sus hijos era incondicional e inconmensurable. Yo he pensado al instante en una gata o una yegua con sus respectivos retoños. Se comportan exactamente igual. El amor infinito e incondicional, que las hace incluso dar la vida por su prole, acaba esfumándose en cuanto crecen. Si el niño acaba convirtiéndose en un sujeto malencarado y sinvergüenza, no habrá amor que valga. En cambio, si se convierte en una persona de provecho, se le seguirá queriendo igual que quieres a tu mejor amigo, sumándole, por supuesto, el factor del ego propio henchido. No es amor incondicional, es únicamente instinto irracional dirigido a la mejor preservación de la descendencia en mamíferos, que caduca en cuanto pueden valerse por sí mismos (tanto da que sea con mayor o menor éxito, de ahí la despreocupación del pana Ignacio).
Una duda: ¿sentís ternura, atracción irreprimible hacia un bebé o un niño? Como se siente por un cachorro de gato o perro. Porque yo no. Los cachorros humanos me resultan feos y poco entrañables, tirando a repulsivos. Curiosamente, me ocurre igual con los monos y simios. ¿No sería lo lógico y deseable que sintiésemos esa atracción hacia nuestra propia especie, en vez de hacia los cachorros de otras muy diferentes?
Ayer pensaba en la pederastia. En el perfil de un pederasta. Suelen ser varones poco cariñosos con los niños, creo que incluso sienten asco por ellos. Y he pensado que quizás es ese asco lo que les permite visualizarles como objetos sexuales. De la misma manera que le puede pasar a un misógino, me imagino.