Muy bueno el hilo, sobre todo por lo identificado que me siento con algunas vivencias...
Citas locas con tias locas tengo unas cuantas para contar, pero os voy a relatar la más triste (para mi). Una historia ciertamente delirante acontecida en verano del 2008.
Mis colegas de toda la vida estaban mayormente emigraos o de vacaciones, y los que quedaban en la city, tenían previsto hacer la misma mierda de siempre (emborracharse y hacer el mongoloid en tropa), un plan muy válido, pero que no me apetecía demasiado ya que mis pretensiones iban orientadas más bien a conocer una bella dama de encendido gesto y piel rosada de azucena, y clavársela en la boca hasta que la campanilla le llegase hasta el estómago.
Tiro de meetic y tras los coqueteos y gilipolleces pertinentes, quedo con una tía bastante más joven que yo (29 añazos yo vs 23 ella pero que quereis, hijos de puta, cuando se trata de meterla, cuanto más joven mejor :D).
El plan de la cita (al loro) era ir a una Mega-Rave al aire libre de música electrónica que duraba hasta las 5-6 de la mañana, creo recordar. El electro no es mi música, pero la tolero (sobre todo si es para enchufarla dentro de un cuerpecillo 6 años más joven que el mío). Igualmente el plan parecía perfecto, porque en caso de que me apareciese una hija de Mordor, siempre podría ponerme hasta el culo y ligar en la rave con alguna guarrilla que quedase por ahí suelta.
Hablé poco con ella antes de quedar, así que no la conocía demasiado. Di por sentado (por el plan y por algunas cosas que cotilleé en su perfil del Windors Liver) que me encontraría a la típica Jenny asquerosa con 0 neuronas pero un cuerpazo digno de aguantar sus mierdas lo que fuera preciso y más allá (en las fotos paecía bastante cachonda). En cualquier caso, al quedar para ir a una megarave supuse que la susodicha además de borracha seguramente fuese farlopera/pastillera, así que en el caso de que el tema folleteo no triunfase, siempre podría endrogarme hasta las cejas y por lo menos pasarlo de puta madre. Como os he dicho, amantísimos hijos de la gran puta, era un plan perfecto.
El caso es que me dirijo a la cervecería donde habíamos concertado la cita, atacao de los nervios (no era mi primera cita meetic pero soy muy nervioso por naturaleza)... espero fumando un cigarro en la mesa y de repente se acerca una chica rubia, con cuerpo de diosa y cara de angel, enfundada en un vestido blanco apretado, con un precioso escotazo que dejaba entrever dos gloriosos melones tersos y suaves, no como el culito de un bebé, sino como dos culos de bebés, porque la susodicha además de tener las tetazas grandes, las tenía prietas y nada caidas, la hija de la gran puta, y para colmo naturales, o sea que sin operar.
Como no la había visto demasiado bien en las fotos del messenger, y con los nervios del momento, pongo cara de gilipollas en plan... "no puedes ser tú, te estás confundiendo de mesa" y la tía me echa una sonrisa que me deja sin aliento y me estampa dos besazos con sus rojos labios carnosos, femeninos y extremamente sensuales, diciéndome:
-"Hola, soy Vanessa. ¿Cómo estás?"
Normalmente soy bastante prudente en este tipo de citas casi a ciegas... como nunca sabes lo que te puedes encontrar, dejo llevar la iniciativa a la chica, estudio sus gestos, sus frases, sus movimientos, y cuando el cerebro me da el ok tiro por un lado u otro para que la tipa lo flipe conmigo... si le gustan salaos, me salo, si le gustan callaos, me callo, y si le gustan los pitufos pues me pinto de azul... todo ello, queridos hijos de puta, con la intención de acabar en posición horizontal con sus dos piernas sobre mi ingle.
Bien. Llega el momento de pedir. Estando en una cervecería, me decanto por una rubia, y ella se pide un Trina, ante mi sorpresa. Siendo un sábado de verano, a las 21:00, y teniendo previsto ir a una rave, me pareció ciertamente extraño que ese angel de dorados cabellos se pidiese un Trina, pero como cada uno es de su padre y de su madre, sigo adelante con la conversación inicial y le dejo hablar estudiándola minuciosamente.
Tardé aproximadamente 1 minuto en darme cuenta de que mi pronóstico de mujer había fallado estrepitosamente. La Jenny zorra, cocainómana y viciosa, esclava del sexo y la perversión que esperaba encontrarme, una vez conocida en persona, se había convertido en Heidi de los Bosques. Si amigos, no es una broma, Heidi de los Bosques en persona, con sus mofletes, con Pedro, el Abuelo, el San Bernardo, la señorita Rottenmeyer y demás parafernalia tirolesa. No podía ser. ¿Era Heidi?. Si, era Heidi. ¡¡Iba a ir con Heidi a una rave!!.
La cosa pintaba divertida.
Por su conversación me di cuenta de que el ser más inocente, puro, virginal, angelical, simple y para qué negarlo, corto de entendederas, estaba ante mi en forma de diosa rubia con tetazas. Miré hacia arriba y di gracias al Señor por poner ante Satanás a la mismísima Eva al desnudo. Esta tía no sabía a qué clase de degenerao hijoputa tenía enfrente, y las certeras expectativas de follarme a semejante nena virginal provocaron en mi una instantánea sonrisa y una paz interior que borraron toda sombra de nerviosismo.
La pobre muchacha, que apenas había salido de su pueblo, tenía una conversación muy rudimentaria, así que mi primera labor de la noche sería intentar comprender su extraño lenguaje. A la sazón, la segunda labor sería ponerme una máscara para que no descubriese mi verdadero yo, porque de saber mis aficiones, gustos y costumbres, mucho me temo que Caperucita saldría en estampida cual joven cervatillo. En definitiva, resolví ponerme a su nivel para poder follarle hasta el agujero de la oreja si ello fuere menester.
En determinado momento de la extraña velada, me comenta que sus aficiones y divertimentos consisten en ver películas con sus pades, salir de noche SIN BEBER, y cuidar de su perrito Toby o como coño se llamase. Yo asistía excitado y anonadado a la consecución de confirmaciones de que esa noche iba a triunfar, así que desplegando mis mejores plumas de pavo, le descubrí a esa dulce niña mi excitante mundo de nómada profesional del diseño. Como requería la ocasión, saqué a colación todos mis YO HICE, YO ESTUVE, YO VIVÍ EN, YO TRABAJÉ EN... con una lista (por otra parte verdadera) de situaciones, lugares y vivencias que un ángel así sólo podría soñar desde su camita en la rudimentaria cabaña de su pueblo. Madrid, Londres, París, Estocolmo... con cada nueva ciudad y situación, sus preciosos ojos verdes se abrían más y más, y mi paquete se iba poniendo más y más duro. Y es extraño, porque dada mi promiscuidad, puterío y masturbación compulsiva, lo normal es que el Gran Cíclope se anime sólo en el momento de los tocamientos o incluso después.
Ante el bucólico panorama pastoril que tenía enfrente, mi estrategia fue la de hacerle ver a Heidi que a pesar de que tenía mucho mundo y vida, al fin y al cabo era como ella, un ser inocente que sólo quería estar con los suyos y construir una familia (porque ella no sabía, claro, que en 3 días me volvía al fabuloso mundo de rascacielos, asfalto y hormigón).
Salimos de la cervecería para encontrarnos con una pareja de amigos suyos. Bien, noche de parejitas... eso nos convertía automáticamente en seminovios... pero ... ¿Dónde quedaba la rave? ¿El alcohol, las drongas, el sexo, el caos y la destrucción?. Seguir leyendo hijos de puta, que lo descubrireis pronto.
Nos vamos al pueblo donde se celebraba la rave, y tomamos algo en una terraza. Rápidamente ubico a sus amistades en el mundo Heidi. Efectivamente, dios los cria y ellos se juntan. Sus amigos eran también gente simple y rudimentaria, dejándome a mi solo ante el peligro, sin ningún cómplice con el que comentar las idioteces y simplezas que sin mayores remilgos se iban soltando en aquella mesa, y con el diccionario Persona-Paleto siempre en marcha.
Intentaba hablar como ellos, utilizando sus expresiones, exagerando mi acento, para intentar dar una sensación de confianza, y en 2 minutos ya estaban en mi bolsillo, riéndome las gracias.
Lo mejor de todo es que allí nadie bebía ni fumaba, con lo que yo estaba disimulando con una sonrisa, muriéndome de ganas por dentro de zumbarme 4 cubatas, sendos porrazos de maría matadora, y desmadrar por lo sano bailando hasta que se me rompieran los huesos para acabar perforando a mi cita hasta que le salga el coño por la frente.
"Todo sea por follarse a Heidi" -pensé yo-, mientras escuchaba una aburrida conversación sobre oposiciones para ser policía del novio de su amiga. En ese momento decidí llevar la conversación exterior por un lado, siento encantador e interesándome por todas las subnormalidades que decía la parejita amiga, y la interior, partiéndome el ojete de lo simple que era aquella gente.
Llega el momento de la fiesta, vamos al lugar del crimen, y veo la tremenda fiestaca con un escenario de la ostia, un dj plantado en medio con luces, mil millones de watios de sonido, torres repartidas por todo el recinto con gogós cachondísimas, mil millones de personas enfiestadísimas y endrogadas a más no poder, y la de dios es cristo en zapatillas.
A todo esto yo estaba básicamente a dos velas (porque cuando le lanzaba algún dardo envenenado a la tipa esta, es que ni lo pillaba la hija de la grandísima puta), sobrio como una estaca, y menos enfiestado que Pocholo en una conferencia de Física Cuántica.
En ese momento decido ponerme manos a la obra y al llegar a la barra pedimos:
-"Una cocacola".
-"Un Trina".
-"Pues yo otro trina por favor".
Llega mi hora y con sudores fríos, sonrisa falsa y cara de poker, pido otra cocacola, que dicho sea de paso, mientras la bebía se me caían lágrimas de los ojos de sufrimiento y a la vez descojone, por la tristeza y lo absurdo del momento, porque debía ser la primer cocacola sola que me tomaba de noche desde que tengo 13 años.
Vamos a la pista de baile, y esta gentuza empieza a bailar como si hubiesen comido cuatro pastillas cada uno, y yo flipando y cortado con la situación. Decido hacer un gabinete de crisis interior para tomar una decisión sobré qué coño hacer, porque así a palo seco no me salía ni bailar ni pollas.
Aquí empieza mi verdadera noche surrealista. El plan era perfecto, la chica está cachonda, y yo me lo voy a pasar bien caiga quien caiga. Finjo que me llaman al movil, me voy al coche, me fumo un porro que dibuja una sonrisa en mi boca, y me vuelvo a la pista de baile.
Todo mejor, mucho mejor. Pero yo estaba ya con la boca seca y Heidi y sus amigos enfiestados al máximo, así que les digo que qué quieren, que voy a pedir, y me voy sólo a la barra, pido dos cubatas para mi y la mierda cocacolas pa ellos. Me bebo el primer cubata casi de penalty y me llevo el otro para la pista. Con el porro y la tontería me empiezo a animar y apuro el segundo cubata mientras hago un poco el mongolo bailando. El Club de Abstemios sigue a lo suyo, así que aprovecho un despiste para irme SOLO A LA BARRA y pedir otro cubata más.
Lo triste del momento es que para que no me viera el Club de Amigos de la Ley Seca voy medio agachao, y me zumbo el cubata semiagachao en la barra mirando para todos lados para que no me pillen, por un lado flipando con lo bajo que puedo llegar a caer y por otra parte despollándome de la risa con la situación de niño de 14 años en un cumpleaños con padres.
Vuelvo a la pista cubata in hand, ya animadillo, y me presenta a más amigas. Estas son del Club Sobrio de Mordor, así que en confianza me echo unas risas con ellas porque estaba claro que la mía era la puta joya de la pandilla: joven, rubia, guapa, cachonda y universitaria, y no gorda, fea y cajera del Carreful como sus amigas.
En estas paso a la acción y me arrimo a mi pareja. Bailoteando con ella le digo al oído... "oyee... mira... vamos palante a ver al dj ahí al escenario" (recordad que estaba hablando su idioma). El mundo se detiene y se acerca el momento de la verdad: me dispongo a atacar a Heidi sin piedad, medio fumao, medio borracho y completamente cachondo.
Empiezo a bailar más apretao y veo que ella no se aparta. ¿Buena Señal? No lo se, su cara es la misma que la de un conejete cuando le das las luces largas con el coche. Pero lo bueno es que no se aparta así que luz verde para seguir con el ataque. Me pongo detrás de ella, con mis manos en sus caderas, acercando mi cara a la suya.
La situación no podía ser más excitante... estaba con Heidi, a la cual le había dicho que era el hombre más sano del planeta, pero se la había estado pegando fumando y bebiendo a sus espaldas, estaba intentando cepillármela, y ella como un cervatillo sin saber qué hacer... Esa niñata blanquita, inocente, pura, tenía mis manos en su vientre, subiendo hacia sus tetazas, empezando a tocar carne, con nuestras caras juntas, así que sin pensármelo dos veces le como la boca y le sobeteo los melones por encima. AAAHHHHH dios mío me sentía como un niño de 13 años... se me puso dura como un caballo.
Ella se dejaba hacer más o menos, pero en un momento dado aparece el hijo de la grandísima puta del novio de su amiga, con la susodicha novia, así que Heidi se corta y empieza a bailar conmigo más separado, y yo queriendo morderle el cuello pero visualizando mi imagen esposado por la Guardia Civil me a sabiendas que YO le iba a llevar de vuelta a su casa y que tendia mas oportunidades.
Lo peor de todo este tema, es que la perspectiva de follarme a Heidi había anulado toda expectativa de pasar de esta peña y montarme la fiestaca con alguien decente, e incluso con alguna guarrilla endrogada, como había previsto al principio. El morbo que me estaba dando todo aquello me tenia atrapado por completo.
Amigos, el resto de la noche me la pasé manteniendo el pedo a base de cubatas clandestinos, hasta que el Club de Amigos del Agua decidió batirse en retirada.
Serían como las 3am y lo único que pensaba mi cerebro era de qué manera humana sería posible follarse a Heidi.
El camino de vuelta fue bastante patético. Conduciendo borracho y fumado, empecé a pensar qué podría abrir la llave del Paraíso, así que intenté todo tipo de estrategias mayormente patéticas a la par que infructuosas. Puse el aire acondicionado a 30 grados, haciendo del Audi de mi hermano un horno sobre ruedas. Le ponía la mano en la pierna y le decía que me la agarrara (la mano) para que no me quedase dormido y empezaba a sobetearle a ver si se calentaba... pero NO amigos... Heidi era igual de simple que de fria, y nada parecía excitarle. Incluso le puse la Radio Galega con cánticos folklóricos regionales a ver si le recordaba a su puto pueblo y se animaba, pero nada.
Al llegar a su casa, intenté el último y desesperado ataque pero la muchacha se despidió igual de inocente, pura, virginal e insultantemente agradable que como había entrado en aquel coche.
Tras el porro y pajote de rigor al llegar a casa, llamé a mis colegas despollándome de lo patético que había sido yo y de lo rara que era la chica, y fin de la historia. Aun la tengo en msn por lo que pueda pasar, y de vez en cuando le digo cosas como "te quiero" :D