Victor I
Freak
- Registro
- 24 Ene 2006
- Mensajes
- 6.885
- Reacciones
- 44
En la quietud de la noche, la casa silenciosa, la televisión dormitando apagada, la calle languideciendo solitaria más alla de los cristales de la habitación, me viene a la memoria una anécdota intrascendente, que sin llegar a la categoría de las que pretende recoger el presente hilo, al menos se escora ligeramente hacia ese territorio tan agradecido lo curioso.
Los prolegómenos son los mismos que en tantas otras citas relatadas anteriormente. Mañana de domingo infinitamente aburrida, perdiendo las horas delante del ordenador en busca de una paja salutifera y redentora, decenas de intentos de contactos en el chat habitual y finalmente una supuesta mujer que tan saturada de tedio y desolación como yo por aquel tiempo, entretiene sus horas vacías chateando conmigo. Sin demasiados miramientos, hastiado y erecto, le propongo una ciberpaja a través de la webcam. Me dice que ella prefiere el cara al cara, asi que intercambiamos móviles, y sin saber cual era su aspecto, hubiera aceptado en cualquier caso, nos citamos para vernos esa misma tarde.
Incluso la más puta entre las putas prefiere tener una coartada, justificarse con un algo más, asi que por aquello del pudor y la necesidad de aparentar ciertos modales quedamos para ver primero una película y despues "ya se verá" A la hora indicada, en el lugar señalado nos plantamos mis cojones, mi desesperación y yo. A la hora indicada, en el lugar señalado, una oronda y avejentada treintañera me busca con la mirada. Es ella y soy yo. La pareja del año. Sonrie, se acerca sofocada, sudorosa. ¿Porque no? Pienso mientras nos aceramos a la taquilla. Una mamada, en la oscuridad de las butacas, una despedida cortés e inequívoca y vuelta a casa sin esperar a que termine la película. Ese era mi plan.
Por desgracia ella lo queria todo. Queria polla y queria subvención. Asi que a la hora de pagar las entradas me dice que no tiene dinero, que se ha olvidado el monedero en casa. La miro, devuelvo las entradas a la taquillera. La doy dos besos y nos despedimos. Estuve a punto de invitarla. Al llegar a casa me hice una paja en su honor, imaginandomela agachada sobre mi polla, subiendo y bajando como una bomba de petroleo. En mi fantasia, despues de correrme, al marcharme, ella me sonrie y me dice "gracias por la entrada" Yo la devuelvo la sonrisa, la beso en la frente y me despido con "me han encantado la película" . Dos años despues, volví a quedar con ella.
Los prolegómenos son los mismos que en tantas otras citas relatadas anteriormente. Mañana de domingo infinitamente aburrida, perdiendo las horas delante del ordenador en busca de una paja salutifera y redentora, decenas de intentos de contactos en el chat habitual y finalmente una supuesta mujer que tan saturada de tedio y desolación como yo por aquel tiempo, entretiene sus horas vacías chateando conmigo. Sin demasiados miramientos, hastiado y erecto, le propongo una ciberpaja a través de la webcam. Me dice que ella prefiere el cara al cara, asi que intercambiamos móviles, y sin saber cual era su aspecto, hubiera aceptado en cualquier caso, nos citamos para vernos esa misma tarde.
Incluso la más puta entre las putas prefiere tener una coartada, justificarse con un algo más, asi que por aquello del pudor y la necesidad de aparentar ciertos modales quedamos para ver primero una película y despues "ya se verá" A la hora indicada, en el lugar señalado nos plantamos mis cojones, mi desesperación y yo. A la hora indicada, en el lugar señalado, una oronda y avejentada treintañera me busca con la mirada. Es ella y soy yo. La pareja del año. Sonrie, se acerca sofocada, sudorosa. ¿Porque no? Pienso mientras nos aceramos a la taquilla. Una mamada, en la oscuridad de las butacas, una despedida cortés e inequívoca y vuelta a casa sin esperar a que termine la película. Ese era mi plan.
Por desgracia ella lo queria todo. Queria polla y queria subvención. Asi que a la hora de pagar las entradas me dice que no tiene dinero, que se ha olvidado el monedero en casa. La miro, devuelvo las entradas a la taquillera. La doy dos besos y nos despedimos. Estuve a punto de invitarla. Al llegar a casa me hice una paja en su honor, imaginandomela agachada sobre mi polla, subiendo y bajando como una bomba de petroleo. En mi fantasia, despues de correrme, al marcharme, ella me sonrie y me dice "gracias por la entrada" Yo la devuelvo la sonrisa, la beso en la frente y me despido con "me han encantado la película" . Dos años despues, volví a quedar con ella.