Elmer Batters
Veterano
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- 16 May 2009
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arte fotografico
Son ustedes carroña, y jamás sabrán lo que es amar.
Año 1997. Pongo un anuncio en un periódico gratuíto, en la sección laboral.
Se precisa señorita modelo para sesión de fotografía artísitca. Edad mínima, 30 años. Indecisas o sin experiencia, abstenerse.
Aún me lo sé de memoria, porque lo puse muchas veces. La afición, ya se sabe.
Me llama una señorita con voz carajillera.
-Era pa informarme y eso.
-Correcto. ¿Tiene usted experiencia?
-Hombre, ni mucha ni poca... Lo mejor sería que nos viéramos, porque yo tengo bastantes más años de lo que usté pide. Y de paso, pues pa saber de qué va esto y tal...
-No se preocupe usted, la espero en tal sitio y hablamos.
Esperaba alguna exhippie trasnochada, de las de la bicicleta con el cajoncito atrás, el sobaco peludo y olor a pachulí. Tampoco le hubiera hecho ascos, la verdad.
Viene una maruja con aire de marquesona, un peinado a lo Isabel Tocino, traje de chaqueta marrón y tacones imposibles.
-Te digo la verdad, yo experiencia no tengo. Pero como soy separada y con dos hijos, pues me hace falta el dinero. Bueno, aunque por el dinero sólo no es. A mí es que me gustan mucho los afotos y eso. Podriamos hacer una prueba. ¿hay que desnudarse del todo?
Disimulando mi entusiasmo lo mejor que pude, la llevé a mi centro de operaciones, que estaba cerca. Cargué una Rolleiflex de 1955 con un rollo en blanco y negro y encendí los focos. Algo me decía que habia que andarse con tiento, no la fuéramos a cagar. click, click, click
-Oye, oye, las bragas no. Que esto es una prueba. Ay, por Dios.
-Qué bien lo haces, si pareces talmente una modelo.
Había que sujetar los caballos; si la tipa estaba esquizo o algo, se podría montar un cirio. No sería la primera vez. Así que media docenita de fotos pajoteras con las bragas a medio muslo, y a llevarla a su casa.
Me llama a los dos dias y me dice que quiere ver las fotos. Le hago un par de copias de las más aseadas y me voy para su casa. Me presenta a sus dos hijos, dos pijastres con el pelo engominao y casi de mi edad.
-Chicos, ahí os he dejao la cena, ahora guelvo.
Subimos al coche.
-Qué barbaridad de afotos, y pensar que me las ha hecho un chico tan jovencito.
-Arf, arf, arf. mfff, mffff, mmmfff plis plas plis plas.
Mamada, foyada, facialización y sesión de spankings a la tenue luz del techo del Ford Escort.
El año pasado la vi cogidita del brazo de un señor mayor. En el Carrefour.
FIN.
Son ustedes carroña, y jamás sabrán lo que es amar.
Año 1997. Pongo un anuncio en un periódico gratuíto, en la sección laboral.
Se precisa señorita modelo para sesión de fotografía artísitca. Edad mínima, 30 años. Indecisas o sin experiencia, abstenerse.
Aún me lo sé de memoria, porque lo puse muchas veces. La afición, ya se sabe.
Me llama una señorita con voz carajillera.
-Era pa informarme y eso.
-Correcto. ¿Tiene usted experiencia?
-Hombre, ni mucha ni poca... Lo mejor sería que nos viéramos, porque yo tengo bastantes más años de lo que usté pide. Y de paso, pues pa saber de qué va esto y tal...
-No se preocupe usted, la espero en tal sitio y hablamos.
Esperaba alguna exhippie trasnochada, de las de la bicicleta con el cajoncito atrás, el sobaco peludo y olor a pachulí. Tampoco le hubiera hecho ascos, la verdad.
Viene una maruja con aire de marquesona, un peinado a lo Isabel Tocino, traje de chaqueta marrón y tacones imposibles.
-Te digo la verdad, yo experiencia no tengo. Pero como soy separada y con dos hijos, pues me hace falta el dinero. Bueno, aunque por el dinero sólo no es. A mí es que me gustan mucho los afotos y eso. Podriamos hacer una prueba. ¿hay que desnudarse del todo?
Disimulando mi entusiasmo lo mejor que pude, la llevé a mi centro de operaciones, que estaba cerca. Cargué una Rolleiflex de 1955 con un rollo en blanco y negro y encendí los focos. Algo me decía que habia que andarse con tiento, no la fuéramos a cagar. click, click, click
-Oye, oye, las bragas no. Que esto es una prueba. Ay, por Dios.
-Qué bien lo haces, si pareces talmente una modelo.
Había que sujetar los caballos; si la tipa estaba esquizo o algo, se podría montar un cirio. No sería la primera vez. Así que media docenita de fotos pajoteras con las bragas a medio muslo, y a llevarla a su casa.
Me llama a los dos dias y me dice que quiere ver las fotos. Le hago un par de copias de las más aseadas y me voy para su casa. Me presenta a sus dos hijos, dos pijastres con el pelo engominao y casi de mi edad.
-Chicos, ahí os he dejao la cena, ahora guelvo.
Subimos al coche.
-Qué barbaridad de afotos, y pensar que me las ha hecho un chico tan jovencito.
-Arf, arf, arf. mfff, mffff, mmmfff plis plas plis plas.
Mamada, foyada, facialización y sesión de spankings a la tenue luz del techo del Ford Escort.
El año pasado la vi cogidita del brazo de un señor mayor. En el Carrefour.
FIN.