Ya relaté una vez una experiencia con un guapo desconocido al que le iban los consoladores de gran tamaño(para usarlos en él) pero ahora contaré la peor experiencia que he tenido con un español en mi vida. Si, nenes, he tenido las mejores y peores experiencias con los de esta tierra y no me explico porqué pero no sabéis lo que es el término medio, o locos o cursis.
Había llegado yo a mi temprana edad, apenas 18, con mi mochila al hombro, sin apenas manejarme con vuestro castellano, con el dinero justo, un contacto de una amiga para trabajar y sin saber muy bien donde me metía, que seguramente sería mejor de donde venía. Llego al aeropuerto, donde ya para llevarme al centro de Madrid, el taxista(esto lo sabría año y medio después cuando ya conocía la ciudad)me hizo de guía turístico y me cobró media fortuna en taxi, piqué como buena guiri.
Camino, pregunto,gracias al señor entre mi acento y mi camiseta escotada, la gente se sentía bastante predispuesta a ayudarme a encontrar la calle. Para los que no sóis de Madrid o no lo sepáis, la calle en cuestión estaba por la zona de la plaza Luna, cerca de Callao, nido de drogadictos, putas, chulos y vete tú a saber qué más. Pues serían las 22 30 bien entradas, cuando me interno por donde me ha señalado un chico muy majo de un bar próximo hacia la calle, con la esperanza de que ya que es un bar al que voy a pedir mi trabajo y conocer a mi contacto, no me ocurra nada en una plaza poco iluminada y con gente "extraña" por decir algo.
Ni tres pasos que doy, y se me cruza un drogas. Insiste en que le de algo, no le doy ni las buenas noches, al obsequiarle con improperios en italiano, como no, la cago hasta el fondo, jovencita, guiri y sola, 2+2=diana. Pasa de pedirme a intentar quitarme, el chico del bar por fortuna sale al encuentro, y es que se había quedado fuera no muy seguro de mi situación. Me insta a ir al bar, tomar algo y tranquilizarme. YO insíto en ir a la dirección que tengo, solo quiero llegar al maldito bar, encontrar al maldito primo de mi amiga y tener cierta cercanía o seguridad para dar con mi piso sin problemas. El chico me acompaña. Llegamos al sitio, él extrañado me pregunta a qué me dedico, modelo, me mira más raramente aún y mira el local(esto ya me debía de haber dado pistas pero yo solo podía pensar en los drogadictos que seguían alrededor y que me estaba meando en las bragas por salir de ese agujero) Se encoge de hombros, y me deja a mi suerte diciéndome que sí, que es la dirección, pero que es un pub.
Me adentro, pregunto en la barra por Oscar, nada. Sigo esperando, pregunto a un portero enooorme, nada. Nerviosa, donde coño voy a dormir hoy, temblorosa, no salgo afuera de nuevo ni muerta hasta que no amanezca, desorientada, la clientela de aqui es un tanto...extraña, muchas chcas, muchos hombres mayores, y resultona, y es que tenía las mismas pintas que un rinoceronte en mitad de una manada de leones, desentonaba por todos lados, iba vestida de viaje, vaqueros camiseta, sudada despeinada, con mochila, ojeras, ganas de morirme en una cama y sin saber hablar bien, lo tenía todo, además de una guía para tontos para manejarme por madrid xD bendita guía
Aparece el famoso Oscar(luego resultó no ser Oscar) me dice que pase a su despacho, un cuarto donde la peste a tabaco y alcohol era proporcional a sexo. Me pide el pasaporte para guardármelo, WHAT?!?!, le digo que no, joven sí, mona también, tonta ni de coña(aunque maldita la hora de mi inocencia en creer que ahi alguien era buena persona)se pone agresívo diciéndome que no me lleva a ninguna parte ni me da trabajo si no se queda con mi identificación. Me niego, y se monta. Gritos improperios, un momento en el cual me agarra, entra uno de sus chicos, le anuncia: Manu, tranquilo, que se os está escuchando fuera, tio, Manu déjala que la guiri te la lía, etc etc
Al escuchar Manu, se me caen las bragas, las lágrimas y hasta el alma al suelo. De un tirón me suelto de la mano del chico, salgo corriendo dejando mi mochila atrás y de nuevo en la calle no me detengo hasta darme de bruces con el chico del bar. Gracioso, porque según me relató después, fui la visión erótica más preocupante de su vida, en el suelo, el pelo por la cara, sollozando, la delantera casi al aire y atesorando mis papeles como si la vida me fuese en ello.
Estuve el resto de la noche contándole mi vida, y al final de esta, no sé ni como después de todo me dejé convencer, me fui con él a su casa. Era el único desconocido extraño al cual no temía en aquel momento y aunque era una locura, en ese momento solo quería salir de la calle. Casa acogedora, humilde, era estudiante de economía, trabajaba de camarero y quería sacarse un máster al terminar. Fotos con muchos amigos, familia, muchas sonrisas, en resúmen, acogedor. Me acomodó en su sofá después de que yo me negase en rotundo a dormir en su cama y él en el salón, bastante había hecho ya. Yo en aquel entonces, era bastante confiada, y después de tanta conversación y gestos por su parte, no veía ninguna maldad en él. Noté ciertas tentativas o dudas sobre mí, no era tonta, yo sé el físíco que gasto y claramente la situación, si no fuese por la noche de mieeeerda que había pasado, hubiese dado a morbo como poco. Pero no, yo no estaba para tontear, sino para dormir y pensar mañana qué hacer con mi vida.
Lo que no esperaba, y aqui amigos viene el momento clímax después de la historia lenta y aburrida que os cuento, es lo que sucedió a continuación. Madrugada, el aire fresco entra por la ventana, y yo, que después de pensarlo detenidamente, me quedo en ropa interior bajo una manta que me ha proporcionado, escondiendo claro la ropa debajo de forma que no se intuyese mi desnudez por si amanecía él antes, no fuese a dar situación que no deseaba. Noto en mi sueño, fresquita y por fin en la gloria del descanso algo húmedo que me salpica en la cara y en el hombro. Mi primera reacción es tocarme y a oscurar pensar que es el techo, a lo cual me doy cuenta de dos datos importantes: la manta está ahora en mi cintura(podría haber sído yo en mi sueño) y hay una silueta oscura frente a mi inmóvil. Segundos, pero me parecieron eternos, me quedé mirando esa oscuridad que se tornaba más negra que el fondo de la ventana y que poco a poco tomo la forma de un tio. Me levanté aterrada, encendí la luz mientras escuchaba a mi espalda como el chico en cuestión me pedía que no lo hiciese y ya comenzaba a disculparse y decir tonterías como: puedo explicarlo...(acaso hay que explicar que te has hecho una paja mirándome cabrón y te la has terminado sobre mí?!?!?!)
Cogí mi ropa, no sin tirarle medio apartamento encima para que no se acercara y salí a la calle, nuevamente.
Sé que no es una cita a ciegas pero se podría interpretar igualmente, ´me fui a casa de un semidesconocido y me salió de culo, el resto es historia