Uncle Meat rebuznó:
En mi casa ya me he encontrado dos terribles escolopendras en el suelo, masacradas por este otro terrible bicho del averno:
No sé cómo se las arregla pero se carga todo bicho viviente, y ni un puto rasguño

.
Dónde coño vives para encontrar 2 y dentro de una casa? Que me acojona bastante eso de que estés a menos de 20kms.
Habeis tocado todos los palos, joder. A ver si no me dejo ninguno.
Para empezar, hoy mismo me ha mirado a los ojos un ratoncillo. Estoy haciendo un trabajo por unas galerías tirando cable y en una espera lo veo aparecer entre tubos y canaletas, corriendo y cruzando de un sitio para otro pero viniendo hacía mí. Me quedo quieto y lo espero con paciencia. Cuando ha llegado a mis pies, la levantado la cabeza, olismeado un rato y ha seguido su camino porque por lo visto no le interesaba.
Después de este anectodón, lo de la escolopendra tengo que decir que me tiene un poco traumado desde que vi una medio muerta. En una canalización de agua la vimos flotando boca arriba. Yo que soy del mismo centro, era la pimera vez que veía eso, pero los que estaban conmigo parece ser también, uno cogió un palo y la sacó del agua. En cuanto se notó en tierra se dio la vuelta en un segundo y se fue bastante rápido. Fue verla moverse y un instinto o algo ancestral me dijo que aquello no era muy amistoso. Me puso en alerta. Al cabo de los años vi un video de una en youtube de casualidad y ahí fue además, donde aprendí su nombre.
De pequeño me juntaba con un par de gañanes de mi barrio que siempre han tenido muy dentro eso de ser Curros de la vida. De hecho, y ya le pregunté, uno de ellos es forestal ahora, y los he visto algún que otro sábado con sus escopetas y sus trajes preparándose para ir a cazar. Pues por aquella época nos aficinamos los tres a bajar al río Genil a la altura de La Inmaculada, que hoy día ya está bastante civilizado pero entonces era el culo del mundo y un vergel de fauna. Allí cogíamos lagartos de medio metro (de cola a boca), y no exagero. Llevabamos una bolsa grande con cajas de madera que uno de ellos tenía para estas cosas. Un día especialmente bueno, pillamos tres y nos los repartimos, aunque yo no quería, quedaron en que con uno por cabeza ya bastaba y no era cuestión de soltarlo. Como pude lo metí a escondidas en casa y debajo de la cama. No pegué ojo oyendo al puto bicho removiéndose sin parar en la caja, pensando que en una de esas pudiera mover la trampilla y salir. El otro era más de pájaros, que también cazábamos, junto con víboras, lagartijas, etc. Pues al tío se le daba tan bien que llegó a amaestrar un gorrión desde pequeñito. Lo dejaba suelto por casa y de grande con las ventanas abiertas y no se iba, se le posaba encima cuando quería y le hacía caso como si fuera un loro.
En cuanto a las fobias, no es fobia en sí pero con las cucarachas no puedo. Me dan mucho asco. Como la comida de lolitonta. Una noche en la playa se me plantó una enorme en la TV, de las que vuelan, la pulvericé con Cucal o algo así con tan mala suerte que no vi exactamente para donde salió. No dormi tranquilo pensando que estaba a su aire por allí. Al día siguiente puse a toda la familia a mover toda la casa, centímetro a centímetro buscándola. Pero creo que salió igual que entró, por la ventana.