El Comisionado rebuznó:
Ahora que cada uno conoce la franquicia que defendera en los PlayOffs, se valorara positivamente una impresion personal acerca del equipo y lo que representa en tu alma foril.
Lejos de querer ganar ningún tipo de favor administrativo, porque no nos engañemos, todos sabemos que mis Clipps van a ganar el anillo, provocando banes como panes, sí me gustaría evidenciar ante mis queridísimos rivales que, los Clipps, al igual que los Knicks, son los dos únicos equipos made in PL.
Dicho lo cual, esbozo muy brevemente lo que son los Clippers para mí. No descubro nada nuevo si digo que soy un perdedor, uno de esos tipos a los que la vida le bendice con la tranquilidad y el sosiego de saber que, haga lo que haga, no vencerá. Así pues, ante nada que perder y todo que ganar, me siento atraído por el implacable magnetismo de todo aquello que rezuma un mínimo de vencimiento, llegando a límites insospechables como en este caso, son los Clippers. Recuerdo que por el año 98, con 10 años exactamente, me disponía a seguir el draft de la NBA. Muchos rumores sacudían el universo baloncestístico por aquel entonces, aunque yo, como es evidente, no sería consciente de ello hasta años después. Recuerdo que me arremolinaba ante la radio y esperaba el momento en que mi mala suerte, amiga y compañera de viajes hasta ese momento, se difuminase por entre las ondas hertzianas hasta menguar por completo, dando paso a una época próspera donde las chicas comenzarían a fijarse en mí -jajajaja, sí, claro, jajajaja- y cantidad de despropósitos sociales y vitales que me niego a relatar porque vomitaría yo mismo del asco. Recuerdo que mis esperanzas estaban puestas en un tipo llamado Olowokandi, candidato indiscutible a ser número uno del draft por los Ángeles Clippers, equipo salpicado por la desgracia y la desdicha desde su fundación, pocos años antes de que yo fuese alumbrado. Así que yo, tentando a mi pobreza vital, y en un alarde de valentía sin límites, arriesgué como nunca antes lo había hecho, y aposté por Olowokandi. Sabía que él me llevaría de la mano y que a su lado nada malo podría pasar, por muy pedófilo que suene

. Él sería la primera piedra que cambiaría el rumbo de la franquicia perdedora por antonomasia, y por ende, también cambiaría mi vida, volteándole de tal manera que lo que antes era penumbra ahora sería claridad infinita. Todo acabó con Olowokandi haciendo el mayor de los ridículos sobre las canchas y siendo recordado como una de las peores primeras elecciones de todos los drafts realizados en la historia de este bellísimo deporte. A mí me salieron granos, el pene no me crecía, comenzaba a sufrir de una incipiente alopecia -¡¡Con 11 años!!- y mi cuerpo se deformaba a pasos agigantados, llegando a la obesidad extrema. ¿Por qué soy de los Clippers? Joder, pues porque soy un perdedor y he visto que con este gilijuego mi vida puede cambiar de nuevo.
¡¡¡Go Clippers go!!!