PRIMERA PARTE: NOCHE
Esta vez finjí yo el orgasmo. Fue fácil, el típico gruñido, apretón en los hombros y retirada rápida del condón aprovechando la oscuridad. La verdad es que iba muy ciego y no podía correrme, así que ¿para qué cansarme? Era una de esas noches calurosas en las que no puedes dormir. El techo giraba, ella daba vueltas a mi lado y yo veía todo como una película codificada, a jirones grises. Demasiada cerveza en mi cabeza, dijo un poeta.
Lo peor que puedes hacer entonces es pensar. Normalmente me hago una paja como puedo, guardo la servilleta bajo la cama y me tumbo boca abajo hasta dormirme buscando la zona fríade la sábana. Pero el calor era insoportable y ella quería abrazarme, tenerme, quererme, estirar mi pelo, atraparme, hacerme suya, jadear en mi oído, morderme. Hicimos el amor a medias y a medias se quedó, como nuestros vasos, donde la espuma se aferraba al cristal cada vez más.
No dejaba de pensar en Natalia.
SEGUNDA PARTE: TARDE
Me levanté temprano y me quise tapar. Tenía frío y ella toda la sábana, que se mezclaba con su pelo revuelto, borroso y del color de la madera. Me senté despacio en la cama, con los ojos cerrados y oliendo a látex; desafiando mi dolor de cabeza fui al baño y me lavé con jabón, pero el olor no se iba. Me metí en la ducha y puse el agua caliente. Me desperecé, crujió mi hombro, debía de ir al fisio algún día. Tal vez mañana. Meé en la ducha, directamente al desagüe para que no oliera.
- Tontiiiiiii -- Dijo a través de la mampara. Hice como si no la oyera.
- Oye, pavo -- Abrió la cortina y me sonrió. - ¿Qué no me oyes?
- No, estaba empanao. Joder, anoche bebimos mucho -- Quise sonreir. Cojí la toalla y empecé a secarme el pelo para no mirarle a la cara.
- Po sí. Anda, vente un ratito que tengo frío...
- Oye, tengo que irme. Ya sabes.
- Bueno, pero por un poco no pasa nada...
- No. -- Estaba desnudo frente a ella y tuve miedo. Me estaba mirando a los ojos, me atravesaba. -- Mira, cariño, --la abracé -- tengo que aprobar, ya sabes. Es la última y termino. -- La besé en el cuello sin cerrar los ojos, clavándolos en el espejo empañado.
- Bueno, venga. Ala, tira p'allá --Sonrió y me dió un cachete en el culo -- ¡Ays, que te lo como tó!
- Tonta -- sonreí y agaché la cabeza mientras me vestía.
Mochila, caricia, beso con lengua, ascensor, luz, ruido, autobús. Televisión en el autobús.
Llegué a casa y tiré las llaves en el sofá. Mis padres aún no habían llegado. Me quité las zapatillas y puse la tele por inercia. No tenía ganas de estudiar, pensaba en los ojos de Natalia, en la forma de sus cejas y el olor de su aliento. Comencé a masturbarme pensando en ella. Fue algo animal, brusco, obligado. A punto de correrme, busqué una servilleta en los pantalones. Sonó el móvil. Era Natalia. Aplacé el orgasmo y me concentré en la forma de sus dientes, en el color de su escote, en cómo se le erizaba la piel cuando se ponía cerca de una ventana.
En el olor de su aliento.
Me corrí. Torpe, culpable, triunfal, me volvía a poner los calzoncillos tratando tristemente de tapar mi erección.
Fui a la nevera, busqué el abridor y me bebí una cerveza mientras veía el resumen de la jornada. Apagué el movil y cerré los ojos.
TERCERA PARTE: SIESTA
Noche fríada y en bufanda apretoprime fumo por la nariz mientras la gente fijándome los ojos por el paseo marítimo tornazulándose Monkeysland y metrónomos plátano bailan acompasados. Llego al organillero y se ríe mellado riepregunta qué hago aquí Cobain retalocurándose paga seis euros al organillero enflequillado al Final Fantasy precoz una y otra vez una y otra vez y frustramasturbándose impotente el organillero le echa el aliento frotándose los dos por dinero recomplejizando amigo dame un euro me bajo los pantalones por código fuente y me trompicayéndome pensandofrío. Cobainizo del Madrid y Guillermo Tell no le gusta bandera en las zapatillas rojapagadas Torremolinos Gandía Benidormado rubias emborrachapatéticosinfames tristesalientando olor pegajoso ALIENTO Natalia tiki
CUARTA PARTE - REGALO
- ¡Takaaaaa, Salinas! -- grita el televisor.
Escucho la voz del calvo de la pajarita. Me cruje el pecho y me duele el pelo, ya ha oscurecido. Enciendo el móvil y tengo 3 perdidas, una de ella, dos de Natalia. Borro los mensajes y me levanto. Apago la televisión.
Foro, vistazo, pitillo, pienso en hacer algo por ella.
Abro el Photoshop y el Premiere. Busco la foto de la cámara. Desde que la ví en casa de mi abuela, cuando era un niño y tenía que ponerme de puntillas para llegar a la alacena y disfrutar de su magia, he tenido ganas de tenerla. Cuando mi abuela murió, me llevé la pequeña cámara de fotos de plástico rojo apagado. Con solo apretar un botón estaba en Benidorm, o en Gandía, o en Torremolinos, y vuelta a empezar. Miraba hacia la bombilla con el cable al aire, las paredes encaladas verdes, el teléfono rojo en el que giraban los números.
Voy a hacer un corto. Soy una persona sensible y ella lo tiene que saber. Busco algo de música sensible pero a la vez desconocida, porque soy una persona interesante. Belmonde y el Sr. Puercoespín es antigua y preciosa. Tengo un montón de fotos antiguas, señoras mirando a la cámara con bañadores de flores, niños con flequillo, neveras de plástico azul, bikinis pequeños como las bragas de Sigourney Weaver en Alien, señores calvos fumando, pelo en pecho.
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PARA TÍ. No, muy obvio. Además, ella ya sabe que tengo novia. AS TIME GOES BY. No lo va a pillar. RECUERDOS. Joder, parece una canción de Julio Iglesias. AÑOS 60. Sí, pillará el guiño de Los Piratas. Me hace una perdida. Se la devuelvo.
Edito y me dura 2 minutos. Espero que le guste. También se lo diré a Natalia. Algún día quedaré con ella y le invitaré a tomar un café. Me gusta cuando huele a chocolate y se reclina en los sillones del Starbuck's. Le daré algo para que lo lea sólo para que se ponga las gafas de pasta negras y le diré que estoy cansado de la vida que llevo, que no quiero saber más de la otra.
Que me encanta cómo se eriza su piel cuando está al lado de una ventana. Que dibujo su pelo.
Que la quiero.
Tal vez se lo diga mañana.